Desde su llegada a la presidencia del Partido Popular, Pablo Casado ha tratado de distanciar su mandato con los casos de corrupción en los que se ha visto involucrado su partido, consierándolos cosa del “pasado” con el objetivo de paliar la división del centro derecha en tres partidos –PP, Vox y Ciudadanos– a la que abocaron esas corruptelas al final del mandato de Mariano Rajoy. “El PP ha vuelto”, dijo Casado cuando ganó las primarias, en 2018, tratando de hacer borrón y cuenta nueva a una etapa convulsa en las filas populares, que estuvo marcada por distintos procesos judiciales y que concluyó precisamente a raíz de uno de ellos: la condena del PP a título lucrativo dentro del caso Gürtel, que motivó la moción de censura que presentó Pedro Sánchez contra Rajoy, desbancándolo de la Moncloa.
Ahora, cuando han pasado dos años y medio de su discurso en el XIX Congreso Nacional de su partido, Casado sigue sin lograr desprenderse de ese lastre de la corrupción. Este viernes se pone en marcha en el Congreso de los Diputados la comisión de investigación sobre el supuesto espionaje al extesorero del PP Luis Bárcenas –conocida como Operación Kitchen–, perpetrado presuntamente por el Ministerio del Interior del Gobierno de Mariano Rajoy.
El inicio de los trabajos del órgano parlamentario por el que previsiblemente pasarán el propio Rajoy –así lo han solicitado varios partidos– y otros excargos del PP –Unidas Podemos y el PSOE debaten incluso la posibilidad de que comparezca el propio Casado– coincide además con el inicio de la campaña de las elecciones catalanas que, por el momento y a la espera de la decisión definitiva del TSJ catalán sobre el aplazamiento al 30 de mayo solicitado por la Generalitat, tendrán lugar el próximo 14 de febrero.
Casado se ha fijado esos comicios como un punto de inflexión en su mandato, que hasta ahora ha estado marcado por continuas derrotas electorales. Con unas encuestas que auguran un leve crecimiento del PP catalán, que en los comicios anteriores tocó suelo con el peor resultado de la historia –logró solo cuatro escaños en el Parlament–, el líder de los populares confía en conseguir el sorpaso a Ciudadanos, que en 2017 logró ser la primera fuerza en Catalunya aunque no pudo gobernar por la alianza de los independentistas, y ahora se hunde en las encuestas. También quiere superar en votos a Vox, volviendo a convertir al PP en la fuerza hegemónica del constitucionalismo de derechas en Catalunya.
“No interferir en la intención de voto”
El líder del PP no quiere por ello que esa campaña catalana en la que, según sus más estrechos colaboradores, Casado se pretende volcar sean cuando sean los comicios, se vea de nuevo ensombrecida por el fantasma de la corrupción de su propio partido. Esa es la razón por la que este miércoles los populares registraron en el Congreso una propuesta de trabajo para la citada comisión de investigación de la Operación Kitchen en la que solicitan que su actividad no comience hasta que se celebren las elecciones en Catalunya.
“No podrán ser convocadas las sesiones de trabajo [de la comisión de investigación] hasta que finalice el proceso electoral en Cataluña, al objeto de no interferir en la intención de voto del cuerpo electoral”, aseguran los populares en el escrito presentado en el registro del Congreso. En ese mismo texto, el PP pide un plazo de cinco días para presentar su listado de comparecientes a partir de que se apruebe el plan de trabajo de la comisión, lo que sucederá, previsiblemente, el mismo viernes, día en el que se constituirá este órgano parlamentario solicitado por la izquierda y al que siempre se opuso el PP.
Por el momento, ni PSOE ni Unidas Podemos han registrado tampoco su listado de comparecientes. Los socialistas apuestan ahora por comenzar las comparecencias por los cargos técnicos y, a partir de ahí, decidir qué políticos tienen que dar explicaciones. Pero en los últimos meses los dos partidos en el Gobierno se han mostrado partidarios de llamar al menos a Rajoy, la exsecretaria general del PP y exministra de Defensa, María Dolores de Cospedal –la Fiscalía ha pedido su imputación en el caso– y al exministro del Interior Jorge Fernández Díaz, máximo responsable político cuando se produjo el presunto espionaje a Bárcenas, y que está imputado por ello en la causa abierta en la Audiencia Nacional. Grupos como Ciudadanos y EH Bildu ya han solicitado formalmente que los tres declaren en la comisión.
