El cambio climático y el cuidado del medio ambiente preocupan a gran parte de la ciudadanía en todo el planeta. También a los españoles. Pero mientras en países del norte de Europa los partidos verdes o ecologistas triunfan con sus propias siglas e incluso algunos han logrado entrar en gobiernos, como en el caso de Alemania –el canciller socialista, Olaf Scholz, gobierna en coalición con liberales y verdes–, en España el proceso de implantación del llamado 'voto verde' camina lento y se ha encontrado a lo largo de los procesos electorales con muchas dificultades.
Ninguna formación de las que han surgido con programas específicamente ecologistas y medioambientales ha conseguido per se representación parlamentaria, por lo que estos partidos han tenido que aliarse con formaciones tradicionales consolidadas en el tablero político nacional para que se pueda escuchar su voz en las distintas cámaras. Los expertos consultados por este diario y también los representantes de estas formaciones denominadas 'verdes' creen, sin embargo, que la tendencia está variando y que cada vez hay una mayor concienciación sobre los daños que sufre el planeta, por lo que vaticinan que habrá un auge de este voto en las próximas elecciones tanto autonómicas como generales.
Históricamente ha sido en los comicios europeos donde más han cuajado estos mensajes en el conjunto de la UE. En 2019 Los Verdes consiguieron 70 escaños en el Parlamento Europeo y se consolidaron como cuarta fuerza política convirtiéndose en llave para la formación de alianzas. La lucha contra el cambio climático ganó protagonismo en Alemania, donde registró su mayor crecimiento en los últimos años, y se mantuvo fuerte en Francia, Bélgica y Países Bajos. Sin embargo, este grupo de ecologistas del Parlamento Europeo apenas tiene miembros de países del sur. España aporta tan solo dos eurodiputados –Diana Riba, de ERC, y Ernest Urtasun, de En Comú Podem– ; Portugal, uno, pero Italia y Grecia, ninguno. El panorama contrasta con los 25 europarlamentarios verdes de Alemania y los 13 de Francia.
Pese a la raquítica representación española, Ernest Urtasun, de En Comú Podem y vicepresidente de ese grupo verde europeo, cree que en España han sido “la izquierda y los sindicatos los que siempre han tenido una comprensión mayor del conflicto medioambiental que la que han tenido izquierdas de otros países”. “Yo siempre pongo el ejemplo de Francia, donde los partidos de izquierda y los sindicatos, el Partido Comunista por poner un ejemplo, se incorporaron tarde y mal a la cuestión medioambiental”, afirma, a lo que añade: “En Francia la izquierda es productivista y pro nuclear y yo creo que esa es una de las razones por las cuales emergió con mucha fuerza y existe allí un partido verde”.
El optimismo del eurodiputado 'verde' Ernest Urtasun
“En España la izquierda ha sido menos productivista y prueba de ello es que en el actual Gobierno hay ahora ministros que representan muy bien las ideas medioambientales, como Teresa Ribera (PSOE), en el Ministerio de Transición Ecológica, o Alberto Garzón (IU), que ha demostrado ser una persona en el Ministerio de Consumo con mucho capacidad”, señala Urtasun.
Urtasun es optimista y vaticina que “de cara al futuro la expresión verde será cada vez más plural en España”. “Hoy en día podemos decir que tanto Más Madrid como Catalunya en Comú, Compromís y Unidas Podemos representan muy bien el movimiento ecologista en su diversidad”, apunta. Además cree que “el futuro de la ecología en España no tiene por qué parecerse a la alemana o a la francesa. Cada país encuentra su vía y lo que es importante al final es que haya partidos políticos que sean capaces de representar esa ambición verde y yo creo que en eso estamos”.
Una de las formaciones ecologistas de referencia de España es Equo –ahora denominada Verdes Equo–, que se presentó en 2011 en solitario a las elecciones generales después de rechazar hacerlo en una candidatura conjunta con Izquierda Unida. Juan López de Uralde, que fue director ejecutivo de Greenpeace, e Inés Sabanés –ahora diputada de Más País-Verdes Equo en el Congreso– encabezaron la lista por Madrid pero no consiguieron representación en la Cámara Baja. No obstante, llegaron a ser la novena formación más votada tras haber cosechado cerca de 220.000 votos, el doble que el partido animalista PACMA, que pese a su persistencia tampoco logra sacar baza electoral.
“Nuestra experiencia fue que efectivamente teníamos muchos votos, pero no suficientes para alcanzar representación parlamentaria”. El 13 de enero de 2016, López de Uralde y Sabanés se convirtieron en diputados en el Congreso pero dentro de la coalición con Unidas Podemos. Por eso ella sostiene que “la mejor estrategia para un partido verde en nuestro país es la de las alianzas”. “Obtuvimos tres diputados nacionales y decenas de concejales en toda España”. “No estoy de acuerdo en que aquí en España el ecologismo no tenga éxito entre el electorado”, dice.
Uralde y Sabanés se separaron en los comicios generales de 2019. El primero se mantuvo con Unidas Podemos, y la segunda se fue con Más País. En la actualidad ambos son diputados en el Congreso por sus respectivas formaciones.
