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Dodon, el amigo de Putin

Moscú —

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Moscú, 15 nov (EFE).- El presidente moldavo, Ígor Dodon, es un ferviente admirador del jefe del Kremlin, Vladímir Putin. En su primer mandato logró restablecer las históricas relaciones con Rusia, principal socio comercial del país más pobre del continente, en perjuicio de la Unión Europea (UE).

“He aprendido mucho del presidente ruso, especialmente, a la hora de defender los intereses del Estado”, ha dicho Dodon.

Comunista reconvertido en socialista, Dodon, de 45 años, no ha logrado superar la división en el país entre los partidarios de Rusia y los que apoyan el acercamiento y una futura integración en la UE, enfrentados desde la caída de la Unión Soviética hace casi 30 años.

PLEITESÍA AL KREMLIN

Antes de llegar al poder hace cuatro años, prometió que su primera visita sería a Moscú. Cumplió su palabra y, de hecho, ha viajado varias veces al año al vecino del norte para reunirse con Putin, con el que ha forjado una estrecha relación de alumno aventajado.

El líder ruso le ha correspondido con acuerdos económicos, contratos empresariales y créditos, fundamentales para la supervivencia de la alicaída economía moldava.

“Tenemos una gran confianza en que el pueblo moldavo valore en las inminentes elecciones los esfuerzos realizados por el presidente para forjar las relaciones con Rusia”, dijo hace poco Putin.

Dodon, que también se ha mostrado mucho más comprensivo con la postura rusa en relación a la república separatista de Transnistria -no quiere la retirada de las tropas rusas-, es un aliado mucho más leal que el antiguo líder comunista, Vladímir Voronin, que dirigió el país entre 2001 y 2009.

En respuesta y después de tres décadas de tira y afloja, Moscú ha aceptado retirar el arsenal soviético de la región separatista.

FRENO A LA INTEGRACIÓN CON LA UE

Todas esas medidas han mejorado la imagen de Rusia en el país, pero los europeístas siguen siendo mayoría, especialmente en la capital, Chisinau, ya que son muchos los que tienen familiares trabajando en países de la UE.

Dodon se opuso a incluir en la Constitución la integración europea como objetivo estratégico, como propuso el Gobierno liberal, aduciendo que esa medida sin mediar un referéndum únicamente agravaría la división en el país.

Antes de llegar al poder, el líder moldavo había sugerido que revisaría las relaciones con la UE, pero, una vez se convirtió en presidente, optó por una Realpolitik que consistió en mantener el Acuerdo de Asociación, consciente de que su denuncia sería una medida demasiado impopular y, sin ir más lejos, provocó una revolución en la vecina Ucrania.

Eso sí, ha insistido en la necesidad de modificar el aspecto económico del acuerdo, aunque ambas partes aún no se han puesto manos a la obra.

NO A LA UNIFICACIÓN CON RUMANÍA

En lo que Dodon es inflexible es en lo que se refiere a la unificación con Rumanía, a lo que aspiran desde la independencia algunos políticos liberales moldavos.

Dodon ha respondido con firmeza a cualquier afirmación al respecto por parte de los dirigentes rumanos, como el expresidente Traian Basescu, al que retiró la ciudadanía moldava.

En eso cuenta con el respaldo de la mayoría de los moldavos, ya que los partidarios de la unión con Rumanía no superan el 25 %, y de Rusia, que sospecha que eso significaría también el ingreso en la OTAN.

El presidente ya ha dicho en numerosas ocasiones que el ingreso en la Alianza Atlántica es una línea roja que no está dispuesto a cruzar, al tiempo que ha abogado por mantenerse también al margen de la alianza militar postsoviética, la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva.

AMENAZA DE REVOLUCIÓN POPULAR

Desde que asumiera la Presidencia, la estrategia de Dodon era que su partido, los socialistas, controlaran tanto la jefatura del Estado como el Gobierno, algo que logró a finales de 2019.

No obstante, todo apunta a que el Gobierno dirigido por el antiguo asesor de Dodon, Ion Chicu, tiene los días contados debido al transfuguismo de diputados del aliado de los socialistas, el Partido Democrático.

A esto se suma lo ocurrido en los últimos meses en dos antiguas repúblicas soviéticas, Bielorrusia y Kirguistán, protestas y disturbios donde Moscú vio la mano de EEUU.

En vísperas de la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Moldavia el pasado día 1, el espionaje exterior ruso advirtió que Washington estaría allanando el camino para un proceso revolucionario en caso de victoria de Dodon.

Ignacio Ortega