Que tres personalidades que tuvieron cargos de la máxima responsabilidad en el PP declaren en el Congreso sobre un supuesto caso de corrupción que afecta directamente al partido no es, para la dirección del PP, el mejor escaparate para las elecciones en Catalunya. Todo ello a pesar de que la estrategia de la dirección del PP siempre ha sido la de desvincular a su máximo jefe de la Operación Kitchen.
Casado, citado en el careo entre Martínez y Fernández Díaz
El entorno de Casado admite que el currículum de Casado está estrechamente ligado al partido, donde fue primero presidente de Nuevas Generaciones –las juventudes del PP– de la Comunidad de Madrid, entre 2005 y 2013, después diputado en el Congreso (desde 2011) y luego por último vicesecretario de Comunicación de la dirección del expresidente Mariano Rajoy, entre 2015 y 2018, hasta su triunfo en las primarias. Pero, al tiempo, esos mismos dirigentes alegan que en ninguno de esos puestos Casado ejerció labores ejecutivas que puedan vincularle a los asuntos, como el del espionaje a Bárcenas, que se investigan en los tribunales.
El líder del PP, sin embargo, no pudo evitar que su nombre fuera citado en el careo que mantuvieron en la Audiencia Nacional el exministro del Interior Jorge Fernández Díaz y quien fuera su número dos, el exsecretario de Estado de Seguridad Francisco Martínez, ambos imputados en la trama, el pasado noviembre.
Durante la tensa conversación en la que hubo un duro cruce de acusaciones, Martínez expresó su disgusto con la dirección de Casado por la sensación de abandono que dice que siente, pese a no haber cometido ningún delito, según su versión. El exsecretario de Estado de Seguridad considera que Génova 13 contribuyó a que pareciera culpable cuando dejó de llevarle en las listas electorales. A este respecto y, según pudo reconstruir elDiario.es de varias fuentes presentes presentes en la declaración, Martínez dijo: “Es una actitud indigna e inmoral del PP. Si el PP del señor Casado no sabe cuidar a la gente que ha trabajado bien, mucho me temo que no sabrán cuidar nunca a los españoles que no conocen”.
El líder del PP siempre ha sostenido que cuando se produjo el supuesto espionaje al extesorero él no tenía responsabilidades orgánicas, ya que en ese momento tan solo era “un diputado por Ávila” y su designación como vicesecretario de Comunicación se produjo después de la salida de Fernández Díaz y Martínez del Gobierno, que además no repitieron en las listas electorales. Génova 13 insiste en que Casado ha prometido mano dura ante cualquier implicación de dirigentes o exdirigentes en el espionaje a Bárcenas. “Caerá quien tenga que caer”, ha solido recalcar el propio presidente de los populares cada vez que se le ha preguntado por este asunto.
Unos casos que “abochornan” a Génova 13
El equipo de Casado remarca también que los hasta ahora principales implicados en la trama, Martínez y Fernández Díaz, forman parte “del pasado” del PP y que desde su elección como líder del partido, su máximo jefe siempre ha realizado un ejercicio de “regeneración” tratando de romper con algunas de esas prácticas que, según la dirección de los populares, les “abochornan”.
El núcleo duro del equipo de Casado insiste en que Martínez “ya no está en el partido”, que a Fernández Díaz se le abrió un expediente informativo en cuanto se conoció su imputación, tal y como establecen los estatutos, y que por el momento no temen la imputación de la exsecretaria general del PP y exministra de Defensa María Dolores de Cospedal solicitada por la Fiscalía. Cospedal fue uno de los principales apoyos de Casado en las primarias, que decantó su victoria frente a la archienemiga interna de la exdirigente, la exvicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría.
Esas mismas fuentes recalcan, en todo caso, que si finalmente Cospedal fuera imputada el partido seguiría la misma vía que con Fernández Díaz, siempre que en ese momento la también exministra siguiera militando en el PP. Sobre su vinculación con el triunfo de Casado, la dirección popular insiste en que el actual líder del PP planteó “un nuevo tiempo” al ganar las primarias y que desde entonces se han renovado todos los órganos internos con la premisa de “no pasar ni una” en materia de corrupción.