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Aunque peleará por cada voto hasta el mismo domingo, la dirección del Partido Popular ha asumido que la fragmentación de la derecha en tres partidos (PP, Ciudadanos y Vox) le hará perder representación parlamentaria en las elecciones del 28A. La división la confirman los cálculos que maneja el equipo de Pablo Casado que, según fuentes de Génova, les sitúan en una amplia horquilla de “entre 60 y 120” escaños que supondrán, por tanto, un retroceso de entre 14 y 74 diputados respecto a los 134 que logró el PP en 2016.
La cúpula de los populares explica que, pese a la debacle, sus cifras, que fluctúan día a día, les permiten tener el “pálpito” de que tras el 28A podrán reeditar el acuerdo con los partidos de Albert Rivera y Santiago Abascal –la suma de las tres derechas– que en enero hizo presidente de la Junta de Andalucía al popular Juan Manuel Moreno Bonilla.
El bloque conservador –apuntan las fuentes consultadas–, superaría los 176 escaños de la mayoría absoluta y, por tanto, tendría más representantes que el bloque formado por PSOE, Unidas Podemos y las fuerzas nacionalistas e independentistas. Casado podría así ver satisfecho su objetivo de llegar a la Moncloa sustituyendo al frente del Ejecutivo a Pedro Sánchez.
Otro de los datos que aportan los populares es la fuerte irrupción de Vox en el nuevo Parlamento, a cuyos votantes Casado daba a entender este jueves que el proyecto del Partido Popular no tiene diferencias notables con el de Santiago Abascal: “No tienen ninguna razón para no votar el PP”, les decía el líder popular en una entrevista en Antena 3.
Dirigentes del PP aseguran a eldiario.es que esta misma semana sus cálculos aventuraban que la formación de Santiago Abascal logrará el 28A en torno a 50 diputados y que la intención de voto del partido de extrema derecha se sitúa “cerca” de Ciudadanos, que también mejoraría su representación de 2016, cuando obtuvo 32 escaños, y que según los los populares mantendría la tercera posición en intención de voto, por delante de Vox y Unidas Podemos.
La dirección de Casado está preparando el discurso del “triunfo del cambio” para la noche de las generales, un optimismo que se mantendrá aunque el PP sufra un duro golpe en las urnas siempre que tenga opciones de llegar a la Moncloa.
Si, como apuntan los últimos sondeos publicados, los populares siguen siendo la fuerza más votada del centro derecha y logran sumar con Ciudadanos y Vox para echar a Sánchez, la lectura que se hará desde Génova 13 será la de la victoria, igual que hicieron el 2 de diciembre cuando el partido logró su peor resultado en unas elecciones andaluzas pero la unión de los populares con los partidos de Rivera y Abascal obtuvo más escaños que la suma de la izquierda.
“Empezamos a ver que podemos ganar a Sánchez”, explican dirigentes del PP de la más alta responsabilidad, que consideran que la situación para el centro derecha ha mejorado a raíz de los debates electorales del lunes y el martes.
Esas fuentes restan importancia a la guerra sin cuartel que mantienen los populares con Ciudadanos y Vox por cada voto de la derecha y la caza de los indecisos –entre el 20% y el 40% del electorado, según todas las encuestas–, que precisamente se ha agravado entre Casado y Rivera a raíz de los ataques cruzados que se dirigieron en los debates televisados.
La desconfianza mutua crecía el miércoles, cuando Ciudadanos 'robaba' al PP al expresidente madrileño Ángel Garrido, que hasta entonces iba de número cuatro de la lista de los populares al Parlamento Europeo y que anunció su marcha al partido de Rivera. Ahora Garrido es el número trece de la candidatura de Ciudadanos a la Comunidad de Madrid.
A pesar de ello, la dirección del PP cuenta con que si las urnas permiten esa suma con Ciudadanos y Vox, los de Rivera harán presidente a Casado. “Cualquier otro movimiento que permitiera a Sánchez permanecer en la Moncloa sería inexplicable para su electorado”, explican los dirigentes consultados.
Ante la duda, el líder del PP insistía este jueves en presentar a su partido como “la única garantía” para poder echar a Sánchez de la Presidencia del Gobierno. Tras fracasar en su intento de “unir el voto” antes de los comicios –los populares plantearon a Ciudadanos listas conjuntas para el Senado y llegaron a pedir a los de Rivera y a Vox que no se presentaran en circunscripciones pequeñas donde más daño puede hacer al PP la fragmentación de la derecha– Casado volvía apelar al voto útil en sus mítines de Barcelona y Murcia.
Apurando las últimas horas de la campaña que los populares cerrarán este viernes con un gran acto en el Wizink Center de Madrid –con capacidad para 15.000 personas– para el que han movilizado a todas las provincias y en busca de nuevos votantes, Casado advertía a los exvotantes del PP que ahora piensen en apoyar a Ciudadanos o Vox de los riesgos de la fragmentación de las derechas.
“O unimos el voto en torno al PP o Pedro Sánchez tendrá más facilidades para seguir en el Gobierno. El voto es gratis, pero puede salir carísimo y tiene consecuencias”, zanjaba Casado en la capital catalana.
Una de las últimas cartas jugadas por Casado ha sido la de apelar a la crisis de Venezuela fichando al padre del dirigente opositor venezolano Leopoldo López como número 12 de la lista de las elecciones europeas tras el hueco dejado por Garrido. La dirección del PP ha ascendido al exministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, al puesto cuarto que ocupaba el expresidente madrileño y ha situado a Leopoldo López Gil en el que figuraba el también exalcalde de Sevilla.
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