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Feijóo ahonda en su discurso contra la inmigración tras la ruptura con Vox

Feijóo, esta semana, en el Congreso.

Iñigo Aduriz

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El PP ha asumido parte del discurso de la extrema derecha prácticamente desde la irrupción de Vox, con quien pugna desde hace ya seis años por el mismo electorado. Primero fue Pablo Casado quien verbalizó las tesis que estigmatizan a los migrantes y que los vinculan con la delincuencia. Cuando este fue expulsado, Alberto Núñez Feijóo –al que se consideraba de un perfil más moderado– mantuvo el discurso anti inmigración. Y, en las últimas semanas, el actual líder del PP ha ahondado en esos mensajes después de que Vox saliera de los gobiernos autonómicos que ambas fuerzas compartían precisamente cargando contra los populares por una supuesta tibieza en sus postulados más xenófobos.

El discurso de la dirección del PP se ha endurecido a raíz del debate abierto por la saturación de menores migrantes en Canarias, la solicitud de esta comunidad para repartir esos niños por el resto de las comunidades y el acuerdo suscrito entre el Gobierno y las comunidades de los populares para el reparto. El hecho de que esas regiones de la derecha aceptaran acoger a esos niños acabó con la salida de extrema derecha de los ejecutivos de Comunitat Valenciana, Castilla y León, Extremadura, Murcia y Aragón.

Feijóo, sin embargo, no ha utilizado el desplante del que sigue siendo su socio en decenas de ayuntamientos para reivindicar el papel de la inmigración o para poner freno a los discursos de odio. Sus mensajes se dirigen cada vez más a contemporizar con Vox y esta misma semana el PP votó en el Congreso junto a la extrema derecha y Junts para tumbar la reforma de la ley de extranjería impulsada por PSOE, Sumar y Coalición Canaria que pretendía regular la obligatoriedad de las comunidades autónomas para acoger a migrantes niños cuando se produzcan situaciones de sobresaturación en las regiones fronterizas, como está ocurriendo en el archipiélago canario.

El líder del PP repite mantras ultras vinculando a la inmigración con la delincuencia, pero también con acciones violentas de carácter machista u homófobo. Distingue, además, entre migrantes buenos y malos, lo mismo que hace Vox en función de la procedencia de cada una de las personas y, sobre todo, de su poder adquisitivo o de su color de piel.

Los “valores” de la “nación”

“Solidaridad, sí, pero seguridad, también”, remarcó Feijóo el lunes, ante la Junta Directiva de su partido. Cuando el líder del PP habla de seguridad se refiere a que “los españoles”, entre los que no incluye a los migrantes, “tienen derecho a salir seguros a la calle”. Esta fue su reflexión: “Somos una nación con valores que incluyen auxiliar y dar ayuda a quien lo necesita, pero también incluyen un respeto a la cultura, a nuestras creencias, a las mujeres, a los homosexuales, a la libertad de poder sentirse seguro uno en su casa”.

Al hablar de inmigración, Feijóo ahora añade 'peros' a prácticamente cada una de sus frases. “Hay miles de inmigrantes regulares que han hecho de España la nación que es, que nos han reforzado del mismo modo y para todos ellos España es su casa, pero no puede serlo para quien viene con otra actitud y con otra intención”, dijo esta semana, sin concretar a quién se refería ni aportar cifras de delitos.

El martes, durante el Pleno del Congreso que finalmente rechazó la reforma de la ley de extranjería que pretendía mejorar la situación de los niños migrantes, el PP mantuvo un discurso similar, que se suma a propuestas como las planteadas este mismo mes por el portavoz de los populares en la Cámara Baja, Miguel Tellado, que llegó a proponer “desplegar embarcaciones” de las Fuerzas Armadas para frenar la llegada de migrantes a las costas españolas.

La vinculación entre migración y delincuencia al mismo estilo que Vox o el resto de fuerzas de la extrema derecha europea se viene convirtiendo en un recurso habitual del PP cada vez que ve en peligro su hegemonía entre el electorado más conservador. En mayo, en plena campaña catalana, Feijóo dijo: “Yo le pido el voto a aquellos que están a favor de la inmigración legal, pero que no admiten que la inmigración ilegal se deje en nuestras casas, ocupando nuestros domicilios y nosotros no poder entrar en nuestras propiedades”.

Los mensajes de las campañas

La tesis la repitió en la campaña de las europeas de junio, llegando a plantear que “las personas que quieran formar parte del proyecto de la UE” deban firmar “un compromiso de adhesión y respeto a los valores fundacionales de Europa, como la igualdad entre hombres y mujeres”, dando a entender que los migrantes son machistas. “La Europa de las instituciones no puede tener miedo a afrontar los debates que se dan en sus calles, ciudades y pueblos”, añadió, para convenir que “la presión migratoria, la inmigración irregular, son grandes desafíos europeos”.

Su predecesor Casado, cuyo mandato estuvo también caracterizado por la pelea por el mismo electorado con Vox –aunque con él, a diferencia que con Feijóo, la extrema derecha no entró en ningún gobierno autonómico–, hizo de la lucha contra la inmigración una de las banderas de su gestión. Nada más llegar al cargo, en 2018, consideró que “no es posible que haya papeles para todos y que España pueda absorber millones de africanos que quieren venir a Europa buscando un futuro mejor”. Y desde entonces multiplicó sus viajes a Ceuta o Melilla siempre vinculando la inmigración con la inseguridad.

Entonces y ahora hay voces dentro del PP que no llegan a sentirse del todo cómodas con estos discursos. Esta misma semana el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, lanzaba un duro alegato en el Parlamento regional contra Vox por vinculación migraciones y delincuencia. El presidente andaluz acusó a la extrema derecha “utilizar de forma sangrante la migración para ganar votos”. “¿Usted dice que todos los inmigrantes que están entrando son salvajes y delincuentes?”, preguntó, tras subrayar que en los índices oficiales de delincuencia en España, sólo el 7% son extranjeros, “y muchos de ellos son europeos, británicos, italianos”.

No es solo Vox. El líder de su propio partido realiza afirmaciones similares y se justifica. “Ni somos como el PSOE, ni somos como Vox, nosotros somos libres. Llamaremos solidaridad a la solidaridad y seguridad a la seguridad”, dijo el miércoles en el Senado, ante los senadores y diputados de su partido que le aplaudieron con entusiasmo.

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