Prácticamente desde el inicio de la crisis del coronavirus COVID-19 los principales dirigentes nacionales del Partido Popular han mantenido un discurso incendiario contra la gestión del Gobierno al que, sin embargo, prometen públicamente “lealtad” para hacer frente a la epidemia. El propio líder del PP, Pablo Casado, ha encabezado esa crítica permanente a Pedro Sánchez, aunque quienes han pronunciado unos discursos más duros han sido el secretario general, Teodoro García Egea, y la portavoz parlamentaria, Cayetana Álvarez de Toledo, que mantienen una pugna interna desde hace meses, principalmente por diferencias estratégicas.
Esta última aseguraba llamaba el jueves al Gobierno “la autoridad incompetente” apenas 24 horas después de que el miércoles, en una entrevista en la Cadena Ser, afirmara que, a su juicio, “en la entrada de la crisis ha habido un gran problema” por parte del Gobierno que fue “anteponer la ideología a los hechos y a las advertencias”. En su opinión, “la imagen más terrible que quedará de esa imprevisión y de anteponer la ideología a la ciencia fue la gran manifestación del 8M”.
Sus palabras contrastaban con las pronunciadas por Casado al inicio de la epidemia, cuando también hizo alusión a la ciencia para criticar al Gobierno aunque en un sentido absolutamente contrario al empleado por Álvarez de Toledo: “El Gobierno está reaccionando muy tarde y se está parapetando en la ciencia en vez de tener un liderazgo político”, dijo el líder del PP el 12 de marzo.
“En la gestión de la crisis, los españoles hemos entregado al presidente del Gobierno los máximos poderes y él nos devuelve la mínima eficacia”, añadía este miércoles la portavoz del PP en el Congreso, que insistía en que “el estado de alarma es una transacción entre la sociedad y sus gobernantes: damos al gobernante los máximos poderes a cambio de la máxima solución y eficacia en la gestión. Pero esa transacción está fallando y pedimos al Gobierno que ejerza todos esos poderes que tiene con diligencia, fortaleza, determinación e inteligencia”.
El “desprecio” al sector privado
Álvarez de Toledo ha insistido en que “la ideología ha cegado a la razón y a las buenas decisiones, y en la salida existe el riesgo de que la ideología vuelva a cegar a la razón y a las buenas decisiones. El presidente Sánchez y el vicepresidente Iglesias hablan de soluciones claramente ideológicas y políticas como si intentaran aglutinar una mayoría de izquierdas a lomos de esta crisis hablando de reconstrucción social, pero más bien socialista, y despreciando al sector privado”, zanjaba.
“Hemos ofrecido apoyo al Gobierno, pero no vamos a otorgar amnistía a sus errores en la gestión de la crisis. El Gobierno está compareciendo más que nunca, pero está informando menos que nunca”, decía el jueves Teodoro García Egea en un tuit.
El jueves, después de que se conociera que los primeros tests comprados por el Gobierno a China a través de un proveedor español no cumplían con la homologación exigida, el 'número dos' del PP cargaba con dureza contra el Ejecutivo: “El Gobierno nos pidió lealtad y a cambio nos da error. Lealtad sí, pero complicidad no”, exclamaba. “Hemos visto rupturas de cuarentena, promesas de material incumplidas y ahora ni siquiera son capaces de comprar bien los test del coronavirus en China”, aseveraba.
Dos días antes, en rueda de prensa, García Egea había pronunciado un discurso aún más duro contra el Gobierno. “El Ejecutivo no tiene lealtad con nosotros ni con los españoles. No está a la altura y se aprovecha de una crisis como esta para construir un sillón en el CNI para Pablo Iglesias en lugar de construir mascarillas para los médicos”. La cita es literal.
“Pedro Sánchez pidió la confianza de los partidos para asumir el mando único y eso significa que tiene la responsabilidad única, la responsabilidad total es de Pedro Sánchez. Debe asumir él las consecuencias junto a todo su Gobierno”, apuntaba García Egea, para añadir que “cada sanitario sin guantes o sin máscaras grita por la ineficacia del Gobierno”.
El 'número dos' del PP aseguraba por un lado que el Ejecutivo podía contar con la “lealtad” del PP pero, a la vez, consideraba o que las actuaciones del Gobierno responden “o a una dejación de funciones o a su incapacidad de gestión”. A su juicio, el equipo de Pedro Sánchez “no ofrece soluciones”. “No es el momento de las excusas. Que deje las excusas y pase a la gestión”, le pedía al jefe del Ejecutivo.
