“En política no siempre eliges los temas de los que hablas”. La frase la pronunció hace unas semanas el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, en los pasillos del Congreso de los Diputados. Iglesias había respondido a una batería de preguntas de los periodistas sobre Catalunya, su posición ante el 1-O, la del grupo parlamentario que preside e incluso de personas que no pertenecen a su partido, como Ada Colau.
Aunque Catalunya es un tema central e imposible de evitar, sobre el que los portavoces del grupo confederal no evitan pronunciarse, Unidos Podemos busca ahora aire promoviendo iniciativas e intentando llevar la discusión, o parte de ella, a asuntos que le son más proclives.
El lunes, Izquierda Unida anunció una iniciativa centrada en combatir la pobreza, especialmente la que se produce en el mundo rural, que pasa por bajar “al territorio”, recabar las necesidades particulares de un tipo de pobreza muchas veces “invisible”, según denunciaba la diputada Eva García Sempere. La Asamblea Político Social de IU (su principal órgano entre asambleas) estudiará este fin de semana, debatirá y aprobará a propuesta de su líder, Alberto Garzón, los ejes de este programa que concluirá con una proposición de ley “integral”.
Este martes, Iglesias, Garzón y la portavoz de En Marea, Yolanda Díaz, registraron en el Congreso una proposición para una Ley de Igualdad Retributiva entre hombres y mujeres. Una norma “transversal” que modifica varios textos, desde el Estatuto de los Trabajadores al Estatuto Básico del Empleado Público o la Ley de la Jurisdicción Social.
La presencia de los dos principales rostros de Unidos Podemos garantizaba la presencia de los medios, que de otra manera probablemente habrían estado más pendientes de la última información sobre Catalunya.
El mismo martes, la portavoz de Unidos Podemos, Irene Montero, ofreció la habitual rueda de prensa para abordar los asuntos de la semana. Montero arrancaba su comparecencia recordando tres informaciones de los últimos días que, en opinión de su grupo, han pasado muy desapercibidas, precisamente tapadas por el alud catalán.
Montero criticó a la presidenta de Madrid, Cristina Cifuentes, por negar a la oposición en la Asamblea las actas de las reunión del Canal de Isabel II cuando ella estaba en los órganos de la empresa pública “porque la pueden implicar en el caso Lezo”. Precisamente en esta investigación la Guardia Civil ha encontrado indicios de la implicación del exministro Alberto Ruiz-Gallardón, tal y como ya señaló la Fiscalía Anticorrupción cuando se descubrió el caso el pasado mes de mayo. Este ha sido el segundo elemento con el que comenzó Montero su intervención de este martes.
El último elemento fue el más sonado. La Fiscalía Anticorrupción ha presentado este mismo martes sus conclusiones finales en el juicio del caso Gürtel y ha dado por acreditado “que el PP se benefició de 133.000 euros de fondos procedentes de comisiones ilegales por contratos adjudicados”.
Incómodos en el debate catalán
Unidos Podemos se encuentra incómodo en el debate catalán. No lo rehuye. Pablo Iglesias remitió el lunes una extensa carta a los cientos de miles de inscritos en Podemos en la que explicaba pormenorizadamente la posición de su partido sobre Catalunya.
Iglesias apeló en su texto al 15M, al proceso político sin el cual Podemos no hubiera existido. O hubiera sido otra cosa. Y precisamente los temas elegidos esta semana para salir a la palestra, no necesariamente de forma coordinada, recuerdan a aquellos que permitieron a Podemos irrumpir en el escenario político español, “patear el tablero” y llevar a sus rivales a un debate para el que no estaban preparados.
La política ahora ha girado y, como decía Iglesias en el Congreso, hay temas que no se pueden soslayar. Catalunya se ha convertido en uno de los principales dolores de cabeza de Unidos Podemos, atado a su alianza con En Comú y a la incipiente creación de un espacio político como Catalunya en Comú. Para más inri, este nuevo partido no termina de entenderse con el secretario general de Podem Catalunya, Albano-Dante Fachín.
La estrategia del grupo confederal sobre Catalunya está definida por los de Xavier Domènech. Y la semana pasada se acordó un giro que pusiera el foco también en los errores de la Generalitat y de su presidente, Carles Puigdemont, en las últimas semanas. Un discurso en el que Alberto Garzón se siente más cómodo, conocedor de dónde están los principales votos que IU aporta a la coalición.