Casado reivindica el centro político mientras gira a la derecha para tapar las fugas hacia Vox
La Convención Nacional del PP del pasado fin de semana consolidó el giro a la derecha que emprendió el líder de los populares, Pablo Casado, hace exactamente seis meses, cuando llegó a la presidencia del partido. Su discurso, de más de una hora, que sirvió como conclusión y cierre del cónclave, aunó todas las propuestas –las referidas a Catalunya, las personas inmigrantes, el aborto o las mujeres– que desde julio han confirmado la radicalización del PP. Casado busca recuperar así los votos del electorado que se ha marchado a otros partidos como Vox. “Cada voto menos al PP ha sido un paso más para los enemigos de España”, advertía Casado.
Pese al viraje hacia posiciones más conservadoras desoyendo a los barones que reclamaron moderación, la reconciliación con José María Aznar y sus afines, así como la ruptura con la etapa de Mariano Rajoy escenificada en el cónclave –donde el presidente de FAES fue el protagonista absoluto del sábado y asistió también el domingo, frente al expresidente del Gobierno que tan solo participó durante dos horas y de forma discreta el viernes–, la dirección conservadora trata de vender la convención como la cumbre que ha ratificado al PP como máximo exponente del centro político.
Esta tesis era defendida este lunes por prácticamente todos los dirigentes conservadores encargados de valorar la reunión del fin de semana. “El PP es un partido claramente instalado en el centro, que es capaz de enamorar a gente tanto de la derecha como de la izquierda moderada”, aseguraba el coordinador de la convención y presidente del 'think tank' popular Fundación Concordia y Libertad, Adolfo Suárez Illana, en una entrevista en RNE.
Marta González, vicesecretaria de Comunicación, subrayaba en la misma línea que el PP “tiene un proyecto claro para España”, basado en los principios liberales-conservadores que le convierten “en el punto de encuentro de todo el centro derecha español”.
“El PP sale de la Convención más fuerte, más unido y más ilusionado que nunca. Con más proyectos, más ideas y más equipos que nunca y con unas ganas enormes de luchar para seguir siendo más que nunca el partido más votado”, añadía en rueda de prensa después del Comité de Dirección.
El “feminismo exacerbado”
“Si el voto de centroderecha está unido será más fácil tener a España unida. En el PP no debe sobrar nadie. Nosotros llamamos a personas que votan a otras opciones para que no dividan el voto”, señalaba, por su parte, el vicesecretario de Organización de los populares, Javier Maroto, en otra entrevista en Antena 3, dirigiéndose de forma explícita hacia los votantes de Ciudadanos y Vox.
Las contradicciones entre el PP que dice ser de centro y que, en cambio, no deja de girar a la derecha, quedaban reflejadas en esa misma entrevista a Maroto. Tras defender que la de los populares es la gran casa del centro derecha, el vicesecretario se alineaba con el discurso de Vox, llegando a asegurar que es cierto que hay asociaciones de mujeres que viven del “chiringuito” de las subvenciones.
“La izquierda quiere vender el concepto de que en la esencia del hombre está maltratar a la mujer”, llegaba a asegurar en línea con la extrema derecha. Maroto también decía que el “feminismo exacerbado” pretende “criminalizar a todos los hombres”.
El doble discurso del PP lo ejemplificaba también este lunes el presidente del partido en Aragón, Luis María Beamonte, que por un lado aseguraba que los presupuestos de Pedro Sánchez “están manchados de golpismo y sangre” y, por otro, afirmaba que el PP está en la moderación, “en un centro derecha reformista y liberal”. “Estoy en una posición de respeto y moderación, porque la política no son extravagancias, ni barbaridades, ni andanadas gratuitas”, señalaba.
Argumentos y declaraciones similares pudieron escucharse a lo largo del fin de semana en las distintas mesas de la Convención Nacional del PP. En la centrada en “delincuencia y violencia contra las mujeres” apenas se escucharon los términos violencia de género o machista, pero sí se apeló una y otra vez a la prisión permanente revisable y al endurecimiento de las leyes. Durante el debate, la exdelegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Blanca Hernández, cargó contra el discurso que, aseguró, “criminaliza a los hombres”.
El giro a la derecha se evidenció también en otras intervenciones, como la del gurú económico de Casado, Daniel Lacalle, que consideró que el PP “no puede caer en la trampa de comprar el mensaje socialdemócrata que sólo lleva al estancamiento y al desempleo”, o que “España no puede ser un país que decida penalizar a los eficientes para subvencionar a los ineficientes y pagar la campaña electoral de un señor, ni siquiera de un partido”, en referencia al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
“El PP de siempre”
El protagonismo que obtuvo Aznar en el cónclave apuntó maneras sobre el nuevo PP que se dice de centro. Con unas palabras idénticas a las que utilizó un día después Casado en su intervención ante el plenario, el expresidente del Gobierno se preguntaba cuánto tiempo habrá que “soportar que el separatismo utilice las instituciones de todos” y exigía a Sánchez que se “desarticule el golpe de Estado contra la Constitución y la democracia”.
A su entender, lo que está sucediendo entre el Gobierno y Catalunya “no es hacer política” ni dialogar, es “degradar la política”, “rendirse” y un “insulto a los españoles y a la democracia”, “traicionando el compromiso más esencial de un gobernante”.
El acercamiento al conservadurismo por parte del equipo de Casado hacía que Aznar volviera a pedir el voto para el PP después de meses mostrando simpatías por Ciudadanos y Vox y tras años desvinculado de los populares por sus desavenencias con Rajoy, al que siempre consideró tibio en sus posiciones políticas. “Los votos que España necesita para contraponer con éxito el desafío contra nuestra continuidad histórica y contra nuestro futuro son los votos que deben ir al PP y que desde ahora pido para el PP”, zanjaba.
Fuentes de la dirección nacional de los populares insisten en que el cónclave ha situado al PP “en la centralidad” y aunque rechazan que el partido haya girado a la derecha sí reconocen que ahora son “más firmes” en sus planteamientos. “Ha vuelto el PP de siempre”, resumen.