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“Me debo a quienes clamaron 'igualdad' en Madrid”. Así ha justificado desde la tribuna del Congreso el candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, la imposibilidad manifiesta de lograr los apoyos necesarios para ser investido presidente del Gobierno un mes después de haber recibido el mandato del jefe del Estado. Una referencia al mitin-protesta convocado por su partido el pasado fin de semana en la capital y que tuvo como objetivo rechazar la amnistía que, supuestamente, negocia el PSOE con los partidos catalanes independentistas. Un acto del PP en el que el líder del partido se proclamó futuro líder de la oposición al Ejecutivo de socialistas y Sumar que la derecha ya da por hecho.
Feijóo ha vuelto a insistir este martes en esa misma idea: su imposibilidad de armar una mayoría necesaria para cumplir el mandato al que se comprometió ante el rey el pasado mes de agosto. En un largo discurso, próximo a la hora y media, el líder del PP ha dedicado íntegro el primer tercio a cargar contra el Gobierno de coalición hoy en funciones, y ha construido después su propuesta sobre la base de lo ha hecho ese Ejecutivo en el último lustro.
El arranque del discurso de Feijóo, más propio de una moción de censura que de una investidura, ha pivotado sobre una idea fuerza que el PP ha intentado colar, con poco éxito, en las últimas semanas: que no gobierna porque no quiere. De hecho, según ha dicho, porque no está dispuesto a aceptar la amnistía.
“Sin más preámbulos, señorías: La amnistía o cualquier fórmula equivalente o análoga es un instrumento adecuado para superar el conflicto catalán. Igualmente, ese conflicto no se resolverá de manera definitiva si no contemplamos el derecho a decidir del pueblo de Cataluña, mediante un referéndum o cualquier fórmula equivalente o análoga”. Así ha arrancado Feijóo, dando a entender que si dijera eso, sacaría la investidura.
Y ha seguido: “Con esto bastaría, ¿no? Pues no. No voy a defender eso. Tengo principios, límites y palabra. Y sobre todo tengo un deber que no voy a eludir”. Pero la realidad es que si asumiera la amnistía, perdería los 33 votos de Vox y quedaría mucho más lejos de la mayoría que los 172 apoyos que tiene desde hace un mes.
“Me siento representante de otros ciudadanos (la mayoría) que el 23 de julio votaron a partidos que tampoco llevaban en sus programas: ni amnistía, ni autodeterminación, ni ninguna otra fórmula equivalente o análoga. Me debo a todos ellos. Me debo a quienes clamaron igualdad este domingo en las calles de Madrid. Me debo a la mayoría de los españoles”, ha asegurado.
Feijóo ha dedicado la primera parte de su discurso a justificar una investidura abocada al fracaso desde que fue designado por Felipe VI, incluso desde antes. “Mi partido ganó las elecciones”, ha dicho en varias ocasiones. “Ganamos las elecciones, con mayoría absoluta en el Senado y más diputados de los que nunca ha alcanzado el presidente en funciones en las elecciones a las que se presentó”, ha añadido. “Este debate es la consecuencia lógica del resultado electoral”, ha insistido. “¿Por qué alguno de los presentes no quiere que yo esté aquí?”, ha apuntado.
“Esta sesión retrata a quien antepone la ambición personal al interés general, y a quien no lo hizo ni lo hará”, ha señalado. “Me retrata a mí, y le retrata a usted, señor Sánchez”, ha dicho. “Estoy aquí porque he ganado y porque acepté la propuesta. Pero también porque quiero ofrecerle a mi país una alternativa”, ha reiterado.
Esa “alternativa” no ha ofrecido nada diferente a lo que Feijóo ha planteado en los últimos meses. El líder del PP ha reiterado su propuesta de seis pactos de Estado: uno Institucional, por la Economía, las Familias, el Estado de Bienestar, el del Agua y Territorial.
“Esta misma tarde podemos iniciar un diálogo honesto”, ha señalado al final de su discurso, pese a que Feijóo ha intentado, sin ningún éxito, sumar un solo voto a los 172 que tiene comprometidos desde agosto.
El candidato del PP a la investidura, Alberto Núñez Feijóo, ha planteado este martes un nuevo delito de “deslealtad institucional”, como ya habían adelantado desde su partido, y castigar la malversación de acuerdo a su gravedad. Sin embargo, no ha dado más detalles durante su discurso de investidura.
Ese delito sustituiría al derogado delito de sedición, pero Feijóo no ha explicado en qué consistiría ni cuáles serían las penas del mismo.
En el programa de las elecciones del 23 de julio, el PP planteaba recuperar el “delito de sedición en el Código Penal”.
Además, ha comprometido ante el Congreso “la renovación del Consejo General del Poder Judicial a la vez que se registra en esta Cámara una ley de reforma del modelo de elección”. “No quiero controlar la Justicia. Yo no”, ha sostenido el líder de la derecha.
Pero el PP, tanto con Pablo Casado al frente, como con Feijóo desde hace casi 18 meses, mantiene bloqueado desde hace cinco años el CGPJ para no perder el control que tiene del órgano de gobierno de los jueces desde hace una década, cuando era presidente con mayoría absoluta Mariano Rajoy.
El candidato del PP, tal y como anticipó ayer su número dos, Cuca Gamarra, ha dirigido un mensaje expreso a los partidos nacionalistas que le han negado su apoyo. No solo al PNV, como cabía esperar, sino también a Junts, el partido liderado por Carles Puigdemont desde Waterloo.
Y eso que durante todo el discurso ha cargado contra ese partido, al que dejó sin alcaldía en Barcelona al apoyar al candidato del PSC, Jaume Collboni.
El líder del PP ha rechazado, por ejemplo, “que decida por todos los españoles Junts, menos aún después de todo lo que ha exigido”. Y ha arremetido contra las iniciativas que, según ha dicho, dividen a los españoles.
Pero en la parte final de su discurso, Feijóo se ha dirigido expresamente a Junts y al PNV. “Y directamente, señores del PNV y de Junts. A mí no me han votado para entregarles la autodeterminación o la amnistía. ¿Les han votado a ustedes para que se aplique la política económica de Podemos? ¿En serio?”, ha dicho.
Feijóo ha lanzado previamente un mensaje “a los partidos nacionalistas o a los abierta y activamente independentistas”. Tras declararse como el presidente más “sensible al autonomismo, a la importancia de las lenguas cooficiales y a las particularidades territoriales” (y eso tras tildar de “pantallas de karaoke” el sistema de traducción simultánea del Congreso), les ha pedido el voto: “Debo afirmar ante ustedes que soy un presidente de fiar. Jamás les diré que sí a todo, pero no tengo ninguna duda de que a Cataluña y al País Vasco les vendría bien un presidente del Gobierno que no vaya a engañar a sus ciudadanos”.
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