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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La moción en Ponferrada deja en evidencia a Rubalcaba y abre una crisis en la cúpula del PSOE

La moción de censura para hacerse con la alcaldía de Ponferrada (León) ha abierto una crisis profunda en el núcleo duro de la cúpula federal del PSOE. Beneficiarse del apoyo de un exalcalde condenado por acoso sexual, justo además el Día de la Mujer Trabajadora, ha salido demasiado caro al partido socialista. Alfredo Pérez Rubalcaba ha tenido que salir a enmendar la plana a su número tres, Óscar López, quien por la mañana aún amparaba el pacto con el partido de Ismael Álvarez, condenado por el caso Nevenka en 2002.

Rubalcaba ha tenido que hacer frente a un clamor interno y externo con la orden de dimitir a Samuel Folgueral apenas unas pocas horas después de que este fuera elegido como nuevo alcalde con los votos del exalcalde acosador. Ha quedado en evidencia Óscar López, quien según fuentes socialistas, fue el que dio el visto bueno a Folgueral –vicesecretario general del PSOE leonés- y al partido en León para firmar el pacto con Álvarez.

López sólo puso como condición que Álvarez no formara parte del futuro equipo de gobierno, pero aceptó –a regañadientes, indican sus defensores- si dimitía una vez se lograra la alcaldía. Permitió que Ismael Álvarez obtuviera la foto de presidir el pleno de ayer con la intención de aparecer entregando el bastón de mando al socialista Folgueral.

Pero el caso de Ponferrada se convirtió el viernes en portada de todos los medios y en escándalo nacional. A nivel interno también le ha estallado en las manos al secretario de Organización y en su propio feudo. López es portavoz en las Cortes de Castilla y León. Y Rubalcaba se ha visto obligado a reaccionar en el último momento cuando el daño ya estaba hecho.

Zapatero dijo no

En 2011 José Luis Rodríguez Zapatero ya ordenó paralizar un pacto similar, como ahora tras fracasar las negociaciones entre Ismael Álvarez y el PP. El exalcalde, empeñado en regresar al mando en Ponferrada o echar a su antiguo delfín Carlos López Riesco, acudió al PSOE. Tanto a nivel local como regional -entonces el secretario autonómico era Óscar López- se dio el visto bueno. Zapatero, exsecretario general del partido en León y buen conocedor del personaje, ordenó paralizar el pacto.

La cúpula del PSOE de León se reunió de urgencia la tarde del viernes para dar una respuesta a la orden del secretario general. Su primera reacción ha sido desobedecer la orden de Rubalcaba. En una escueta nota, aducen que Ferraz avaló inicialmente la operación y que sería difícil o imposible volver a presentar otra moción de censura. Además, afirman que la dimisión dejaría a Ponferrada en una situación ingobernable. Su principal argumento es que Ismael Álvarez dimitirá este sábado según lo pactado, y que eso es lo que pide Rubalcaba.

Óscar López tuvo que reconocer en público a reconocer su error “personal” y pedir disculpas. En una entrevista en la Cadena Ser, aseguró que Rubalcaba desconocía el pacto en Ponferrada, a pesar de que el asunto lleva días en las portadas de la prensa nacional y regional. “He medido mal, me he equivocado y pido disculpas”, afirmó el secretario de Organización, antes de asegurar que van a adoptar una decisión “conforme a la orden” dada por Rubalcaba, en referencia al anuncio del partido en León y de Folgueral de que no dimitirá. Pero se justificó: “El error está en que Ismael Álvarez no haya abandonado el acta antes de la votación”.

La moción de censura había abierto una fuerte brecha interna en el Partido Socialista, desde que se conoció hace quince días. Ahora le genera a Rubalcaba la primera gran crisis en su equipo de confianza. De hecho, este mismo viernes la número dos, Elena Valenciano, guardó silencio y remitió al propio López para las valoraciones sobre el asunto.

Crisis interna también en Castilla y León

El propio secretario regional en Castilla y León, el diputado Julio Villararrubia, había guardado un sospechoso silencio público hasta ahora. Fuentes cercanas al barón regional explican que sí mostró a Ferraz su oposición a la operación en Ponferrada. Incluso que este viernes conversó e influyo en la decisión de Rubalcaba de dar marcha atrás a la moción.

Pero antes, aunque guardó silencio, ni siquiera participó en el cierre del pacto. Queda así de manifiesto además la división que hasta ahora se mantenía soterrada en los socialistas de la comunidad. Para convencer a Óscar López y cerrar la negociación en Ponferrada con Ismael Álvarez, fue clave también el senador Iván García del Blanco, responsable de política institucional y coordinación parlamentaria de la Ejecutiva autonómica socialista. Un “hombre de López”, explican, que heredó su escaño en la Cámara Alta y que se dio a conocer hace unos meses al entregar un casco minero a Mariano Rajoy para pedirle soluciones a la crítica situación de la minería del carbón.

De momento el único que ha sacado su tajada del desaguisado es Ismael Álvarez. Ha logrado su objetivo. El líder de su propia formación, IAP, ha obtenido de una tacada la venganza contra su antiguo partido, el PP, y sacar de la alcaldía a su ahora archienemigo y antes mano derecha, Carlos López Riesco.

Ponferrada (70.000 habitantes y quinta ciudad de Castilla y León) podría quedar en una situación ingobernable si dimite Folgueral. El PP tiene 12 concejales, el PSOE 8 e IAP 5. De momento el líder socialista ha dicho que se pare todo hasta que renuncie a su acta Álvarez, algo que ha prometido para el sábado o el lunes, cuando se abra el registro municipal.

400 firmas socialistas contra el pacto

El rechazo interno en el PSOE al pacto se había materializado en un documento redactado por mujeres militantes del partido en León. Recogió casi 400 firmas y fue enviado a destacadas militantes del partido, entre ellas, Carme Chacón, quien mostró en Twitter su rechazo al acuerdo con Álvarez.

Titulado 'Manifiesto por la dignidad: tolerancia cero es cero', recuerda los principios del PSOE y la lucha histórica de las mujeres socialistas por la igualdad, y que fue este partido el que sacó adelante la ley contra la violencia de género. También cita el sufrimiento y la dignidad de las víctimas de la violencia machista y sexista.