La investigación parlamentaria contra Pedro Sánchez que el PP armó en el Senado con su mayoría absoluta cumplirá a finales de mayo dos meses de vida. Por ella han pasado algunos nombres señalados de forma directa o indirecta por la investigación judicial de las supuestas mordidas ilegales en la compra de material sanitario durante la pandemia: Salvador Illa, José Luis Ábalos, Santos Cerdán o Koldo Izaguirre, el asesor que da nombre a la trama. Pero el terremoto que preveían algunos dirigentes del PP que calificaron el caso como el mayor escándalo de la corrupción y anticiparon que sería el final de Sánchez está muy lejos de producirse. El PP ha optado por preparar una guerra de “meses” al Gobierno para intentar “influir” en su agenda.
La repercusión de esos primeros interrogatorios no está siendo la anunciada por la dirección del partido. La incidencia electoral en la primera cita ha sido nula. En el PP confiaban en limitar las opciones de Illa en Catalunya, e incluso que su posible implicación en la trama fuera utilizada contra él por sus aliados parlamentarios y rivales el pasado 12 de mayo. Nada de eso ocurrió y el exministro de Sanidad ganó en las urnas y está a la espera de poder formar gobierno. De momento, su futuro queda a expensas de la consulta que ERC ha planteado a sus bases.
La primera comparecencia que el PP programó en la Cámara Alta fue la de Koldo García. El partido fue a por todas. Y la presencia del asesor en el Senado generó una enorme expectación mediática. Pero el que fuera mano derecha de Ábalos en Transportes “se cerró en banda sin querer responder a nada”, admiten en el PP sobre sus expectativas.
Imputado por varios delitos en la Audiencia Nacional, García se acogió a su derecho a no contestar a la mayoría de las preguntas. De fuerte carácter, a Koldo García se le vio reprimirse en varios momentos. En otros tramos del interrogatorio salió a defender su honor, el de su familia y el de José Luis Ábalos. La senadora de UPN María Caballero aludió a unas declaraciones anteriores de García poniendo como ejemplo a José Luis Ábalos y asegurando que otros deberían aprender de él. “¿Qué deberían aprender?”, dijo la portavoz. “¡Lo mismo que usted!”, respondió el compareciente, quien ya conocía a su interlocutora de la política navarra.
La intervención del portavoz del PP, Luis Santamaría, gozó de la misma inflamación que otras de sus compañeros. Llamó “miserable” a Koldo y añadió: “A poco que haya justicia, usted no debería salir jamás de la cárcel”. García aprovechó para replicar: “Gracias a Dios no estaban ustedes [gestionando la pandemia]”. Luego se marchó, retando a los senadores a volverlo a citar cuando la justicia le declare “inocente”.
Ese primer día fue también turno de uno de los asesores de Salvador Illa en Sanidad, porque el exministro estaba en el Congreso. El PSOE y sus aliados han creado una comisión paralela en la Cámara Baja, y una se complementa (o contradice) con la otra.
“Cuando influyes en la agenda del Gobierno, es que estás haciendo las cosas bien”, señalan las fuentes del PP consultadas por elDiario.es.
Las comparecencias de Salvador Illa en el Congreso y en el Senado supusieron un exponente de la tónica general. Illa fue ministro de Sanidad en los primeros meses, y más duros, de la pandemia. Al Parlamento acudió con un extenso informe sobre la gestión de los contratos y su seguimiento. En el Congreso oyó del portavoz del PP, Elías Bendodo: “Tiene a la Justicia pisándole los talones”. En realidad, Illa solo aparece en el sumario del caso Koldo porque uno de los investigados descargó de Wikipedia su foto y junto a terceros aludió a él en una conversación sin que esté acreditado ni siquiera el contacto del ministro con ellos. Ni está investigado ni siquiera ha sido citado como testigo.
“Lamento que acuse con tan pocos datos”, replicó Illa a Bendodo. El candidato socialista a presidir la Generalitat actuó con el tono y la cadencia que le caracterizan y en ningún momento se alteró ante las gruesas acusaciones que se le formularon. Tampoco cuando el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, vino a inaugurar la sección ‘campaña electoral catalana’ en la comisión. Rufián se esforzó para mencionar un supuesto problema con un campo de golf que Illa tuvo como alcalde de La Roca del Vallès y ensayó varios tuits en sus intervenciones. “Tiene usted peor suerte que el Coyote contratando”, espetó al compareciente. Illa enmarcó la intervención del diputado en el clima preelectoral: “Le mentiría si le dijera que estoy sorprendido por su actuación”.
El tercer gran nombre de esta primera tanda de comparecencias era el de José Luis Ábalos, quien utilizó su intervención en el Senado para cuestionar tanto la propia existencia de esa comisión parlamentaria como de la supuesta causa de corrupción que lo había llevado hasta allí. “Yo no tengo claro que haya habido ninguna trama”, dijo. Se presentó como víctima de “un juicio paralelo donde no se respeta el principio de inocencia”, afirmó que no tuvo “ningún conocimiento” de las compras de material sanitario en los peores meses de la pandemia y negó presiones suyas para contratar con empresas concretas.
El que fuera secretario de Organización del PSOE y ministro de Transportes se mostró cómodo ante los vanos intentos de acorralarlo de los senadores de la derecha, incapaces de pillar en un renuncio a alguien con muchas tablas en política. De hecho, no eludió ninguna de sus preguntas, incluso las relacionadas con un asunto ajeno a la comisión como el encuentro que mantuvo en enero de 2020 en el aeropuerto de Barajas con la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez.
