La crisis económica iniciada en 2008 ha afectado a toda España, pero su impacto no ha sido igual a nivel territorial, ya que las áreas urbanas se han desarrollado mejor que el resto del país y han concentrado más población y actividad económica en detrimento de las zonas rurales.
Esta es una de las conclusiones del informe “Economía de las ciudades”, publicado por la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas), en el que se indica que el peso relativo de la España metropolitana en términos de empleo ha aumentado en 0,7 puntos porcentuales desde 2008, y un punto porcentual en lo que se refiere a la población.
Además, son las ciudades y áreas de influencia con más de un millón de habitantes las que han tenido una mayor potencia en este ámbito. Se trata en concreto de Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Bilbao, que concentran una tercera parte de la población española.
Mientras, la España rural y las ciudades más pequeñas han perdido población durante la crisis económica, unos 600.000 habitantes entre 2012 y 2016 y el mismo número de empleos desde el inicio de la crisis.
Así, la España urbana, y sobre todo metropolitana, se ha recuperado antes de la crisis, en función de sus aumentos de población, actividad económica y precios de la vivienda.
El trabajo, publicado en el último número de “Papeles de Economía Española”, utiliza datos de 951 municipios agrupados en 45 áreas urbanas funcionales (AUF), una definición de la OCDE y la Comisión Europea que incluye a la ciudad y los municipios de su zona de desplazamiento.
La mayor de estas áreas urbanas en España es Madrid, con 6,5 millones de habitantes, según datos de 2016. La más pequeña es Reus (Tarragona), con 119.000 habitantes.
Aunque son poco más del 10 por ciento del territorio nacional, estas agrupaciones urbanas concentran el 60 por ciento de la población y el 68 por ciento del empleo.
Tras las cinco principales, están las áreas de Málaga, Zaragoza, Palma de Mallorca, Las Palmas de Gran Canaria, Murcia y Vigo, que tienen entre medio millón y un millón de habitantes, aunque solo concentran un 8,6 por ciento de la población española.
Son precisamente las áreas urbanas de mayor tamaño las que absorben una mayor cantidad de empleo durante los años de la crisis y, aunque no ganan población en las misma medida, también se incrementa su número de habitantes.
El trabajo también destaca que en que desde 2013, cuando se inicia la recuperación de la crisis, algunas de las áreas urbanas ganan más empleo pero al mismo tiempo tienen pérdidas de población.
Es el caso, por ejemplo, de Marbella y Elche, en las que se ha producido un incremento del empleo de casi el 20 por ciento, mientras el número de habitantes se ha reducido en un dos por ciento.
Es precisamente Marbella la única de las áreas urbanas que en 2014 registra un aumento de los precios de la vivienda, en un contexto general de caída de precios desde el inicio de la crisis que se ha frenado en los últimos años.
Sin embargo, al año siguiente ya se suman a este encarecimiento siete zonas metropolitanas, entre las que se incluyen Madrid y Barcelona, y ya son catorce en 2016.
Y es que, según el estudio, las viviendas redujeron su precio en aquellas áreas urbanas en las que más cayó el empleo, mientras que se encarecieron en las ciudades con más incremento de la ocupación.
Pero a pesar del encarecimiento de la vivienda en los últimos años, el desarrollo de las áreas metropolitanas, sobre todo las de mayor tamaño, en los últimos años ha sido mucho mejor que el resto del país, es decir, las zonas rurales y las pequeñas ciudades.
Ante este panorama de expansión de las grandes áreas urbanas, el estudio indica la necesidad de mejorar la gobernanza de estas zonas con la creación de estructuras políticas democráticas supramunicipales.