Desde que el pasado martes el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, anunciara que su formación se mudará próximamente de sede y dejará el histórico edificio de la calle Génova de Madrid por estar asociado a la corrupción que marcó el pasado reciente del partido, la dirección del PP ha evitado dar más detalles sobre cuándo se producirá el traslado, a dónde, o si en sus planes está vender el inmueble, ponerlo en alquiler o tratar de recalificarlo. “Se informará a su tiempo”, se limitan a señalar las fuentes oficiales consultadas por este diario.
Las últimas cuentas publicadas por el partido, correspondientes al ejercicio de 2019, evidencian sin embargo los problemas financieros por los que atraviesa el PP desde 2018, tras acumular sucesivas derrotas electorales que han mermado sus ingresos públicos, y que, sin embargo, podrían ser ahora atajados con la venta de la sede de Génova 13. Según esas cuentas, al cierre de 2019 la formación debía a los bancos más de 38 millones de euros en distintos créditos e hipotecas.
La cifra es similar a la que el PP podría recibir en el caso de optar por vender su histórico edificio, según el portal idealista. Sus estimaciones apuntan a que, teniendo en cuenta la situación actual del mercado inmobiliario en la capital, el precio de venta de la sede alcanzaría los 36 millones de euros. Siempre según el citado portal inmobiliario, el PP podría pedir 30 millones por la transacción de las oficinas, distribuidas en nueve plantas, y otros seis millones de euros por las 93 plazas de garaje. En total, el edificio dispone de 10.243 metros cuadrados.
Casado no mencionó los problemas económicos por los que atraviesa su partido cuando anunció la marcha de Génova 13 durante su discurso ante el Comité Ejecutivo Nacional del pasado martes, en el que apuntó los primeros pasos que dará para iniciar una suerte de refundación del Partido Popular con el objetivo de volver a situarlo como alternativa de Gobierno frente a la izquierda. El traslado que, según el equipo del líder del PP, se producirá “lo antes posible”, se debe, dijo Casado, a su intento por romper amarras con el pasado corrupto de la formación conservadora que, a su juicio, fue el que una vez más provocó la debacle de los populares en las elecciones catalanas del pasado domingo, cuando logró el peor resultado de su historia –pasó de cuatro a tres escaños– en Catalunya y fue superado por Vox, que le triplicó en número de escaños –la extrema derecha logró ser la cuarta fuerza del Parlament con 11 representantes–.
“No debemos seguir en un edificio cuya reforma se está investigando esta misma semana en los tribunales”, dijo, haciendo alusión al juicio sobre la llamada caja B del PP que comenzó en la Audiencia Nacional el pasado día 8, en plena campaña catalana, y que investiga, precisamente, los pagos en negro que se realizaron para costear la reforma de la sede, entre 2006 y 2008. Entonces el partido lo presidía Mariano Rajoy y el máximo responsable de las cuentas era Luis Bárcenas, el extesorero ahora en prisión cuya última confesión detallando la supuesta financiación ilegal del PP también se conoció durante la campaña catalana.
Feijóo: “Se debe un porrón de dinero”
Para poder consumar la mudanza, Casado deberá contar con el aval de la Junta Directiva Nacional, el máximo órgano de decisión del partido entre congresos, que se reunirá próximamente aunque la dirección popular aún no ha puesto una fecha concreta. Los estatutos del PP establecen en su artículo 1.4 que “la sede nacional del partido se fija en el número 13 de la calle de Génova, 28004 de Madrid, y podrá ser trasladada por acuerdo de la Junta Directiva Nacional, sin necesidad de modificar los presentes estatutos”.
Aunque, como Casado, tampoco concretaron si entre los planes del partido está la venta, el alquiler o la recalificación del edificio, dos dirigentes de máximo peso en el partido reconocieron, sin embargo, a finales de esta semana que la marcha de Génova 13 sí tiene que ver con los problemas financieros por los que atraviesa el PP. “Se debe un porrón de dinero. Millones de euros que están sin pagar”, aseguró a última hora del jueves el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, al que se considera el contrapeso interno de Casado dentro del partido por ser identificado con un perfil más moderado que el del líder nacional y por su peso institucional: cuatro mayorías absolutas consecutivas en Galicia, reforzadas en las elecciones del pasado julio.
En una entrevista en TVE, Feijóo criticó la decisión de Casado de dejar Génova 13. “Si cada vez que un partido tiene problemas con algunas personas se tiene que ir del lugar en el que está, es que igual aquí no quedaba ninguna sede”, lamentó. Según el presidente gallego, que unas horas después de pronunciar esas palabras, a media mañana del viernes, mantuvo una reunión con Casado precisamente en la sede del PP, los problemas de tesorería le llegan a todas las formaciones políticas “cuando pierden los ingresos porque faltan los escaños”, que es exactamente lo que le ha ocurrido al PP a nivel nacional desde que está presidido por Casado.