El papel de Javier Arenas
En el PP creen que las comparecencias sí darán réditos, pero en el largo plazo. En Génova sostienen que los interrogatorios de los senadores del PP han terminado en “contradicciones” entre los comparecientes citados, algunos de los cuales compartían departamento en los peores meses de la pandemia. También, señalan, han certificado que Koldo era algo más que un simple asesor. Según esa tesis, la comisión del Senado ha trazado una línea que permite al PP relacionar al asesor con Pedro Sánchez por su papel en las primarias del PSOE de 2017.
“Hemos conseguido revelaciones importantes”, sostienen estas fuentes, que defienden que “la comisión del Senado está prevista para que dure meses” y que “no hay que quemar todas las naves en menos de un mes”. “No tenemos urgencias para 'quitarnos comparecencias', como hace el PSOE en el Congreso”, concluyen.
El coordinador de los trabajos de la comisión es el secretario general del grupo en el Congreso, el más que veterano Javier Arenas, quien se ha convertido en uno de los principales asesores de Feijóo. Pese a no tener cargo orgánico, acude a las reuniones del Comité de Dirección de cada lunes.
Que la comisión del Senado no termina de tener la incidencia deseada por Génova parece claro. El Periódico desveló una reunión en la que Arenas reprochó a los senadores su labor, y durante las sesiones se ha puesto de manifiesto la falta de coordinación con el Congreso. Por ejemplo, cuando se destaparon esas “contradicciones” entre Illa y el que fuera su director de Gabinete, Víctor Francos, los diputados y senadores no se avisaron entre sí, por lo que ambos pudieron irse sin explicarlas.
Esa coordinación depende de Javier Arenas, como apuntó hace ya semanas en los propios pasillos del Congreso un alto cargo del PP. En Génova rebajan la cita a una “reunión normal de trabajo”, y defienden que la comisión va para largo, por lo que esas “contradicciones” podrán ser retomadas en el futuro.
Otra muestra de la falta de coordinación se produjo el día de la comparecencia del actual secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, la persona que supuestamente introdujo a Koldo García en el partido. A la misma hora en la que estaba prevista su declaración en el Senado, el PP convocó una reunión de los dos grupos parlamentarios en el Congreso con presencia e intervención de Feijóo.
Tras informar públicamente de ambas convocatorias, Génova anunció un cambio del horario previsto para Feijóo. “Para no contraprogramar la comparecencia de Santos Cerdán, el presidente del PP acepta retrasar a las 13 horas su reunión en el Congreso con diputados y senadores”, dijeron.
En el PP, mientras, se están replanteando la estrategia de cara a las futuras sesiones de la comisión, que de momento ha celebrado siete comparecencias, y tiene previstas otras seis antes de final de mes, aunque de segundos escalones de la administración.
Mientras, la presidenta del Congreso, Francina Armengol, compareció esta misma semana en el Congreso sin que el PP lograra tampoco ir más allá de reiterar sus acusaciones.
¿Y después? De momento, nada. No hay más trabajos ordenados ni están convocada la pertinente reunión de la Mesa de la comisión para decidir futuras comparecencias. La última se produjo el 30 de abril. Fuentes del grupo parlamentario del PP aseguran a elDiario.es que desconocen cuáles serán los pasos a seguir que ordene la dirección nacional de Alberto Núñez Feijóo. En Génova apuntan al 27 de mayo como la siguiente reunión de la Mesa para ordenar los trabajos.
Ni unos ni otros saben, eso sí, cuáles serán las comparecencias que se aprueben. En el aire están las citaciones a Pedro Sánchez y a su esposa, Begoña Gómez. Pese a que sus nombres no aparecen en ningún momento en la investigación del ‘caso Koldo’.
De hecho, el PP tuvo que usar su mayoría absoluta para modificar el objeto de la comisión de investigación después de que los letrados rechazaran buena parte de las actuaciones que pretendían poner en marcha y que están relacionadas, por ejemplo, con el aterrizaje de la exvicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, en Barajas. O con los negocios de Gómez, a la que el PP ha puesto en su punto de mira para intentar desestabilizar al presidente del Gobierno.
El PP echa así el freno a una investigación en la que habían puesto muchas esperanzas. Los portavoces del partido, con Feijóo a la cabeza, han intentado convertir el ‘caso Koldo’ en el ‘caso PSOE’, primero, y el ‘caso Sánchez’, después. Con poco éxito, de momento.
Desde el primer momento, su objetivo fue implicar al presidente del Gobierno en una trama de corrupción. Una implicación que de probarse algún día dejaría muy tocado a Sánchez, dado que llegó a Moncloa a lomos de la sentencia que condenó al PP por el ‘caso Gürtel’.
Pero muy pronto el PP dio muestras de que las posibles mordidas ilegales en la compraventa de material sanitario serían la llave que daría acceso a una herramienta mucho más poderosa: un arma arrojadiza que usar al antojo del partido de la oposición, lanzado a una carrera para desbancar del poder a Sánchez desde que le ganó la investidura.
Al presidente ya le advirtió el propio Feijóo en una sesión de control al Gobierno. “Si vuelve a negarse a dar explicaciones habrá una investigación específica sobre los asuntos que afectan a su entorno más inmediato”, le espetó en el Congreso el 20 de marzo. Antes, ya le había avisado a cuenta de las referencias del presidente a los problemas legales de la pareja de Isabel Díaz Ayuso: “Allá usted. Seguro que en su casa no están muy contentos con lo que acaba de decidir. Allá usted”.