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El nuevo ministro de Exteriores marroquí visitará hoy España para presentarse e imprimir ritmo a la relación
Bourita, que se entrevistará con su colega español, Alfonso Dastis, no es un desconocido para los responsables españoles. Con el anterior Gobierno ejerció de número dos en el departamento de Exteriores como ministro delegado.
Entre los principales asuntos que Bourita trae en su agenda figura fijar la fecha de la próxima cumbre bilateral entre los dos Gobiernos, denominada Reunión de Alto Nivel (RAN), pendiente desde 2016 -la última se celebró en Madrid en junio de 2015-. También ha de concretarse en el segundo semestre de 2017 una visita de Estado de los Reyes Felipe y Letizia al reino alauí, tras la visita de presentación que realizaron nada más ser proclamado Rey Felipe VI.
El bloqueo político en el que ha estado sumido Marruecos en los últimos seis meses ha impedido avanzar en los preparativos de estas citas. El islamista Partido Justicia y Desarrollo (PJD), ganador de las elecciones de octubre, fue incapaz de forjar un acuerdo para formar Gobierno. La situación se desbloqueó cuando Mohamed VI destituyó al candidato a primer ministro, Abdelilá Benkirane, y lo sustituyó por el número dos del partido, Saadedín el Otmani. A pesar de haber obtenido en octubre el mejor resultado de su historia, el PJD ha perdido peso en el Ejecutivo.
LUNA DE MIEL CON ESPAÑA
La relación bilateral entre España y Marruecos pasa por uno de sus mejores momentos. El Gobierno español no deja de elogiar la colaboración que Rabat le presta en materia de lucha contra el terrorismo y en el control de la inmigración, mientras evita actuar de forma que pueda ofender al vecino en la cuestión del Sáhara Occidental, un tema vital para el reino alauí.
Marruecos, por su parte, ha aparcado la reivindicación sobre Ceuta y Melilla, y ha demostrado lealtad a España en el conflicto catalán, al negarse sus autoridades a recibir al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, durante una visita empresarial si no era acompañado del embajador español y en una reunión coordinada con la Embajada. Puigdemont, que pensaba viajar en mayo a Marruecos junto al presidente de Flandes, se vio obligado a suspender la visita.
En los últimos meses el único nubarrón que pareció empañar la relación fue el fallo del Tribunal de Justicia de la UE que aclaró que el acuerdo comercial entre la UE y Marruecos no incluye al Sáhara Occidental. Rabat amenazó entonces con dejar de colaborar con la UE en el control de la inmigración y ambas partes quedaron en estudiar fórmulas jurídicas que permitieran continuar los intercambios comerciales a pesar del fallo.