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El aparato del PP consigue limitar la democracia interna en la elección de sus dirigentes regionales

Rajoy y Martínez-Maillo en el Congreso.

Rodrigo Ponce de León

Democracia interna para que gane el aparato. Todos los procesos de primarias que se han celebrado en los congresos regionales del Partido Popular, que han terminado este fin de semana, han acabado con victoria del candidato preferido por la dirección del partido, salvo en La Rioja.

Todo un éxito para el vicesecretario general de Organización, Fernando Martínez–Maillo. Así consolida la decisión de Mariano Rajoy de nombrarlo en el Congreso Nacional del pasado febrero como el verdadero muñidor de la estructura organizativa del PP ante la “escasa dedicación por sus variados cargos” de la secretaria general, María Dolores de Cospedal, según algunos presidentes regionales del partido.

Con el apoyo de la mayoría de los barones, Martínez–Maillo consiguió que se impusiera en los Estatutos que se debatieron en el último cónclave nacional el sistema de una doble vuelta con una primera votación de los afiliados y una segunda ronda en la que deciden los compromisarios. 

Con esta fórmula consigue impulsar la imagen de democracia interna y no perder del todo el control territorial. Por este motivo, el vicesecretario de Organización ha anunciado que no se permitirán los cónclaves “asamblearios” en los congresos provinciales del partido que se pondrán en marcha a partir de Semana Santa.

La fórmula asamblearia –el mismo número de compromisarios que afiliados– está recogida en los Estatutos. Todavía es posible ponerlos en marcha si cuentan con el aval del Comité Ejecutivo Nacional. Sin embargo, la dirección del partido no quiere dejar al albur de los afiliados la elección de los presidentes de la formación.

“El sistema de doble vuelta está funcionando correctamente y bien. El sistema asambleario es una vía excepcional, tenemos que profundizar en el modelo de doble vuelta. Es un modelo para quedarse, debe ser el que rija la mayoría de congresos”, anunció Martínez–Maillo.

Con este sistema si en la primera vuelta un candidato obtiene más del 50% de los votos, hay una diferencia de 15 puntos entre candidaturas y si ese candidato consigue más de la mitad de los votos en las circunscripciones, no es necesario hacer una segunda votación.

Para establecer este sistema que le facilita dirigir la elección de candidatos consiguió rebajar la aspiración de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, de impulsar la enmienda “un afiliado, un voto” en el Congreso Nacional. La propuesta de Cifuentes fue asumida como un desafío para Rajoy en la sede del PP de la calle Génova de Madrid y vapuleada por el resto de barones del Partido Popular que aprovecharon el momento para debilitar a una de las posibles sucesoras de Rajoy.   

“El principio general debe ser el sistema de doble vuelta. En la primera vuelta se determina con claridad cuál es la voluntad del afiliado. Es más traumático ir al congreso con dos candidaturas”, explicó el vicesecretario de Organización.

En un partido como el PP, con escasa tradición de democracia interna, los afiliados tienen muy en cuenta a quién elige Génova como su candidato. De los 16 congresos regionales del PP que se han celebrado solo cuatro han sido asamblearios: Madrid, Comunidad Valenciana, La Rioja y Baleares. Solo en los cónclaves riojano y balear llegaron dos candidatos a la votación en el Congreso.

Por si había dudas, en La Rioja se filtró “accidentalmente” que la alcaldesa de Logroño, Cuca Gamarra, era la preferida por la dirección nacional del PP. Sin embargo, el vencedor fue José Ignacio Cenizeros por 109 votos, 1.172 contra los 1.063 votos que consiguió Gamarra. Un motivo más para justificar en Génova la eliminación de los congresos asamblearios.

De los doce restantes que ha celebrado la elección a doble vuelta, en la mayoría solo había un candidato y tan solo en uno se ha llegado con dos candidatos al congreso: Cantabria. 

El Congreso de Cantabria ha sido paradigmático. En la primera vuelta, el candidato Ignacio Diego consiguió 150 votos más que María José Sáenz de Buruaga, la elegida por el vicesecretario de Organización. Con la votación de los compromisarios, la candidata del aparato ganó por cuatro votos a Ignacio Diego, 458 votos frente a 454. La denuncia de posibles irregularidades en la votación durante el Congreso cántabro fue archivada este viernes por el juzgado de instrucción número 1 de Santander.

Más democracia directa para que vuelva a ganar Génova. La solución orgánica del vicesecretario de Organización ha sido un éxito, salvo en La Rioja.

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