Cerca de doscientas personas se han concentrado hoy en Zaragoza en un acto en el que han querido alzar su voz contra la violencia machista y poner fin al silencio que rodea a estas víctimas.
Esta concentración ha sido convocada por la Coordinadora de Organizaciones Feministas en la Plaza de España de Zaragoza tras conocerse que una mujer ha sido encontrada muerta hoy a las siete de la mañana junto a su excompañero sentimental en un bar de la capital aragonesa.
La mujer había denunciado hacía dos semanas a este último, sobre el que pesaba una orden de alejamiento, por lo que se considera que pueda tratarse de un nuevo caso de violencia de género.
La concentración ha comenzado sobre las 19.30 horas y ha finalizado con la lectura de un manifiesto y la entrega de flores en reconocimiento a todas las víctimas de este tipo de violencia.
Esta vez el silencio se ha sustituido por el grito unánime “nos queremos vivas” con el que se ha mostrado la “total repulsa” a este tipo de actuaciones.
La portavoz de la Coordinadora de Organizaciones Feministas de Zaragoza, Margarita Deya, ha lamentado, en declaraciones a los periodistas, tener que volver a convocar una concentración con motivo de la muerte de otra mujer, asesinada presuntamente por su expareja.
Si existe una denuncia previa, esto no debería ocurrir, por eso Deya ha explicado que se trata de un caso que les “indigna profundamente” pues lo convierte en un caso “todavía más grave” ya que, según ha dicho, este caso fue considerado de “riesgo leve” y se suspendió la orden de protección de la mujer.
A esto se suma el hecho de que el supuesto asesino conservase su permiso de posesión de armas.
Por todos estos motivos, la portavoz ha anunciado que van a pedir la dimisión del delegado de Gobierno en Aragón, Gustavo Alcalde.
“No se están tomando las medidas cautelares que dicta la ley por falta de presupuestos y recursos destinados a este ámbito, y esto sí es una responsabilidad institucional”, ha denunciado Deya.
Lo que se persigue, ha explicado Margarita Deya es que las personas que sufren esta violencia sientan que tienen “protección real”.