El conflicto armado en Afganistán se cobró en el primer semestre del año más de 5.000 víctimas civiles, un récord desde que Naciones Unidas contabiliza los muertos y heridos entre la población civil, que sufre cada vez más por la lucha entre los insurgentes y las tropas afganas.
La Misión de Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA) presentó hoy en Kabul un informe que releva la escalada de víctimas civiles en el conflicto afgano, dos días después de que un sangriento ataque suicida en la capital afgana provocara 80 muertos y más de 300 heridos en una marcha pacífica de ciudadanos.
El jefe de UNAMA, Tadamichi Yamamoto, pidió durante la presentación que todas las partes acaben de una vez con los “horrores” de una guerra en la que los afganos caen “mientras están rezando, trabajando, estudiando, recogiendo agua o recuperándose en hospitales”.
Los seis primeros meses de 2016 dejan una estadística “vergonzosa” de 1.601 civiles muertos y 3.565 heridos, un sinfín de familias rotas, huérfanos obligados a dejar la escuela para ponerse a trabajar o de mutilados condenados a la indigencia.
Un 4 % más de víctimas respecto al mismo periodo del ya cruento año pasado, lo que lleva a todavía más afganos a dejar su país “camino del Mediterráneo”, advirtió por su parte el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad Al Hussein, en referencia a la oleada de refugiados hacia Europa.
Además de los casi 158.000 desplazados internos en su propio país solo en estos seis meses que constata el informe, un 10 % más.
Aunque el 60 % de las víctimas civiles corresponde a acciones de los insurgentes y el 23 % a las tropas afganas, grupos armados progubernamentales y fuerzas internacionales, UNAMA alerta de que mientras el primer caso descienden un 11 %, en el segundo se han incrementado un 47 %.
Además, cada vez más población civil, con alarmante aumento del 110 %, muere o resulta herida en operaciones aéreas, en un contexto en el que Ejército afgano va aumentado progresivamente la capacidad de su aviación contra los talibanes y otros grupos insurgentes.
Por primera vez desde 2009, cuando se comenzaron a recopilar estos datos, las víctimas por operaciones de fuerzas aéreas afganas (111) son mayores que las causadas por tropas internacionales (50).
“Las fuerzas afganas no combaten en grandes ciudades y áreas pobladas”, declaró a Efe Javid Faisal, portavoz del jefe de Gobierno afgano, Abdulá Abdulá, tras conocer los datos de UNAMA.
“Nuestras fuerzas luchan en aldeas remotas donde el número de civiles no es alto y las víctimas civiles son más bajas”, sentenció el portavoz, quien trasladó las culpas a los talibanes por sus ataques suicidas y la colocación de minas terrestres.
El análisis subraya la preocupación también por el creciente número de civiles víctima de acciones del grupo yihadista Estado Islámico (IE), 122 frente a 13 del mismo periodo de 2015.
“Tenemos mucha preocupación sobre la posibilidad de que el Daesh (acrónimo del EI en árabe) cause daño a civiles”, sentenció Yamamoto en rueda de prensa.
El sábado pasado los yihadistas reivindicaban el ataque suicida con bomba en Kabul contra una manifestación de la minoría étnica hazara, el más cruento de sus atentados en suelo afgano, con 80 muertos y 305 heridos, la gran mayoría civiles, aunque estos datos quedan fuera del ámbito temporal del informe.
Yamamoto, representante especial para Afganistán del secretario general de la ONU, pidió paciencia en el proceso de paz que intenta promover el Gobierno afgano hasta ahora con el rechazo de los talibanes, esperanzado en que dará sus frutos aunque llevará tiempo.
“A UNAMA le gustaría si es posible ayudar en este proceso”, concluyó, para acercar la paz tras casi quince años de conflicto desde la invasión estadounidense que en 2001 acabó con el régimen talibán.
Mientras, desde que comenzó estos informes en 2009, UNAMA ha contabilizado 22.941 civiles muertos y 40.993 heridos por el conflicto afgano.