El candidato popular, Alberto Núnez Feijóo arranca la campaña al filo de la derrota y con las encuestas más ajustadas que nunca. El panorama político gallego ha dado un vuelco en los últimos meses y lo que se daba como una victoria segura depende ahora del desgaste que atesoran las siglas del PP. Por ello, Feijóo se la juega a una carta y su estrategia pasa por alejarse de Rajoy lo máximo posible. El presidente del Gobierno apenas se dejará ver en los mítines gallegos y sus escasas incursiones en la precampaña se han producido sin compartir escenario con Feijóo.
Esa tendencia de desplome es lo que ha movido a Feijóo a decidirse por el adelanto electoral. En el PP gallego y en la dirección nacional son conscientes de que cuanto más hubieran esperado sus opciones se reducían. Frente a la opción popular, el elector gallego tiene ante sí un manojo de posibilidades en la izquierda, más dividida que nunca y con un PSOE al que la convocatoria les ha cogido al vuelo improvisando la designación de candidato y aplazando la lucha de poder para otro momento.
Esa fragmentación, tras la ruptura del BNG y la entrada en escena de Beiras con Anova apoyado en IU, ocupará en las próximas semanas buena parte del guión que Feijóo ha preparado para su público. El presidente en funciones de la Xunta carga sus argumentos en la idea de que o es él quien gobierna o el conglomerado de fuerzas de la oposición harán de Galicia un lugar ingobernable.
Otra de las preocupaciones del candidato popular es la irrupción de Mario Conde en campaña. En el equipo de Feijóo dan por hecho que el exbanquero difícilmente conseguirá un escaño en el Parlamento gallego pero puede que sí un nivel de votos suficientes para reducir la distancia del PP con el resto de formaciones en unas elecciones en las que todo se juega por un escaño, el que Feijóo ha disfrutado hasta la fecha y que ha marcado para él la diferencia entre la mayoría absoluta o la oposición parlamentaria.