Ciudadanos se topó el pasado jueves, un día después de la dimisión de Cristina Cifuentes, con una nueva encuesta que les vuelve a regalar los oídos: si se celebraran ahora elecciones en Madrid pasarían a ser la primera fuerza política triplicando casi sus escaños, mientras el PP se hundiría.
El sondeo de El País, aunque fue elaborado antes de la precipitada –pero esperada– renuncia al cargo de la presidenta regional, coincide en buena medida con otro publicado apenas cuatro días antes por eldiario.es, de Celeste-Tel, que también sostiene que la formación de Rivera sería la ganadora de las autonómicas madrileñas en 2019.
Con estos datos en la mano, Ciudadanos se siente fuerte para continuar con la estrategia trazada en los despachos de la calle de Alcalá: marcar estos meses todas las distancias que puedan con el PP en la Asamblea regional, pese a permitir que sigan gobernando; atribuirse la caída de Cifuentes como propia, y desdeñar al PSOE como una “alternativa fiable” para Madrid, con ataques a Podemos y sus “líos internos”.
La idea en lo que se refiere al PP es similar a lo que están haciendo en Murcia tras la caída de Pedro Antonio Sánchez, quien dimitió tras ser imputado por el caso Auditorio. Es decir, no renovar el pacto de investidura con el nuevo gobierno conservador pero aprovechar que siguen siendo la llave para que prospere cualquier iniciativa que se someta a debate y votación.
Esta estrategia está ya decidida. Hasta el punto de que propio Albert Rivera ha declinado la posibilidad de hablar con Pedro Sánchez, quien le ha pedido que “recapacite” y una vez que ha decaído la moción de censura, apoye en la investidura a su candidato, Ángel Gabilondo, y no siga sosteniendo a un PP sumergido en “las cloacas putrefactas” de Madrid.
Más problemas para el PP
La imputación tanto del expresidente de Madrid Alberto Ruiz Gallardón como de Manuel Cobo por la compra presuntamente fraudulenta en 2001 de la empresa colombiana Inassa por parte del Canal de Isabel II, ha abierto otro frente al PP a escasos días de la festividad del 2 de mayo. Así que con este panorama la esperada recepción en la Casa de Correos de la Puerta del Sol va a parecer más un funeral que una celebración.
Los socialistas y Podemos van a aprovechar estas nuevas circunstancias para apretar más a Ciudadanos para que “reflexione” y rectifique sus intenciones. Pero dará igual porque el rechazo a Ángel Gabilondo es inapelable. De hecho, en Ciudadanos respiraron aliviados porque gracias a la dimisión de Cifuentes se han librado de tener que apoyar la moción de censura y dejar el gobierno regional en manos del PSOE hasta la cita con las urnas de 2019, lo que hubiera supuesto para los de Sánchez todo un trampolín electoral.
Entre tanto, las conversaciones con los populares se han abierto ya. El número dos del Gobierno,y presidente en funciones de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, llamó el pasado jueves a Ignacio Aguado para negociar el apoyo de su grupo a ese presidente “interino limpio de corrupción”, que quizá sea el propio Garrido.
Desactivar las acusaciones del PSOE y Podemos
A partir de ahí, el objetivo de Ciudadanos se centrará en desactivar las acusaciones de sus dos rivales en la Asamblea de que prefieren que siga gobernando un “partido corrupto” a apostar por la “regeneración”.
“Vemos a Gabilondo y al PSOE en general un tanto ansiosos por llegar al gobierno”. “Si [Gabilondo] quiere gobernar, tendrá que ganar las elecciones”, ha contraatacado Aguado.
El mensaje machacón de los de Rivera es que “el PP, nos guste o no, fue el partido más votado en 2015” y que “las elecciones se ganan en las urnas y no en los despachos”.
Además, en Ciudadanos insisten en que si apoyan al PP estos meses es para garantizar que se hable de “de políticas sociales”; para impulsar las Cercanías, “que sigue llegando mal y tarde”, y que el debate se centre también en “los centros de salud y los centros educativos pendientes de construir en la Comunidad de Madrid”.
Los planes, pues, son utilizar el tiempo que queda hasta la cita de mayo de 2019 como precampaña electoral para afianzar la idea de que son el partido “de la estabilidad” y los únicos “que defienden los intereses reales de los madrileños”.
Previamente, en enero del año que viene, se convocarán las primarias. En el partido ha habido rumores de que Rivera se planteaba cambiar a Aguado –el nombre de César Zafra estuvo en boca de algunos diputados e incluso el de la misma Begoña Villacís–, pero fuentes autorizadas de la dirección aseguraron recientemente a eldiario.es que el portavoz en la Asamblea sigue contando el respaldo del líder para repetir como candidato. “Está haciendo un gran trabajo”, valoran.
Aún así, hay quien todavía desconfía de que Rivera no decida de repente lanzar el nombre de un independiente para la capital, al estilo de Manuel Valls para la alcaldía de Barcelona, con la promesa de situar a Aguado en las listas al Congreso por Madrid en las generales de 2020.
Pero eso está por ver. La encuesta interna que encargó la dirección al estallar el escándalo del máster de Cifuentes guarda con celo ese 'secreto' sobre los resultados en torno a la valoración de los líderes madrileños.