Lo que el PP llama debates en abierto son reuniones llenas de cargos del partido en las que el título ya anticipa la conclusión, para que no haya dudas. Después de escuchar algunas propuestas y hasta alguna crítica moderada, su cúpula lanza los mensajes de rigor los últimos días. A saber, que la corrupción es una cosa aislada y que sin políticos, no hay política. Otro de los mantras del acto fue la consabida comparación de los escraches con el nazismo.
El que han celebrado esta mañana en un bar Madrid llevaba el lema “Los políticos no son el problema” y lo moderaba Esteban González Pons. Según reza el resumen de argumentos difundido por el PP, el plan es “liderar una nueva etapa para recuperar el prestigio político”. Para ello se hizo acompañar del sociólogo Rodolfo Michavila ?, la periodista Isabel Durán y el exministro del Interior, Rodolfo Martín Villa. El vicesecretario los presentó como “personas independientes”, así que cuando le tocó el turno a Martín Villa, tuvo que aclarar que él era del PP y pagaba su cuota. También contó que periódicamente paga una comida a Juan Carlos Vera y José Antonio Bermúdez de Castro para que le den “consignas”. Escuchaban decenas de diputados y cargos de toda España. Mª Dolores de Cospedal fue la encargada de la clausura y también intervino el ministro José Manuel Soria. Esperanza Aguirre, Iñaki Oyarzábal y Cristina Cifuentes fueron algunos de los que aplaudieron.
González Pons presentó esta iniciativa como una forma de “pegar la oreja al asfalto” y recuperar las distancias entre el partido y los ciudadanos, con especial atención a los que les han votado pero han perdido su confianza en ellos. Después de que el sociólogo interpretara los resultados del último CIS acerca de la percepción ciudadana sobre los políticos y la corrupción, la periodista Isabel Duran criticó algunos de los comportamientos del PP, especialmente los relacionados con el caso Bárcenas. Habló de “corrupción hasta las orejas presuntamente” y señaló la necesidad de que el PP gestione bien esa crisis y dé más explicaciones. Ella y varios de los que tomaron la palabra, criticaron que el PSOE no celebre actos similares para hablar “de José Blanco, del Faisán y los miles de enchufados de la Junta de Andalucía”.
Crucifixión en las redes sociales
Su intervención mereció la “crucifixión en las redes sociales”, en palabras de González Pons. Ella se enorgulleció por haber sido invitada a un acto a “zurrar al PP”. Otros cargos del partido hablaron de “tirón de orejas” y de “cantar las cuarenta”. El acto también sirvió para que el ministro Soria recordara su “pena del Telediario” cuando fue acusado de dejar que un empresario pagase sus vacaciones.
El tema estrella eran los escraches. El joven diputado Pablo Casado, sombra de José María Aznar en FAES, demostró mucho entusiasmo. Dijo que la izquierda quiere ganar las urnas en la calle, alienta las protestas y que algunos han pedido “que se cuelgue a Aguirre de una catenaria o crucifiquen a Cospedal”. La secretaria general habló de nazismo y se mostró convencida de que muchos la criticarían por ello. También habló de Bárcenas, ya que el tema del debate no eran los escraches. Volvió a decir que el comportamiento del extesorero es “deleznable” y que no todos son como él. Ya no recuerda si está inmerso en “dos o tres procesos judiciales”, pero sí que el caso Gürtel se abrió antes de que el PP llegara a la Moncloa. Cospedal esgrimió como prueba de la independencia de jueces y fiscales el hecho de que estos procesos aún continúen ahora que su partido gobierna.