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Cuca Gamarra, la portavoz fiel a la doctrina de Casado y García Egea que no cambia el tono duro de Álvarez de Toledo

Pablo Casado y Cuca Gamarra, el miércoles, en el Congreso.

Iñigo Aduriz

12 de noviembre de 2020 22:02 h

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La destitución de Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz del Partido Popular en el Congreso de los Diputados del pasado agosto y su sustitución por Cuca Gamarra, fueron interpretadas en las filas del PP como un gesto de su máximo líder, Pablo Casado, hacia la moderación. Tres meses después del nombramiento, la principal voz de los populares en el Parlamento mantiene en cambio la misma línea dura que caracterizó a su predecesora en el cargo, lanzando en cada una de sus intervenciones graves acusaciones contra el Gobierno. Sus invectivas chocan con esa pretensión de Casado –verbalizada durante el debate de la fallida moción de censura de Vox de octubre y repetida en sus sucesivas declaraciones– de ocupar el centro político rompiendo con el partido de Santiago Abascal y en busca del electorado de Ciudadanos, e incluso de socialistas “descontentos” con la gestión de Pedro Sánchez.

La gran diferencia entre Álvarez de Toledo y Gamarra es, según dirigentes populares consultados por elDiario.es, que la actual portavoz es fiel a las órdenes y consignas del propio Casado y del poderoso secretario general del partido, Teodoro García Egea. El 'número dos' del PP mantuvo un conocido enfrentamiento interno con la ahora diputada rasa por Barcelona que, por su parte, trata de mantener la atención mediática que logró durante su etapa al frente de la portavocía en el Congreso con la creación de un canal de Youtube en el que manifiesta abiertamente sus discrepancias con la gestión de la dirección de su formación política. En su estrategia de oposición interna a Casado, a Álvarez de Toledo la acompañan medios cercanos a la extrema derecha.

Las fuentes consultadas explican que la principal razón por la que Casado destituyó a Álvarez de Toledo no fue tanto por su tono bronco y crispado, una línea de oposición al Gobierno que también ha caracterizado a la dirección del PP desde el triunfo del actual presidente en las primarias de 2018, sino por “ir por libre” y actuar al margen de las consignas de Génova 13. A Gamarra, apuntan las fuentes consultadas, la caracteriza su “lealtad” a la cúpula del partido y su “constante comunicación” tanto con Casado como García Egea.

El “deterioro moral” del Gobierno

Los mensajes que lanza la portavoz del PP en el Congreso –la única dirigente de la cúpula de Casado que en las primarias hizo campaña a favor de la exvicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría, rival del actual líder de los populares– mantienen sin embargo la misma línea de palabras gruesas y graves acusaciones contra el Gobierno progresista.

El miércoles, en una entrevista en la Cadena Ser, Gamarra consideró que en los Presupuestos Generales del Estado que este jueves superaron su primer trámite en el Congreso con el rechazo a todas las enmiendas a la totalidad presentadas por los grupos, incluida la del PP, son unas cuentas “con unas medidas comunistas”. En la entrevista, la periodista Pepa Bueno preguntó a la portavoz popular qué medidas del Presupuesto le parecían “comunistas”. “Efectivamente hay medidas comunistas. No hay que olvidar que en el marco de este Presupuesto va una negociación con el objetivo de la intervención de los alquileres y por tanto de la intervención de lo que es el ámbito de la propiedad privada”, dijo.

“Eso se está haciendo en Berlín, señora Gamarra. Berlín no es comunista que sepamos”, argumentó entonces la periodista, que puso en un aprieto a la dirigente popular, que se limitó a responder: “Bueno, mire, pero Podemos sí que es comunista”. Durante la conversación, la portavoz del PP en el Congreso también habló del “deterioro moral” del Gobierno, por dialogar con ERC y EH Bildu.

El 13 de octubre, Gamarra acusó al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de “querer imponer una dictadura” por la propuesta para reformar la vía para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), registrada ese mismo día por PSOE y Unidas Podemos –y ahora aparcada formalmente a la espera de que el PP se siente a negociar–, que reducía la mayoría necesaria –en lugar de tres quintos, pasaba a ser la mayoría absoluta del Congreso– para nombrar al máximo órgano de gobierno de los jueces. La portavoz parlamentaria del PP se refirió a Sánchez con las siguientes palabras: “Quiere imponer una dictadura, solo un dictador considera que las únicas mayorías viables son las que él tiene”.

Cuando, en rueda de prensa, los periodistas preguntaron a Gamarra si con sus palabras había querido llamar “dictador” a Pedro Sánchez ella aseguró que son sus “conductas” las que tacha de “dictatoriales”: “No cuestiono su legitimidad, es decir las urnas, solo faltaba: sus conductas sí que lo son (...) Cuando se está buscando anular el papel de la oposición, esas conductas son dictatoriales y se alejan de la buena calidad democrática”.

Los rifirrafes con la vicepresidenta Calvo

El tono crispado también ha acompañado cada una de las intervenciones de Gamarra en las sesiones de control al Gobierno, en las que la portavoz del PP suele enfrentarse a la vicepresidenta primera, Carmen Calvo.

En el rifirrafe del 14 de octubre, la dirigente popular acusó a Calvo de apoyar el “machismo” por sus declaraciones en defensa del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, ante las investigaciones judiciales por el 'caso Dina' en las que el juez instructor, Manuel García Castellón, introdujo el agravante de género. “Parece mentira que siendo usted tan feminista respalde el machismo del señor Iglesias en el 'caso Dina'. El agravante de género es lo único que les faltaba a ustedes”, concluyó, dirigiéndose a la bancada socialista.

“Señora Calvo, sus ansias por colonizar las instituciones rozan la patología autoritaria”, le dijo Gamarra a la vicepresidenta el pasado 28 de octubre, en la última sesión de control al Gobierno en la que mantuvo los ataques al Ejecutivo con la connivencia y el respaldo de la dirección de Casado.

Los dirigentes populares consultados explican que, en su condición de principal fuerza de la oposición, los portavoces del partido en los distintos parlamentos siempre deben mantener “un tono de enfrentamiento” contra el Gobierno y argumentan que, hasta el momento, Gamarra ha mantenido el “respeto” al Ejecutivo y, en su opinión, se ha alejado de la estrategia de Álvarez de Toledo, que desde el atril del Congreso llegó a llamar a Iglesias “hijo de un terrorista” por la militancia juvenil del padre del vicepresidente en el FRAP.

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