Hubo un tiempo a principios de los años 2000 en que Constructora Hispánica recibía lotes de contratos de cuatro en cuatro del Ministerio de Fomento para levantar tramos del AVE con presupuestos de 100 millones de euros. La empresa había irrumpido en el reparto de las grandes obras mientras todo el sector cuchicheaba sobre las buenas migas que hacían su presidente, Alfonso García Pozuelo, y el ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos, y que venían de la época en que ambos compartieron aula en la escuela de ingenieros.
Las vallas de Constructora Hispánica, omnipresente aquellos años, también se hicieron hueco entonces en ayuntamientos del PP en Madrid que dispararon la obra pública y los proyectos con el dinero que recaudaban de la orgía inmobiliaria. Pozuelo, donde el metro cuadrado de suelo sigue alcanzando hoy precios prohibitivos, la ciudad-dormitorio que acoge a futbolistas millonarios, acaudalados banqueros y políticos de retirada, fue un buen exponente de todo aquello.
El exalcalde Jesús Sepúlveda, un hombre bien visto en la sede de Génova 13, integrante del clan de Valladolid que había llegado a Madrid de la mano de José María Aznar, casado con Ana Mato, otro de los jóvenes valores del PP, recibió un municipio saneado y lo llevó a la quiebra tras años de despilfarro y obras faraónicas de las que bebieron un buen número de constructoras. Por todo aquello tuvo que dimitir cuando estalló el caso Gürtel en 2009. Uno de los concejales del PP resumía así en privado la gestión de aquel gobierno: “A Sepúlveda solo le interesaba la obra pública y las juergas, el resto de gestión la delegaba”. Y de obra pública y de juergas está lleno el sumario Gürtel. En varios de sus pasajes se cruzan los nombres de García Pozuelo y Jesús Sepúlveda.
Según el escrito de la Fiscalía, el exmarido de Mato y fontanero de Aznar a principios de 2000, dio órdenes a sus concejales para contratar con Constructora Hispánica, que devolvía a Sepúlveda el favor a través de comisiones del 3% por contrato. Cuando fue necesario, el Gobierno municipal de Pozuelo llegó a modificar los pliegos de contratación para que esa constructora se hiciese con las obras. Las aplastantes mayorías absolutas del PP garantizaban impunidad para eso y para mucho más en un feudo donde la representanción del resto de partidos siempre ha sido testimonial.
La resaca de aquellos días felices se ventila ahora en el edificio de la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares con 35 procesados en el banquillo. Por el camino, García Pozuelo ha tenido que vender su constructora para afrontar otro pleito en que Hacienda le reclamaba 20 millones de euros por fraude fiscal. El hombre que cenaba en reservados con las élite política del país y se tuteaba con los empresarios del Ibex 35 ha estado entrando todos estos años en los juzgados con un casco de moto para evitar a la prensa.
En su declaración durante el juicio que se celebra en la Audiencia Nacional, García-Pozuelo dio por bueno este martes el escrito de la Fiscalía que le atribuye un rosario de actividades ilícitas. Fue más allá y respondió a una de las fiscales de Anticorrupción que había entregado dinero a Paco Correa, el líder de la red, “para organismos centrales”, sin extenderse en las explicaciones. Toda la sala dio por hecho que hablaba del PP pero la Fiscalía tendrá una nueva oportunidad de preguntarle por los detalles en otro pleito. De momento, este jueves quien se someterá al interrogatorio es el propio Correa, uno de los destinatarios del dinero, y a quien los fiscales piden 125 años de prisión. En definitiva, un hombre que tiene poco que perder y que ya ha amagado con tirar de la manta varias veces. En el Partido Popular muchos temen sus palabras.
La confesión de García-Pozuelo se daba por segura en el juicio de Gürtel I cuando las fiscales pidieron que declarase antes que Correa, porque ya había comenzado a colaborar con la justicia tres meses antes. Entregó un escrito en el que admitía haber pagado mordidas por valor de 1,3 millones de euros a cargos del PP, entre los que están el exdiputado regional del PP en Madrid Alfonso Bosch, el exalcalde de Boadilla del Monte Arturo González Panero, conocido como ‘El Albondiguilla’, y el exconcejal popular José Galeote, entre otros.
También explicó que había financiado ilegalmente al PP con 30.000 euros. Era el primer gran empresario de la trama Gürtel que reconocía haber pagado al partido por fuera de los cauces legales. Con este escrito, García-Pozuelo busca rebajar la condena que pende sobre él en otra pieza separada de Gürtel: la de Boadilla del Monte, en la que la Fiscalía pide seis años a la cárcel por los delitos de fraude a la administración pública y cohecho.
García Pozuelo y Constructora Hispánica están en todas las salsas. Además de aparecer como autor de presuntos sobornos en Gürtel que ya ha reconocido en sede judicial, figura como donante en Los Papeles de Bárcenas: 150.000 euros entre los años 2000 y 2006. La Guardia Civil eleva esa cifra hasta los 260.000 euros. Pero en este caso el dueño de Constructora Hispánica se ha mostrado menos locuaz. En el sumario de la caja B del PP se acogió a su derecho a no declarar cuando el juez Pablo Ruz le interrogó sobre sus supuestas donaciones en negro al partido.
Según un informe de la UDEF elaborado tras las revelaciones de los papeles de Bárcenas, Constructora Hispánica recibió entre 2001 y 2011 más de 1.100 millones de euros en contratos públicos. Aproximadamente la mitad de ese montante, unos 525 millones de euros fueron adjudicados por cargos del PP en distintas administraciones.