El exconsejero del PP de Ceuta que se vacunó colándose y tiene prohibido entrar en un centro de menores monta otro partido
Javier Guerrero se hizo famoso fuera de Ceuta la penúltima semana de enero de 2021. El día 20 se supo que se había vacunado contra la Covid-19 saltándose todos los protocolos y antes que casi nadie, como el resto de la cúpula la Consejería de Sanidad que encabezaba. El 21 atrajo más focos de los medios nacionales, a los que después tachó de “hienas”, cuando arguyó que se había inmunizado casi por obligación porque a él “no le gustan las vacunas”. Llegó al cénit el 26, cuando dimitió compungido y lloroso convencido de que había actuado “de manera correcta y de buena fe”.
Durante el último año y medio primero se postuló a presidir el PP regional y después renunció al saber que no tendría el camino libre. En primavera dejó el PP y este verano presentó su propio partido, Ceuta Avanza, que cambia la gaviota por una caballa pimpante como logotipo. Con él aspira a cumplir el sueño de convertirse en alcalde y suceder a Juan Vivas, al que culpa de todos sus males. De su defenestración como consejero, por supuesto, pero también de que desde enero tenga expresamente prohibido entrar en los centros de menores que tanto frecuentaba.
Al dar a conocer su proyecto “personalista” y sin estructura reconoció que tampoco tiene ideología: “Vengo a aportar el lado humano… Ideológicamente el abanico es muy grande, yo parto de la de mis partidarios y votantes”. Al ser preguntado por cuál es la de los suyos despejó con un “pregúntaselo a ellos”. A las dos semanas, vía nota de prensa, se ubicó vagamente “en el centro”.
Guerrero nunca tiene culpa ni responsabilidad: “La única equivocación que yo he tenido es haber sido honesto y honrado y haber hecho todo con el corazón”, alegó tras salir a empujones del gobierno regional por la puerta de atrás. Si toda lista municipal exitosa se tiene que construir con al menos un médico y un maestro, Vivas, presidente de Ceuta desde hace más de 20 años, le metió en el número 5 de la del PP en 2015 junto a varios facultativos más y obtuvo su cuarta mayoría absoluta consecutiva, la última. Muy bien retribuidos gracias al plus de residencia y sus consultas particulares, ninguno de aquellos doctores quiso entonces ser consejero.
La vacuna, “la gota que colmó el vaso”
En 2019 repitió como candidato y, entonces sí, aceptó entrar en el equipo de gobierno. Ni seis meses tardó en plantear a la Asamblea una solicitud inaudita a la que nadie se opuso: compaginar su cargo como consejero de Sanidad con el ejercicio de la medicina privada ocho horas a la semana por las tardes y otras dos para atender “urgencias”. Algunos de los que entonces levantaron la mano a favor reconocen hoy que fue “una barbaridad”. La primera. Un amago de escándalo con la compra de mascarillas terminó de minar su crédito interno. Lo de la vacuna fue “la gota que colmó el vaso”, admiten fuentes gubernamentales sobre el final de quien se había erigido en un “verso suelto”.
Extraordinariamente popular entre pacientes de toda ideología, clase o religión en la ciudad de las cuatro culturas, fueron legión quienes le defendieron tanto con lo de la vacuna como con su cóctel profesional. Guerrero ha cultivado durante décadas, sobre todo en favor de la alta sociedad pero no solo, favores gracias a sus contactos e influencia en el Sistema Nacional de Salud, donde acaba de pedir por segunda vez prorrogar su jubilación. Los analistas locales, que piden anonimato, dudan sin embargo de que ese fervor se vaya a traducir de forma directamente proporcional en votos.
‘Ceuta Avanza’, auguran las fuentes consultadas por elDiario.es que han peleado por ese primer escaño que exige alcanzar el 5% del voto escrutado, no cosechará mucho. “Entre mil y 1.500 votos”. Bastante, en el peor escenario para los intereses del PP y Vox, como para restar un escaño a cada uno, albricias para un PSOE que en mayo aspira a aglutinar al localismo de electorado eminentemente musulmán y al resto de una izquierda siempre lastrada por su división.
elDiario.es invitó a Guerrero a participar en este reportaje. Estaba “muy interesado”, pero declinó. Está “de vacaciones” y necesita “desconectar absolutamente”, han alegado desde su equipo, una veintena de exmilitantes del PP decepcionados tras no ver colmadas distintas ambiciones. El doctor casi no habla sin red.
