“Hemos publicado un montón de noticias, pero a raíz de realizar una entrevista en exclusiva a una testigo clave del caso Cursach, empezaron las amenazas y las advertencias”. Habla Kiko Mestre, periodista del Diario de Mallorca a quien la Policía Nacional ha requisado su teléfono en el marco de una investigación por las informaciones periodísticas del caso Cursach, Bartolomé, el todopoderoso empresario de la noche mallorquina acusado de más de una docena de delitos. El sumario que lo investiga describe cómo fue capaz de corromper una isla entera, sobre todo a policías y políticos, para garantizar el monopolio de su imperio empresarial. La lista de delitos que se le imputan es interminable: extorsión, cohecho, falsedad documental, uso de documentos falsos en un proceso, información privilegiada, amenazas, tráfico de influencias, coacciones, blanqueo, delito fiscal, contra la salud pública, contra los derechos de los trabajadores, asociación ilícita/pertenencia a organización criminal, corrupción de menores y homicidio.
Mestre, reputado periodista mallorquín, lamenta que tanto a él como a una compañera de Europa Press les hayan requisado los teléfonos móviles. “El mundo está al revés, la justicia se dedica a investigar quién filtra las noticias”, lamenta Mestre. La Policía ha entrado este martes en la redacción del Diario de Mallorca y de Europa Press Baleares para requisarles material relacionado con la cobertura periodística del caso. Los agentes, que tenían una orden judicial, no se han llevado nada de la redacción de Diario de Mallorca, pero han requisado dos ordenadores de la empresa y varios documentos en papel de Europa Press.
Para Mestre, el problema va más allá de su caso: “Hoy he sido yo a quien le han retirado el teléfono, pero mañana será otro. La información que yo tengo en el teléfono, profesional y personal, está descontrolada. Con esta intervención policial, damos el mensaje a una fuente que esté interesada en hablar con un periodista de que se lo piense dos veces. Hasta ahora, parecía que estábamos protegidos por el secreto profesional”. Las asociaciones de periodistas españolas y baleares -FAPE, el Sindicat de Periodistes de les Illes Balears y la Associació de Periodistes de les Illes Baleares- también han mostrado su preocupación por este ataque contra la libertad de prensa.
Periodistas comprados por Cursach
Este veterano periodista cuenta que Cursach ha financiado, a través de la publicidad, a “muchos medios de comunicación” de las islas. “Ha gastado mucho dinero en publicidad, de manera interesada y lógica, y otros medios claramente se han posicionado a su favor”, comenta. “Yo duermo tranquilo, a lo mejor otros no”, añade. Cursach, dueño de importantes discotecas –Pachá, Tito's y BCM–, hoteles y gimnasios –como Megasport–, ha sido una importante fuente de financiación de los medios de comunicación isleños.
La influencia de Cursach quedó patente en un auto en el que el antiguo juez instructor del caso, Manuel Penalva, apartado finalmente por falta de imparcialidad, relató cómo el entorno de Cursach estaba interesado en comprar a periodistas para salir ileso del proceso judicial. En una de las conversaciones intervenidas, Cursach comentó a un interlocutor que “hay que pagar a unos cuantos periodistas” para que publiquen noticias. “Tienes que coger a dos o tres periodistas y darles 1.000, 1.500 o 2.000 euros cada mes”, dijo Cursach. Según Penalva, en la causa hay más referencias de testigos que denuncian que el empresario mallorquín y los suyos usaban “un determinado medio de comunicación” para defender sus intereses.
En aquel auto, Penalva relató que todas las actividades impulsadas por Cursach y sus compinches –considerados por el juez como “organización criminal”– formaban parte de una “campaña coordinada, con la finalidad de desviar la atención de los graves hechos y crímenes investigados, que en esta fase procesal, donde la inspección prácticamente ha concluido, parecen sólida e indiciariamente probados”.
Ataques personales en las redes sociales
Mestre sufrió una de esas campañas del entorno de Cursach: uno de los abogados del empresario le amenazó en las redes sociales por estar disconforme con las noticias que publicaba. Tras pedirle una rectificación y advertirle sobre futuras querellas, el letrado lo avisó de que existía una supuesta grabación en la que la testigo clave, aquella que entrevistó en exclusiva Mestre, alude al redactor: “Ah, y la madame (la testigo clave) también habla de ti en la grabación”.
El periodista reconoce que ha sufrido acoso, especialmente a través de las redes sociales, por parte de trabajadores de Cursach. Distintos mensajes se refieren al Diario de Mallorca como “Diario del Juez”, por su supuesto alineamiento con las tesis de Manuel Penalva, quien antes de ser apartado recibió el amparo del Consejo General del Poder Judicial por el hostigamiento que sufría del entorno de Cursach. La amenaza llegó al punto de tener que ser autorizado por la Guardia Civil para llevar una pistola encima.
“A mí particularmente me ponen en duda y me atacan, pero esto no es nada nuevo”, comenta el periodista. “En su momento, organizaron manifestaciones en la calle contra el juez y el fiscal del caso”, recuerda. Muchos de los testigos protegidos también han denunciado en sede judicial que han sufrido agresiones e intimidaciones por parte de personas cercanas al empresario. Penalva llegó a decir que “nunca” había vivido “tal situación de acoso hacia investigadores y testigos”.
Uno de los testigos que ha estado en el punto de mira ha sido la madame de un burdel clave en la investigación, a quien Mestre entrevistó. Para él, sus contactos con ella entran dentro de las prácticas habituales del periodismo: “He hablado muchas veces con la mujer. Pero no todos los periodistas tenían acceso a ella. Yo le hice la entrevista porque tenía mucho interés periodístico. Tardé mucho en convencerla. Después, la entrevistaron otros medios nacionales”.
Publicaciones delicadas para Cursach
Europa Press Baleares y Diario de Mallorca, los dos medios a los que la policía ha acudido este martes a incautar material informático y de comunicaciones, han publicado muchas noticias delicadas sobre Cursach. De hecho, la información que motivó la investigación la publicó Europa Press el pasado 5 de julio. En ella se afirma que en un informe del Grupo de Blanqueo de Capitales de la Policía Nacional se acusa al Grupo Cursach de defraudar al menos 51 millones de euros a Hacienda y otros 14,7 millones a la Seguridad Social entre 2010 y 2016.
Diario de Mallorca ha destapado numerosas informaciones que afectan a la Policía Local de Palma: policías que extorsionan a la competencia de Cursach pidiéndoles dinero para no cerrarles los locales; manipulación de las oposiciones en el cuerpo para favorecer a los policías cercanos al PP; control de la Policía por parte del antiguo expresidente del PP de Palma; policías trabajando como porteros y encargados de seguridad de los locales de Cursach; agentes participando en orgías con prostitutas y drogas que supuestamente pagaba el empresario; y un sinfín de publicaciones que han irritado a una parte del cuerpo policial y a las personas afines al empresario.
Ahora, el Juzgado de Instrucción número 12 de Palma está investigando un posible delito de descubrimiento de secretos a instancias de los abogados de Bartolomé Cursach, Bartolomé Sbert -mano derecha del empresario y exdirector general del grupo Cursach- y el ministerio fiscal. Mestre, sin embargo, recuerda que “el 99'99% de las investigaciones periodísticas nacen de una filtración”. “Yo nunca criticaría que hayan filtrado una noticia a otro periódico, aunque me diese rabia”, añade.
Bartolomé Cursach está actualmente en libertad, después de haber estado en prisión desde marzo de 2017 hasta abril de 2018. Consiguió reunir en cinco horas el millón de euros de fianza que le impuso el juez.