“A espaldas de la realidad”
“El Gobierno está actuando de espaldas a esta realidad”, añadía García Egea, que insistía en que el Gobierno “ha actuado con imprevisión, dejando de comprar materiales” para los sanitarios. “El Gobierno les falta el respeto”, apuntaba, antes de recalcar que “para el PP lo único importante es la vida”. “El presidente del Gobierno no está siendo leal con los españoles, con los sanitarios y con los que luchan en primera línea de batalla”, concluía.
Cuando hace dos semanas se agravó la epidemia y el Ejecutivo empezó a tomar las primeras decisiones para frenarla, Casado acusó al equipo de Pedro Sánchez de “graves negligencias” y “descoordinación”. No obstante, cuando el jefe del Ejecutivo compareció en el Congreso para explicar la declaración del estado de alarma el líder del PP prometió no utilizar la crisis del coronavirus para hacer oposición, al menos mientras durara la epidemia. “Señor Sánchez, le digo que no está solo en la batalla contra esta pandemia. Para combatirla puede contar con el apoyo del jefe de la oposición y del grupo popular”, le dijo Casado en el Congreso.
Aunque el líder del PP sí recalcó que “tiempo habrá de dirimir responsabilidades”, también quiso aparcar el debate político. “Usted es el presidente del Gobierno de una Nación atacada por un enemigo invisible e implacable, pero a diferencia de otras graves crisis del pasado, esta batalla la afrontamos juntos. El pueblo español será una gran familia unida. Y le respaldaremos en las medidas para proteger la salud pública y para atenuar las repercusiones económicas y sociales, incluso aquellas medidas que podamos considerar mejorables o que llegan tarde”, dijo en el Pleno.
Todos estos mensajes quedaron obsoletos esta semana, cuando Casado también pasó al ataque en el Congreso durante el debate de la ampliación del estado de alarma: “Nuestro país no está para más mítines, ni para manuales de resistencia ni de autoayuda. Los españoles necesitan soluciones, no promesas. Certezas, no soflamas. España está de duelo, todos estamos de luto. Y esto, señor Sánchez, no va bien”, le espetó el líder del PP a Sánchez el miércoles.
“Esto es imperdonable, porque cada hora de retraso, son enfermos sin respiradores y médicos expuestos al contagio”, dijo, lanzando la acusación al Ejecutivo de ser responsable de las muertes por la epidemia que también pronunció la vicesecretaria de Política Social del PP, Cuca Gamarra, el jueves. “Las decisiones tardías generan estrés al sistema y se cobran vidas. Ustedes contaban con información. Había que usar el tiempo porque las decisiones operativas se toman antes de la crisis no durante”, señaló ella durante la Comisión de Sanidad del Congreso en la que compareció el ministro del ramo, Salvador Illa.
Al inicio de la crisis, el líder del PP optó por convocar a los medios sistemáticamente siempre que se producía alguna comparecencia de Sánchez. Tras el Consejo de Ministros extraordinario del jueves 12, en el que el Gobierno adoptó las primeras medidas para hacer frente a la epidemia, Casado improvisó una rueda de prensa a última hora de la tarde en la que tildó la intervención de Sánchez del mediodía de “muy decepcionante”.
Una “negligencia dolosa”
“Nos deja más preocupados”, aseguró entonces el líder de los populares. “Consideramos que las medidas son claramente insuficientes para contener la expansión de este virus”, añadió, para concluir que las anunciadas por Sánchez “no son las medidas para reactivar una economía en caída libre”.
Ese mismo día, Casado tildó de “grave negligencia” que el Ejecutivo “alentara a los españoles a concentraciones multitudinarias” el 8M, pese a que en las protestas también participaron miembros del PP, que en ningún momento pidió la suspensión de las marchas. El líder de los populares utilizó esos mismos argumentos una vez conocida la decisión del Gobierno de declarar el estado de alarma. “No se puede exigir unidad cuando se está dividido”.
Entonces fue un paso más allá y aseguró que el Ejecutivo había ido “a remolque de los acontecimientos”. Casado consideró que “el Gobierno ha mostrado una profunda división interna en un momento en que lo que se demandaba era unidad y responsabilidad”. “No se puede exigir unidad a la oposición cuando el Gobierno está dividido. No se puede pedir disciplina social a los ciudadanos mientras el vicepresidente se salta la cuarentena ante toda España”, añadió, en alusión a Pablo Iglesias.
El líder del PP ha llegado a acusar a Sánchez de haber provocado nuevos contagios por coronavirus. “El retraso con el que Sánchez ha gestionado esta crisis ha tenido unas consecuencias evidentes en la propagación de esta pandemia por todo el territorio nacional. Su actuación el pasado 8 de marzo fue de una negligencia dolosa”, consideró.