Estados Unidos está muy satisfecha con la noticia de que el Gobierno de Pedro Sánchez se ha comprometido a realizar en los próximos años una importante inversión en armamento para las Fuerzas Armadas españolas. La Administración de Donald Trump lleva tiempo presionando a sus aliados europeos para que aumenten su gasto en defensa, al menos hasta el nivel acordado en 2014, un 2% sobre el PIB de cada país.
La decisión del Consejo de Ministros de aprobar un techo de gasto de hasta 7.300 millones de euros hasta el año 2032 ha coincidido con la visita a Madrid de la subsecretaria norteamericana de Estado para Europa y la UE, Julie Fisher, que tuvo el viernes reuniones en los Ministerios de Defensa y Exteriores. Todos los contactos del Departamento de Estado con las capitales europeas están marcados por el deseo de Trump de que estos países incrementen su gasto militar y asuman más responsabilidades en los temas de defensa.
La Casa Blanca mantiene una actitud tajante en esta reclamación, que ha dado lugar a situaciones e imágenes poco habituales en las cumbres de la OTAN y los contactos bilaterales entre Europa y EEUU. Angela Merkel llegó a decir que “el destino de Europa está en nuestras manos”, en el sentido de que ya no se podía contar con el apoyo permanente de EEUU. Trump no ha desperdiciado ninguna oportunidad de acusar a los gobiernos europeos de estar engañando a EEUU por no gastar el dinero suficiente en defensa.
Más conscientes de las circunstancias políticas y económicas de Europa, el Departamento de Estado y el Pentágono suelen mostrarse más comprensivos, o realistas, con la situación de los gobiernos europeos, a los que se insiste que Washington no ha dado por perdida la alianza entre las dos dos orillas del Atlántico.
Fuentes del Departamento de Estado recuerdan que el compromiso de un gasto en defensa equivalente al 2% del PIB es anterior a la llegada de Trump a la Casa Blanca. La decisión de poner fin al descenso en el gasto militar y volver a subirlo fue un compromiso colectivo en una cumbre de la OTAN con el objetivo de responder a la crisis de Ucrania y otras crisis.
“Todo acerca del presidente Trump es diferente” (en relación a anteriores presidentes), dicen esas fuentes. “Está claro que él ha dicho que no es una persona paciente y que no quiere esperar diez años a que este problema se solucione. Se llegó a un acuerdo en 2014 y la situación de seguridad de ahora es mucho más difícil que entonces”.
Estas fuentes admiten que se trata de un debate delicado y difícil de vender a la opinión pública de cada país, incluida España, y por eso están muy satisfechas con la decisión del Gobierno español de continuar con la inversión en armamento. “Conseguir convencer a un ministro de Defensa o el jefe del Ejército de la necesidad de llegar al 2% es fácil, lo más fácil del mundo. Lo difícil es hablarlo con los responsables de la política económica de esos países”.
El Gobierno de Sánchez ha aprobado este viernes destinar 7.300 millones de euros hasta 2032 que se gastarán en tres programas: la construcción de cinco fragatas F-110 para la Armada, 348 vehículos blindados Dragón 8x8 para el transporte de tropas, y la actualización del avión Eurofighter.
Según los cálculos del Ministerio de Defensa, la inversión generará 8.500 puestos de trabajo, directos e indirectos, en los astilleros de Navantia en Ferrol, así como en otras muchas empresas. 7.000 de ellos dependen de la construcción de las fragatas.
Las F-110 sustituirán a las fragatas de la Clase Santa María que tienen 35 años de antigüedad. Los blindados Dragón harán lo propio con los BMR, que ya no se podían usar en lugares como Afganistán porque su blindaje era totalmente insuficiente para afrontar la amenaza de explosivos enterrados a su paso. La modernización del Eurofighter se aplicará a los 69 aviones de combate existentes y a los cuatro pendientes de recibir. Las tres armas de los ejércitos han recibido su parte.
Antes de contabilizar el gasto militar real de este año, sólo cinco países de la OTAN alcanzaban o superaban el 2% sobre el PIB: Estados Unidos, Grecia, Estonia, Reino Unido y Letonia. El porcentaje de Alemania era del 1,24%, y el de España, el 0,93%.
Las fuentes del Departamento de Estado no aceptan que las relaciones entre Europa y EEUU sean las peores de las últimas décadas a causa de la política de Trump. Lo que sí es una novedad es que los temas en los que existen discrepancias hayan tenido un papel tan relevante en la última campaña electoral norteamericana. Asuntos como las relaciones comerciales con Europa, la inmigración y la validez de la OTAN no figuraban antes en las cuestiones que más influencia tenían en las campañas. Según esas fuentes, los europeos tendrán que acostumbrarse a esta tensión, porque la exigencia norteamericana de más dinero para defensa no va a cambiar con futuros presidentes.