Partidos de diversas tendencias y grupos de derechos humanos rechazaron hoy la amenaza del presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, de crear su propio “escuadrón de la muerte” para liquidar comunistas.
Miembros del proscrito Partido Comunista, legisladores, grupos de izquierdas y defensores de derechos humanos alertaron de que la intención de Duterte de formar su propio equipo de sicarios para combatir a la guerrilla maoísta del Nuevo Ejército del Pueblo (NEP) agravaría la violencia y el clima de impunidad.
“Podría verme obligado a crear mi propia unidad 'Sparrow' (Gorrión), el escuadrón de la muerte de Duterte, para acabar con esos asesinos maoístas”, manifestó el mandatario en un discurso anoche en Bohol ante miembros de las Fuerzas Armadas.
Duterte hizo mención a unas milicias conocidas como “Sparrow”, supuestamente creadas por el NEP en los tiempos de la dictadura de Ferdinand Marcos (1965-1986) para matar a agentes de las fuerzas del orden.
“Buscaré gente con su mismo talento para asesinar gente”, señaló el mandatario, quien alegó que ha intentado un diálogo de paz con el NEP, pero éstos respondieron matando policías y militares.
El fundador del Partido Comunista, Jose Maria Sison, exiliado en Holanda desde hace décadas, negó hoy la existencia de esos asesinos “Sparrow” y señaló que Duterte lo está usando como pretexto para matar presuntos guerrilleros.
En una entrevista telefónica con el canal ACN, Sison comparó el plan de Duterte con su polémica guerra antidrogas, en la que han muerto miles de personas y empañada por la sospecha de que está sirviendo para tapar ejecuciones extrajudiciales.
El senador Antonio Trillanes, uno de los más feroces críticos de Duterte, apuntó que el mandatario está buscando “infundir miedo en los filipinos” porque es su “única manera de mantener el control” del país.
Organizaciones como Human Rights Watch también mostraron su rechazo a las “tristemente no sorprendentes” palabras de Duterte, vistas como una “declaración de guerra contra rebeldes, izquierdistas, civiles y críticos del gobierno”.
“Una vez más, Duterte convierte las ejecuciones extrajudiciales en la política oficial de su gobierno. Dado lo fácil que es para las autoridades acusar a cualquiera de rebelde o simpatizante comunista y declararlo enemigo del Estado, el anuncio de Duterte es abominable”, lamentó la organización.
El grupo izquierdista filipino Bayan también acusó al presidente de “incitar una ola de asesinatos contra críticos, defensores de derechos humanos y cualquiera catalogado por el gobierno como rojo”.