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Ciudadanos se resiste a desaparecer y reivindica su pasado sin dirigentes de referencia

Los nuevos dirigentes de Ciudadanos

Carmen Moraga

Madrid —

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Ciudadanos no quiere echar definitivamente la persiana pese al descalabro que ha ido sufriendo poco a poco en las urnas, que prácticamente les ha hecho desaparecer de todas las instituciones, salvo de unos cuantos ayuntamientos en los que aún cuentan con representación. Los pocos dirigentes que no han abandonado el barco han decidido continuar hasta que se acabe el remanente económico que les queda en la caja, que fuentes del partido cifran en más de seis millones de euros.

Con ese dinero la formación que fundó Albert Rivera en 2006 pretende resurgir de sus cenizas y resistir unos años más, aunque sin sus referentes y las cabezas visibles que fueron sus señas de identidad tanto en sus inicios como en el pasado más reciente, como el propio Rivera, su sucesora, Inés Arrimadas, o el exportavoz parlamentario, Edmundo Bal, ni su antecesor, Juan Caros Girauta –ahora eurodiputado de Vox–, ni los efímeros y últimos líderes, Patricia Guasp y el eurodiputado Adrián Vázquez –que representa en Bruselas ya al PP–, o la exvicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, hoy, como muchos otros de sus compañeros, trabajando en la empresa privada.

También han desaparecido del cartel los emblemáticos dirigentes que formaron parte de las primeras ejecutivas de Rivera, como el economista Luis Garicano, su pupilo Toni Roldán, Francisco de la Torre y Javiert Nart –quien, no obstante, repitió en las listas de las europeas–, o los exdiputados Miguel Gutiérrez, Guillermo Díaz y María Muñoz. Como tampoco están los líderes autonómicos que antaño lograron sentar a Ciudadanos en casi todos los Parlamentos regionales, como el catalán Carlos Carrizosa, el andaluz Juan Marín –que acabó echándose en brazos del PP, al igual que lo hizo el valenciano Toni Cantó, aunque con peor suerte–; o el madrileño Ignacio Aguado, así como los fichajes 'estrella' de Rivera: el propio Bal, Marcos de Quinto o Sara Giménez, entre otros. Uno tras otro fueron sucumbiendo ante el desangre electoral de Ciudadanos, lo que les llevó a alejarse del proyecto. Estos fracasos empujaron al partido a renunciar a concurrir a las últimas generales de julio de 2023. Uno de los pocos líderes que le quedaba 'vivo' a Ciudadanos era Francisco Igea, fue expulsado por la anterior dirección junto con Bal por las duras críticas que ambos vertieron contra la cúpula. La misma suerte corrió, pero por distintos motivos, el único presidente autonómico que la formación había logrado en Melilla, Eduardo de Castro.

Cañas, último cabeza de lista a las europeas, dice adiós

La última cita con las urnas a la que se presentó el partido fueron las europeas, en las que tampoco sacaron representación con el catalán Jordi Cañas liderando la candidatura tras la fuga de Vázquez. Precisamente Cañas, hasta ahora portavoz político del partido, se despedía de su cargo en la VII Asamblea General extraordinaria celebrada entre el 26 y 27 de este mes en Ciudad Real bajo el lema 'Cambiemos el Futuro', en la que fue ratificado como secretario general el navarro Carlos Pérez-Nievas, uno de los pocos antiguos cargos de la era Arrimadas que se mantiene fiel al proyecto. Al cónclave, eso sí, no faltó Carrizosa, que también se despedía, ni algunos de los fundadores del partido, como el periodista Arcadi Espada o el actor Albert Boadella cuya hija, Mariana Boadella, exportavoz de gobierno en el Ayuntamiento manchego, tomó posesión como secretaria de Organización, y quien en su intervención en el cónclave insistió: “Hemos sido capaces de cambiar muchas cosas, y seremos capaces de renacer y cambiar el futuro”. Una idea que repitieron machaconamente los nuevos dirigentes que siguen creyendo que Ciudadanos puede seguir siendo “útil” a la sociedad española, capaz de “transformar” España y de “afianzar un espacio político que destierre la forma de hacer y ser del bipartidismo” del PSOE y el PP. Según insistieron, en estos meses venideros la nueva dirección “sentará las bases para ofrecer al electorado un proyecto político a la altura de España”.

Además de los dirigentes ya citados, la nueva Ejecutiva estará integrada por Kevin Romero Navas, concejal en el área metropolitana de Barcelona, que se ocupará de la Secretaría de Comunicación; el ingeniero Carlos Rodríguez Alemany, que será el encargado de la Secretaría de Relaciones Institucionales; y María Vázquez Limeres, trabajadora de las instituciones europeas, quien asumirá la Secretaría de Movilización, Programas y Acción Europea. Caras absolutamente desconocidas para la mayoría de los pocos militantes que le quedan a la formación y para los antiguos votantes de Ciudadanos que les han dado la espalda.

“Hay dinero suficiente para aguantar hasta las municipales”

Con estos endebles mimbres la formación naranja piensa seguir adelante con intención de volver a presentarse dentro de tres años al menos a las municipales y quizá a las generales. Pérez- Nievas confirmó hace unos meses a esta redacción que el partido cuenta con “dinero suficiente para mantener una estructura sencilla y ser eficaces”. Aunque el navarro no quiso concretar cuál es el remanente de caja, fuentes que conocen ese dato aseguran a esta redacción que no baja de los seis millones de euros, lo que les da margen para continuar manteniendo su sede central en Madrid y pagar nóminas “modestas” a los principales dirigentes de la nueva Ejecutiva y a los pocos empleados que trabajan para la formación.

Todos ellos aseguran que salen de este último cónclave como “un partido unido” que en el pasado “cambió la historia” y que ahora tiene “la obligación de volver a hacerlo ante la deprimente situación política”. “El partido no se disuelve, se resetea”, sentencian.

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