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Europa, un continente nostálgico tendente al populismo, según revela un estudio

EFE

Bruselas —

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Dos tercios de los ciudadanos de la Unión Europea se declaran “nostálgicos” y, por tanto, susceptibles a los movimientos populistas, según revela un estudio presentado hoy por la Fundación Bertelsmann Stiftung en el Club de la Prensa en Bruselas.

El informe, titulado “El poder del pasado. Cómo la nostalgia modifica la opinión pública europea”, recoge las opiniones de 10.000 ciudadanos de los 28 Estados miembros sobre su particular visión del pasado y de qué manera esta influye en sus preferencias políticas actuales.

Los italianos son quienes más apelan a un pasado mejor entre los europeos encuestados (77 %), mientras que los españoles (64 %) se encuentran en sintonía con la media europea (67 %) y países como Francia (65 %) o Alemania (61 %).

Según la definición del propio estudio, la nostalgia ayuda a “lidiar con sentimientos de ansiedad o inseguridad”, lo que la convierte en un mecanismo de “estabilización interna” que permite afrontar períodos convulsos o con numerosos cambios, como el que vive actualmente Europa.

Heather Grabbe, directora del Instituto Open Society European Policy y una de las ponentes durante la presentación del estudio, afirma que la nostalgia es “parte esencial” del auge del populismo en las sociedades europeas.

“Ningún político está aportando argumentos creíbles para desarrollar un plan de futuro, es más sencillo hablar de inmigrantes que de los desafíos del futuro” apunta Grabbe.

La investigadora señaló campañas como “Make America Great Again”, del presidente de EEUU, Donald Trump, como un ejemplo de apelar a “un pasado mejor” y de “reacción” a la pérdida de privilegios.

Grabbe insistió en “movilizar a la gente del miedo a la esperanza” y centrar la agenda política en las principales problemáticas para los próximos años en Europa, como “la transformación tecnológica, el cambio climático o cambios demográficos como el envejecimiento de la población”.

Según el estudio, la lucha antiterrorista (60 %) y el control migratorio (51 %) son las principales problemáticas para quienes se declaran nostálgicos, que en su mayoría son hombres (53 %) que se sitúan a sí mismos a la derecha del espectro político (53 %).

Isabel Hoffmann, una de las autoras del informe, destacó que esta y otras investigaciones desarrolladas por la Fundación Bertelsmann muestran “el miedo como una fuerza de polarización” y que la crítica del sistema político-económico “se ha desplazado hacia la derecha”.

En esta misma línea, Agata Gostynska, investigadora asociada del Centro para Reforma Europea, señala que es “cuestión de percepciones” y que, actualmente, es “más efectivo apelar a los miedos de la gente”, como sucede con el sentimiento antiinmigración.

“En el Reino Unido, muchos de los votantes a favor de abandonar la UE vivían en regiones con pocos inmigrantes, votaron no porque lo sufrieran (la oleada migratoria), sino porque lo temían”, explicó Gostynska.

Sobre la influencia de Rusia en el auge del populismo en Europa, las expertas señalaron que es “muy difícil” medir una estrategia que se basa más en “desautorizar” el proceso democrático que en introducir nuevas ideas.