López de Uralde: “El sistema electoral castiga a las nuevas opciones”
En conversación con esta redacción, López de Uralde señala al sistema electoral español como el culpable de que los partidos puramente ecologistas no hayan logrado tener representación cuando se han presentado en solitario. “La dificultad que hemos tenido históricamente es que se castiga mucho más a las nuevas opciones, sobre todo si no tienes, como tuvo Vox, una financiación brutal. Nosotros no teníamos eso”, lamenta. “Lo que garantizó nuestro éxito fue la política de alianzas”, reconoce Uralde. Para el diputado de Unidas Podemos eso es fundamental, “tener una política de alianzas adecuada”.
El diputado cree también que “en el sur de Europa, para los ecologistas de Grecia, Italia y España, el contexto en el que se tienen que mover las políticas de los partidos verdes es diferente. La situación aquí además está bastante polarizada con una derecha bastante negacionista de todo”. Pero no duda en mostrarse optimista: “El voto verde en España va a crecer porque crece la concienciación sobre la gravedad de la crisis ecológica”.
Con respecto a la polémica de las macrogranjas que surgió en enero a raíz de unas palabras del ministro de Consumo, Alberto Garzón, tergiversadas por las derechas, Uralde no cree que estas hayan sido capaces de capitalizarla. “De hecho creo que precisamente ha sido Unidas Podemos el que ha sacado mayor rédito al ocupar precisamente el espacio verde, añade, antes de remarcar que tiene ”la impresión de que ha habido marcha atrás en las derechas y en el PSOE, ya que empezaron muy cañeros con Unidas Podemos y el ministro, pero luego fueron reculando“.
Inés Sabanés, por su parte, cree que el movimiento ecologista en España ha llevado “un ritmo y tratamiento diferente”. “Ha habido mucha influencia del bipartidismo de los partidos que decían tener incorporadas las políticas medioambientales en sus programas pero como algo sectorial”. En su opinión “vamos con años de retraso con respecto a las políticas de sostenibilidad”. “En Verdes-Equo, antes con Ahora Madrid y ahora con Más Madrid tanto en el Ayuntamiento de Madrid como en todos los sitios en donde hemos tenido responsabilidad, siempre hemos puesto en el centro la ecología política”. “En mi opinión la lucha contra el cambio climático, la emergencia climática, la transición ecológica y la ecología política son en el siglo XXI el eje y la palanca para avanzar hacia una transformación profunda de nuestro modo de vida y de nuestro sistema productivo”, sentencia Sabanés.
Sabanés: “El voto ecologista es mucho más maduro de lo que se transmite”
Además defiende su decisión de unirse al proyecto de Íñigo Errejón. “Nuestra alianza con Más País Verdes-Equo no es una coalición al uso sino que el elemento fundamental que compartíamos es la centralidad de la ecología política. Íñigo, en los discursos y en sus propuestas, impregna y transversaliza todo, es decir, sumamos la centralidad de la ecología política”. Sabanés cree que el voto ecologista es “mucho más maduro de lo que se transmite”. “Lo viví con Madrid Central y con la lucha contra la contaminación”, asegura, rememorando su etapa como responsable del Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid durante la alcaldía de Manuela Carmena.
“Los partidos de la oposición y la prensa de las derechas fueron mucho más irresponsables y beligerantes que la gente en general, que sí aceptaba y entendía que la contaminación era un problema contra el que había que tomar medidas”. A su juicio, “hacen mucho daño tanto los negacionistas como los llamados retardistas, es decir, los que reconocen que sí hay una emergencia climática pero dicen que 'ahora no es el momento'”. “O sea, de moratoria en moratoria hasta el desastre final”, lamenta. “¿Cuándo es el momento de poner por delante la salud y la ecología?”, se pregunta.
Es la misma pregunta que aplica cuando se le menciona la polémica de las macrogranjas: “Pero, ¡por favor! –exclama– ¡Si lleva todo el mundo entendiendo que hay un verdadero problema y de repente se monta esto! Claro que hace daño la irresponsabilidad de la derecha negando una realidad que perjudica al mundo rural y a la ganadería familiar”, se indigna. La diputada cree que “el PP cada vez se acerca más a esos movimientos negacionistas pese a que hubo un momento en el que era un partido mucho más homologable a las derechas europeas. En Alemania, cuando gobernaba la derecha, se eliminó la energía nuclear”, recuerda. Sabanés insiste en que “hace falta un espacio verde que entienda los problemas del planeta no como algo sectorial”. “Reconozco el avance de haber creado el nuevo Ministerio de Transición Ecológica, pero hay veces que el Gobierno se ha posicionado de forma absolutamente timorata como en el caso de la polémica Garzón [al que inicialmente no respaldó la parte socialista del Ejecutivo]. En política la firmeza y la claridad son algo exigible”, zanja.