En las generales de abril de 2019, las primeras tras el triunfo del actual líder de los populares en las primarias de 2018, la formación conservadora logró el peor resultado de su historia: obtuvo solo 66 escaños, 71 menos que los 137 logrados solo dos años antes por Rajoy. En la repetición electoral de noviembre de ese año Casado logró mejorar levemente y obtuvo 88 escaños, 22 más, lejos en todo caso de las cifras de su predecesor en el cargo. El hundimiento en las urnas se tradujo directamente en una merma de sus recursos, ya que los ingresos públicos que reciben los partidos están determinados tanto por el número de votos como por los escaños logrados en las elecciones. En las de 2019, las distintas formaciones políticas recibieron 21.000 euros por cada escaño y 80 céntimos por cada voto.
Este viernes, el alcalde de Madrid y portavoz nacional del PP, José Luis Martínez-Almeida, también reconoció, como Feijóo, que la mudanza de Génova 13 está relacionada con esos problemas financieros derivados de las pérdidas electorales. “Influyen cuestiones logísticas y económicas”, aseguró en una entrevista en Telecinco.
El PP debe 14 millones por préstamos electorales
Las últimas cuentas publicadas por el PP, las correspondientes al ejercicio de 2019, cuantifican esas dificultades económicas en una deuda acumulada de 38.205.497,5 millones de euros, que se reparte entre los 20.758.014,58 que debe a largo plazo y los 17.116.570,67, a corto, además de otros pasivos por 338.033 euros. Una de las principales deudas es, precisamente, la hipoteca que solicitó la dirección popular en 2006 para comprar el edificio de Génova 13. De los 37 millones pedidos a Banesto –hoy Banco Santander–, el PP aún adeuda 11.339.260,86 euros.
“Nosotros hemos pagado ya muchas hipotecas. Hay una hipoteca que hemos pagado y que estamos pagando, que es la de este edificio, y luego hay otras hipotecas que estamos pagando por personas que se aprovecharon de nuestras siglas en beneficio propio”, reconoció este viernes el secretario general de los populares, Teodoro García Egea, durante una entrevista en La Sexta realizada en la aún sede nacional del PP. “Queremos cancelar las dos, la de la sede y las otras”, concluyó el 'número dos' de Casado. Según él, pese a las deudas, “la sostenibilidad financiera del PP está hoy plenamente garantizada”.
También por hipotecas de sus distintas sedes repartidas por toda España, a finales de 2019 el partido tenía deudas con La Caixa, Banco Popular –hoy Santander–, BBV –BBVA–, Caja Rural de Granada y Unicaja, entre otros. Además, según sus últimas cuentas, el PP debía 14.875.640 euros repartidos entre distintas entidades solo por los créditos solicitados para sufragar las distintas campañas electorales de ese año: las generales del 28 de abril de 2019, las europeas, autonómicas y municipales de mayo y la repetición de las generales que se celebró el 10 de noviembre.
La venta de Génova 13 supondría un alivio económico para las arcas 'populares', además de la escenificación de la ruptura con el pasado corrupto anunciada por Casado el pasado martes. El edificio que ahora ocupa el PP está asociado a la corrupción y a los sobres llenos de billetes que, según su extesorero Luis Bárcenas, dejaban empresarios a cambio de adjudicaciones de obras y servicios en las administraciones públicas. Por eso el líder del PP asumió esta semana, tras la debacle en Catalunya y en medio de las críticas hacia su estrategia de oposición, que es imposible marcar distancias con el pasado dando ruedas de prensa en un edificio que está bajo sospecha.
Las obras realizadas allí por el PP entre 2006 y 2008 están siendo investigadas en la Audiencia Nacional, en el citado juicio de la caja B, por haber sido sufragadas, en parte, con dinero negro. En total, son 1.552.000 euros los que empresarios habían entregado al Partido Popular en secreto y con los que este dotó de una nueva y moderna imagen a su sede central.
La investigación considera probado que el partido encargó a la gerencia la ejecución de la reforma y que Bárcenas acordó la trampa con el responsable de Unifica –la empresa encargada de la reforma–, Gonzalo Urquijo de Córdoba, siempre “con el conocimiento y connivencia” de Álvaro Lapuerta, ya fallecido, y Cristóbal Páez, adjunto a la gerencia del partido. Al otro lado conocerían el chanchullo la socia de Urquijo, Belén García, y la arquitecta responsable de la reforma de Génova, Laura Montero. Todos ellos se sientan en el banquillo de los acusados. El Partido Popular se enfrenta a ser condenado como responsable civil subsidiario de los delitos fiscales que se atribuyen a Bárcenas y Páez y por los que ya tuvo que abonar una fianza de 1,2 millones de euros.