La líder del PP en Extremadura, María Guardiola, llegó a Madrid el viernes para asistir a la toma de posesión de Isabel Díaz Ayuso. Junto a ella, otros líderes regionales del partido como el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, y el inminente 'president' de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón. Ambos le deben a Vox (o le deberán) su poder. Ambos asumieron un Gobierno de coalición con la ultraderecha. Y ambos tuvieron que escuchar en los días previos a su compañera extremeña decir que ella no iba a renunciar a sus principios solo por gobernar y que nunca pactaría con quienes niegan la violencia machista. 48 horas después, Guardiola rectificó y dejó por escrito el motivo: “El objetivo es llevar a Feijóo a la Moncloa”. Un giro al que han contribuido dirigentes del PP y opinadores durante los últimos días.
El enfrentamiento abierto entre Guardiola y Vox tuvo en un primer momento el respaldo de la dirección nacional. Un día antes del acto de encumbramiento de la 'lideresa' madrileña en la Puerta del Sol, y al que también asistió Alberto Núñez Feijóo, el portavoz nacional del PP ofreció una rueda de prensa en la que fue categórico. “No vamos a acceder al poder a cualquier precio que perjudica a los avances sociales ni los espacios de libertad”, dijo Borja Semper. “No renunciamos a nuestros principios, no gobernaremos a cualquier precio”, añadió. “No nos vamos a dejar contaminar”, zanjó.
El propio Feijóo salió al rescate de su 'baronesa'. La única que, tras el 28M, tenía opciones de gobernar pese a haber perdido las elecciones ante el veterano Guillermo Fernández Vara. Guardiola negoció con Vox y les ofreció un programa que, defienden en el PP, debería haber permitido el acuerdo con los ultras. Los de Santiago Abascal pidieron entrar al Gobierno sí o sí. Guardiola se plantó y Feijóo la apoyó.
El líder del PP comparó Extremadura con la Comunitat Valenciana y basó en la aritmética, y solo en la aritmética, los gobiernos de coalición. En tierras de Mazón, dijo: “Vox no tiene el 8%, tiene el 12%”. Y “ante esa necesidad distinta se ha optado de forma correcta tanto en Valencia como en Extremadura”. En el PP señalaron directamente a la dirección de Santiago Abascal por torpedear un acuerdo que, dijeron, estaba cerrado a nivel regional.
Pero la visita a Madrid y el ruido creciente durante el fin de semana han terminado por reconducir a Guardiola y, con ella, a quien en la dirección nacional puso su cara ante las cámaras para defenderla. Con las espaldas supuestamente cubiertas, Guardiola rompió con Vox y amenazó: “Iremos a elecciones si hay que ir”.
Pero los mensajes contra la posición de Guardiola, defendidos por la dirección nacional, se hicieron atronadores. El de Ayuso, en dos veces, por la protagonista opacada en la fiesta del viernes. En las vísperas Ayuso tendió la mano a Vox, pese a no necesitar sus votos para gobernar ya que logró la mayoría absoluta el 28 de mayo. Pero la presidenta madrileña recibió en el debate de investidura el aval de Vox a su “agenda ideológica”. Y ella les regaló los oídos a cambio.
Más dura fue el fin de semana. “En este momento decisivo para España hay que encontrarse con Vox pese a discrepar”, dijo en una entrevista al diario 'El Mundo'. Ayuso renegó en el periódico de Unidad Editorial del “ruido” generado por “los pactos con Vox”. “No hay que pedir perdón por pactar con ellos”, apuntó. La 'lideresa' reclamó no poner “líneas rojas” unos días después de que el propio portavoz nacional, Borja Sémper, sí las pusiera.
Cuando se publicó la entrevista de Ayuso, el conflicto entre el PP y Vox en Extremadura ya estaba en vías de solución. Ese viernes, Feijóo, Ayuso, Guardiola, Mazón y Mañueco, entre otros, compartieron un rato en privado en los despachos de la Puerta del Sol. Las fuentes consultadas por elDiario.es aseguran que fue un encuentro informal, “no una reunión”. “Nada referido a Extremadura”, apuntan desde Génova. “Estuvieron tomando algo rápido con todos los invitados pero no hubo reunión como tal”, apuntan desde Sol.
Sea como fuere, al abandonar la sede del Gobierno de Madrid y enfilar hacia Extremadura, Guardiola cogió su móvil y escribió al líder de Vox en la región, Ángel Pelayo Gordillo, según informó este lunes el programa Al Rojo Vivo de La Sexta. El dirigente ultra le respondió al día siguiente. Y todo converge en la carta firmada el domingo por la dirigente extremeña.
El doble mensaje de Ayuso no fue el único que recibió Guardiola en público. Las columnas de opinión y programas donde dominan las derechas se entregaron a la crítica feroz contra la dirigente del PP, que ya ha entrado en la dudosa nómina de señalados con motes despectivo por algunos opinadores. “Niña del alcornoque” fue el apodo con el que la bautizó Federico Jiménez Losantos, quien arremetió también contra un asesor de Guardiola, Santiago Martínez-Vares. Durante el fin de semana se filtró en medios de la derecha un audio privado de Martínez-Vares en el que arremetía contra Abascal. Su dimisión se hizo pública poco después.
Este lunes se ha impuesto el silencio sobre lo ocurrido el fin de semana. Fuentes consultadas por este medio no niegan que haya ocurrido algo que haya hecho girar la maquinaria de Génova para taponar una vía de agua con la que quizá no contaban a un mes de las elecciones en las que Feijóo se lo juega todo a una carta. Este lunes, una encuesta publicada por 'El Mundo' alejaba al gallego de las opciones de gobernar. En su carta, Guardiola dejó escrito: “El objetivo es llevar a Feijóo a la Moncloa”.