De “rey mago” a proscrito
En agosto filtró a algunos medios una autoentrevista para que la difundiesen como auténtica, pero su última comparecencia real fue el pasado 26 de julio, cuando citó a los periodistas para una explosión controlada en la que no llegó a sacar la espita: “Soy víctima de algún movimiento oculto y extraño”, dijo el médico, que aludió a “corralitos sectarios” que pretenden “desacreditarlo”.
Señaló sin nombres a “dos” personas que le tienen una “inquina enorme” y le persiguen con la bendición de “las altas esferas” de la ciudad. “Ya quisieron acabar conmigo políticamente, son capaces de todo”, añadió enigmático, aunque no son blancos los fantasmas que le siguen.
Guerrero empezó a frecuentar a los menores extranjeros no acompañados tutelados por la Ciudad en la crisis migratoria de mayo de 2021, cuando ya no era consejero y en Ceuta quedaron más de mil niños solos. Se convirtió, aseguran las fuentes consultadas por elDiario.es en “un rey mago” capaz, cuando los jóvenes no tenían aún cobertura sanitaria, de encontrar los atajos necesarios para conseguirla, por lo público o por lo privado.
Ya entonaba, recuerdan quienes le trataban, el “cuando yo sea presidente...” en sus visitas “diarias” a los alojamientos de jóvenes, cada vez a horas más intempestivas. En octubre, una publicación en Facebook supuestamente lanzada por la familia de un menor desde Marruecos le llevó a presentar una denuncia ante la Policía Nacional por injurias que no ha llegado a nada.
Entonces incluso en privado se le defendió con devoción, pero su proceder se fue viendo cada vez más impropio. Después de la última Navidad se le vetó el acceso a los centros del Servicio de Protección a la Infancia aunque al frente de Menores todavía estaba la que sigue siendo su mejor amiga en el Ejecutivo de Vivas, la vicepresidenta imputada Mabel Deu. A pesar de todo, “sigue recibiendo” a menores solos en el Hospital, según fuentes distintas fuentes.
Guerrero siempre ha aspirado a entrar en el podio de los médicos míticos de Ceuta. De él forman parte el casi beatificado alcalde republicano fusilado Antonio López Sanchez-Prados (“se comparaba con él ya en el Gobierno”, recuerdan excompañeros de gabinete) y Abdelkrim Septi, con una estatua ante el Hospital y fallecido en 2013. Incluso desde la oposición les siguen asemejando hoy porque “en el ejercicio de su profesión deja al margen todos los protocolos y circunstancias con la única ambición de curar al paciente”.
En su círculo profesional, sin embargo, recuerdan que al acceder al cargo de consejero dejó en el Hospital “800 colonoscopias sin hacer” del plan público de detección precoz de cáncer. La Dirección Territorial del INGESA, comandada por el socialista Jesús Lopera, que se vacunó como Guerrero en cuanto hubo dosis, externalizó a la consulta privada de Guerrero esas dosis en cuanto salió del Gobierno.
“La gente no vota por favores personales porque nadie sabe lo que metes en la papeleta, no es lo mismo que pronunciarse sobre su compatibilidad a mano alzada”, avisan sociólogos y politólogos que no creen que pueda no ya alcanzar la “mayoría absoluta” que anuncia Guerrero a sus afines, sino ni siquiera obtener más escaño que, en el mejor de los casos, el suyo.
No hace falta que llegue a ser el cántabro Revilla, a quien le asimilan por su perfil, para convertirse en la llave del nuevo Gobierno de la Ciudad, para el que las encuestas pronostican un triple empate PP-PSOE-Vox. Uno puede ser más que suficiente. Quienes le han sondeado para que “no haga daño al PP” y renuncie a presentarse han encontrado un no por respuesta si la factura no incluye la retirada de Vivas. En paralelo, se ha esforzado por distanciarse públicamente del discurso racista de Vox, ha tocado a antiguos dirigentes de IU y ha pulsado a los socialistas por si aceptarían un pacto con él en caso de que dieran los números.
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