El prestigioso sociólogo Manuel Castells, que dejó hace pocos meses la cartera de Universidades, acaba de publicar un libro en el que desgrana algunos de los momentos históricos de los que ha sido partícipe a lo largo de su carrera y que de alguna forma tienen una conexión con la realidad. El profesor, que reaparece públicamente con la presentación de este texto, Testimonio (Alianza Editorial), ha apelado en la presentación del trabajo en Madrid a las relaciones personales como cemento de las políticas transformadoras y ha advertido del peligro de que lo contrario ocurra en la reconstrucción de la izquierda. “Si los conflictos ideológicos se vuelven personales, no hay forma de resolverlos”
“No tomo posiciones abiertas en el libro, pero todo el mundo sabe que mi posición es apoyar a Yolanda Díaz”, ha afirmado Castells en la presentación del libro, en el Círculo de Bellas Artes, en la que estaban además de la vicepresidenta segunda ministros como el de Interior, Fernando Grande-Marlaska, el de Inclusión, José Luis Escrivá, o el expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero. El extitular de Universidades ha repasado el último capítulo del libro, que habla sobre su paso en el Gobierno para lanzar un mensaje sobre la actualidad que vive la izquierda, en plena tensión entre Díaz y Podemos por la reconfiguración de ese espacio de cara a las generales.
Castells ha advertido que si las pugnas ideológicas se vuelven de alguna manera personales, eso puede volverlas irresolubles. “No me puedo creer los debates actuales que pueden destruir la izquierda y el Gobierno de coalición más progresista de Europa en base a rivalidades personales, no me lo creo”, ha sostenido el exministro en su intervención. “Rechazo creérmelo, nos tomaremos unos vinos y lloraremos si pasa”, ha dicho, para rebajar lo que acontece actualmente en la izquierda a “maniobras políticas”.
“Las relaciones personales tienen un significado político. He hecho muy buenos amigos y para mí fue fundamental porque me sentí muy a gusto. No se puede cambiar el mundo si no se cambian las relaciones personales con quien hace política”, ha añadido el sociólogo, uno de los más citados del mundo.
Castells ha repasado, concluida su etapa política, los logros de un Gobierno que nació de los movimientos sociales y que “ha sido capaz de institucionalizar sin perder la energía de esos movimientos”. “Este Gobierno, también Unidas Podemos, tuvo muy claro desde el principio que aquello no iba de transformación política inmediata. En un año no, pero transformación, sí”, ha afirmado.
En este sentido, ha puesto en valor la fuerza de los movimientos sociales, que son, antes que la política, el verdadero “crisol” de las transformaciones. “Los movimientos sociales son el crisol de los cambios culturales. Lo otro es articulación. La política es necesaria pero el motor del cambio empieza en los movimientos sociales”, ha dicho al repasar su experiencia en París durante el mayo del 68. “Todo el mundo decía que aquello fracasó porque [el expresidente francés Charles] De Gaulle convocó un referéndum y ganó. Pero las ideas filtraban, de ahí nacieron muchos movimientos sociales que llegaron a permear en la actividad política”, ha opuesto.
Castells, no obstante, ha reivindicado el valor de ese paso a la institucionalidad. “Los movimientos sociales son el motor pero luego hay un paso a la institucionalidad. El paso a la institución es clave, y quién y cómo hace ese paso a la práctica política, ahí está el quid de la cuestión”, ha dicho después de citar la reciente experiencia del Gobierno de Gabriel Boric en Chile y del proceso constituyente, que no consiguió el apoyo de la población en su primer intento y que, en esta segunda ocasión, la votación para la asamblea que lo pilotará estará copada por la ultraderecha.