Michavila: “El voto verde es de problemas postmodernos”
Uno de los expertos en demoscopia, Narciso Michavila, presidente y fundador de GAD3, asegura que “en general el voto verde suele venir de gente que sus necesidades vitales primarias ya las tiene cubiertas y ya puede dar un paso más allá”. “Uno se preocupa de una dieta más equilibrada cuando tiene más tiempo libre o más dinero y menos cargas familiares. El voto verde es, además, un voto de problemas postmodernos. Y por lo general el voto de izquierdas ha tendido a ser un voto moderno, del obrero que tiene que sacar adelante a su familia viviendo en municipios complicados”, añade.
En el caso de España, dice Michavila, hay que rechazar “esa visión de que la generación de los mayores no está preocupada por el clima y sus nietos sí”. “Eso es discutible porque la generación de los mayores es la que baja las persianas, la que cierra los grifos, apaga la luz, recicla el calzado. Son los que hacen lo que llamamos 'economía circular' y los que oyen luego a sus nietos decir: 'Es que me preocupo por el planeta y además no como carne'. Son jóvenes que dicen que conservan el planeta porque no compran prensa de papel pero cambian de móvil cada dos años mientras su abuela tiene el mismo móvil y el mismo coche desde no sé hace cuánto tiempo”, concluye.
Según explica, “el año pasado” observó que “durante la campaña electoral de Madrid, Pedro Sánchez en su primer mitin habló de Madrid Central pese a que en ese momento el problema de los madrileños no era ni mucho menos la contaminación”. “Mi tesis es que el año que viene, cuando lleguen las elecciones municipales, la preocupación medioambiental va a estar muy presente en el voto joven urbano, en mayor medida que antes de la pandemia”, añade. “La conciencia medioambiental concreta en tu barrio va a ser un driver de voto”.
Pese a todo, Michavila considera que en España “no hay madurez” para que surjan nuevos partidos verdes. “A la izquierda postmoderna le está penalizando y se está quedando sin esos apoyos porque está viendo la realidad desde Madrid”, sostiene, mientras pone ejemplos, como el caso del lobo “que se legisla en los despachos”. “Pero habla con los ganaderos y los que viven allí y que te expliquen”, reta. “El tema animalista y la polémica de las macrogranjas o la caza va muy unido porque son preocupaciones de votantes postmodernos que viven en urbes y que vemos la realidad de ese mundo primario de la caza, la pesca, la minería y el mundo de la globalización a través de nuestros móviles y nuestras pantallitas”, insiste. “Todos queremos carne muy barata, viajes muy baratos, todo muy accesible y fantástico pero no nos queremos enterar de que detrás de eso hay gente que se está dejando la piel”, concluye.
Ferrándiz: “Todos los partidos van a tener que incorporar políticas verdes”
Otro de los expertos consultados, José Pablo Ferrándiz, director de Opinión Pública y Estudios Políticos de Ipsos España, cree que “el voto verde en España ha estado muy dividido”. “Ha habido más de un partido verde que no ha obtenido buenos resultados porque aquí las políticas de un solo tema, o los partidos de un único tema, como los ecologistas o PACMA, no tienen mucha cabida”, apunta. Esto se debe, a su juicio, sobre todo a que “siempre hay en el ranking de las preocupaciones de los ciudadanos otros temas que superan a lo ‘verde’ o al animalismo”.
“Los ciudadanos se interesan y preguntan a los partidos verdes: '¿Cuál es vuestra propuesta económica, o vuestra política de empleo, que son los temas que a nosotros nos preocupan?”, explica. Y añade que “estos partidos han tenido problemas en vincular sus proyectos y sus temas fuertes con esas otras preocupaciones”. De modo que “ese discurso del ala verde lo asumían los partidos de izquierda, como IU, sabiendo que ellos por sí solos no pueden conseguir esa atracción de los electores”. “Es decir, me uno con vosotros para poder impulsar mi programa dentro de otro más amplio”, dice Ferrándiz.
También comparte la opinión de que el voto verde en España “es mayoritariamente joven”. “Y creo que va creciendo la preocupación por el medio ambiente”, añade. “Corrientes como la de Íñigo Errejón han visto ahí un nicho político que no terminaba de cubrirse en España. Ahora los políticos, las empresas y los ciudadanos han empezado a poner en la agenda las preocupaciones ecológicas. Y la gente empieza a vincular que los problemas que siempre han tratado los partidos verdes tienen unas implicaciones económicas fuertes que les empiezan a afectar”. Por este motivo el experto opina que “todos los partidos van a tener que incorporar propuestas sobre estas políticas verdes, incluidos los partidos conservadores tradicionales y los liberales, porque se están dando cuenta de que es una agenda política que se la está quedando, entre comillas, la izquierda y donde ellos no tienen un discurso sobre este tipo de ofertas pero saben que van a tener que estar”.
El director de Opinión Pública y Estudios Políticos de Ipsos España aporta otra reflexión: “La ventaja de nuestro país es que, aunque lleguemos con retraso a muchos de estos debates, nos ponemos al día muy rápidamente e incluso adelantamos a algunos países que nos llevaban ventaja durante tiempo”.