Las declaraciones de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, en las que insinuaba que había personas de su partido detrás de la publicación del informe de la Guardia Civil que la involucra con la financiación irregular del Partido Popular de Madrid han reabierto las luchas internas que se mantenían larvadas en las formación conservadora.
Al ser preguntada por los periodistas sobre si creía en la existencia de fuego amigo dijo: “No señalo a nadie, pero en las casualidades no creo y en política menos. Tengo 52 años para 53, pero que cada cual saque sus conclusiones”. Un sospecha que recogen algunos miembros de la formación conservadora al admitir que “todos tienen sus propias ambiciones” y alimentada por el socio preferente de los populares en esta legislatura: “Lo que sale de la corrupción del PP tiene que ver con la batalla de la sucesión”, dijo el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, en una entrevista en el Huffington Post.
Aunque Cifuentes siempre ha tratado de desligarse de la carrera sucesoria, lo cierto es que su nombre aparece en todas las quinielas para relevar a Mariano Rajoy, junto a la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, el presidente de la Xunta gallega, Alberto Núñez Feijóo, y la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. A este grupo se ha unido el vicesecretario general del Organización, Fernando Martínez-Maillo, como el verdadero muñidor de la estructura orgánica del PP.
Una prueba de las opciones de Cifuentes fue la presentación de su propuesta de primarias para el congreso nacional del partido por la que fue vapuleada por la mayoría de los barones regionales y dirigentes del partido, salvo Cospedal, que siempre la ha visto como una aliada en su guerra personal con Sáenz de Santamaría. Entonces, Martínez- Maillo recondujo la proposición de Cifuentes y se apuntó un tanto importante ante Rajoy.
Desde diversas fuentes del partido se admite que las relaciones entre el vicesecretario general de Organización y Cifuentes no son las mejores, entre otras cosas, porque aseguran que la presidenta del PP de Madrid siempre quiere ir a su aire.
Lo cierto es que Génova no salió en su defensa hasta que la presidenta de la Comunidad de Madrid dio públicamente su versión. Otras fuentes de la formación conservadora recordaron que es la presidenta del PP de la Comunidad de Madrid la que “ha puesto el listón muy alto” al obligar a renunciar del cargo con la imputación como respuesta frente a los casos de corrupción.
Desde el entorno de Cifuentes se admite que hay sectores del partido que no han digerido bien su papel protagonista tras revelar que entregó una documentación del Canal de Isabel II a la Fiscalía que impulsó la operación Lezo. Frente a esta posición, otros sectores del partido critican el victimismo que se desprende de las declaraciones de la presidenta de la Comunidad de Madrid al dejar caer que el origen de la publicación del informe podría estar en otros sectores del PP.
Desafío a otros barones
También se han interpretado sus comentarios en el partido como un aviso a navegantes con lectura interna: la insistencia en su honradez y en “que duerme muy tranquila” ha sido asumida como un desafío al resto de dirigentes. “No tengo áticos [en relación con Ignacio González, que está siendo investigado por el suyo de Estepona], casas, pisos, fincas, acciones ni cuentas corrientes. Con el difama que algo queda se quiere manchar una trayectoria como la mía. No voy a permitir que nadie ponga sombras de dudas”, ha avisado Cifuentes.
En los últimos años ha sido patente la lucha de Cifuentes contra Esperanza Aguirre y su entorno para hacerse con el poder del partido en Madrid. Aunque la actual presidenta madrileña mantenía una relación formal con Aguirre a pesar de las puñaladas internas, con Ignacio González, expresidente de la Comunidad de Madrid ahora en la cárcel por la operación Lezo, mantuvo un combate descarnado que quedaba patente en la ausencia de relaciones cuando estaban en público.
Rajoy sabe lo que es sufrir la oposición interna a través de Aguirre por lo que siempre ha pedido “unidad bajo el liderazgo” de Cifuentes en el PP de Madrid. Sin dudas de su liderazgo en Madrid y aunque quedan años para dirimir la sucesión, Cifuentes se hace fuerte ante lo que su entorno entiende como un ataque directo a sus pretensiones futuras.