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Feijóo ejerce ya de presidente del PP y pide ahora al PSOE que vote a Mañueco para no pactar con Vox

Aitor Riveiro

9 de marzo de 2022 22:43 h

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Puede ser oficial este mismo jueves, ante la ausencia de rivales, o dentro de apenas 20 días, en Sevilla. Pero Alberto Núñez Feijóo ya es el presidente in péctore del PP, y como tal ejerció este miércoles en una concurrida rueda de prensa en la sede nacional del partido. La primera en su carrera, tal y como recordó, y donde el presidente de la Xunta de Galicia presentó las más de 50.000 firmas que avalan su candidatura a liderar la organización. Un número infinito al lado de las 120 que asegura haber logrado la militante de Gandía (Valencia) Alexia Herranz, y cuya validación deberá ahora pasar el filtro del Comité Organizador del Congreso (COC).

La respuesta llegará en las próximas horas, pero Feijóo ya ha comenzado a diseñar la próxima dirección del PP y a marcar directrices, tanto a futuro como en relación con el pasado. Incluso con el inmediato, el que todavía está de cuerpo presente en la séptima planta del edificio que ocupa el número 13 de la calle Génova de Madrid. Un inmueble que lleva más de un año en venta, aunque el todavía precandidato no ha querido confirmar si se va a mantener el proceso de venta que inició el todavía presidente, Pablo Casado, tras el batacazo en las elecciones de Catalunya de febrero de 2021.

Feijóo llegó a Madrid, entregó las firmas y se marchó sin hablar con Casado. La comunicación a la inversa tampoco funciona y el aún presidente del PP irá a París en representación de su partido a hablar de Ucrania y la dependencia energética con Rusia sin que nadie en la organización tenga muy claro qué va a decir. De él Feijóo apenas dijo que es diputado y que puede seguir siéndolo si quiere, pero no parece que el gallego tenga pensado ofrecerle ningún puesto relevante. Ni a él, ni al que fuera su número dos, Teodoro García Egea, mientras Isabel Díaz Ayuso sigue pidiendo sangre contra los que pusieron en duda el contrato del que se benefició su hermano.

“Percibo hartazgo en un modo de hacer política basado en la frivolidad y el egocentrismo. Percibo decepción ante un Gobierno inestable, dividido e incongruente. Percibo la necesidad de una nueva política que aporte nuevas respuestas y estilos. No siempre a los que más se oye es a los que más se escucha”, dijo, sin aludir expresamente a nadie. Una de las especialidades del presidente gallego. Cuanta menos información dé, menos tendrá que retractarse de sus propias palabras.

Pero no siempre es posible, y Feijóo este miércoles habló del PP a futuro, pese a no ser todavía presidente. Justo lo contrario que hizo hace apenas unas semanas, cuando se empeñó en no confirmar sus planes, nada secretos por otro lado, de que optaría a la presidencia del PP. Para ello se parapetó en el tecnicismo de que el congreso no estaba formalmente convocado.

También marcó posición sobre las negociaciones del PP con Vox en Castilla y León, pero para explicar que no tiene nada que decir sobre dichos pactos, ni de este concreto ni de forma genérica para el futuro, y que, en todo caso, serán responsabilidad de Alfonso Fernández Mañueco y de Pedro Sánchez. “¿El PSOE va a facilitar que gobierne el partido que ganó las elecciones?”, respondió sobre su opinión acerca de si un Gobierno de coalición con la ultraderecha es aceptable.

Feijóo recordó que el Comité Ejecutivo Nacional del PP apoyó a Mañueco “para buscar estabilidad y un Gobierno en Castilla y León”. “El único diputado que puede ser presidente es Mañueco. No hay una fórmula alternativa”, aseveró. “Tiene la libertad y la responsabilidad de darle estabilidad a la Junta. Los procuradores deben buscar una fórmula. Si el PSOE bloquea, Mañueco interpretará”, dijo.

Este jueves llegará la primera oportunidad de ver qué interpretación hace el barón del PP con la votación para elegir la Presidencia de las Cortes de Castilla y León. Vox ha exigido el sillón. El PSOE ya ha arremetido contra estas negociaciones, que ha calificado como algo “vergonzoso y vergonzante”.

“Mi proyecto no es hablar de pactos, sino ganar”, dijo después. Y, repreguntado, volvió a echar la pelota en el tejado del PSOE. “No creo en una política en la que el presidente no pueda nombrar y cesar a sus ministros, donde haya una crisis semanal y donde vale todo”, apuntó. Y zanjó, tras ser inquirido por la propuesta socialista de apoyar a Mañueco si el PP rompe con Vox en toda España: “Si se trata de romper las alianzas con independentistas y populistas, lo primero que tendrá que hacer Sánchez es romper el Gobierno. Si se refiere a no pactar con populistas e independentistas, sería una conversación interesante. Recibir lecciones del PSOE actual sobre pactos, ninguna. Desde Zapatero, y sobre todo desde Sánchez, ninguna”.

Antes, Feijóo había asegurado el prefiere “los pactos que salen de las urnas, los más diáfanos, claros y transparentes”. “No me gustan los gobiernos que salen de los despachos, me gustan los que salen de las urnas”. Preguntado expresamente por la negociación por la Presidencia de las Cortes de Castilla y León, dijo: “No participo en esas conversaciones. Entiendo que si un partido ganó, tiene el triple de diputados que otro, parece razonable que presida la Cámara. Es lo que han querido los votantes. No suele ser habitual que presida uno de los partidos con menor representación. La presidencia le corresponde al partido que ha ganado las elecciones, el PP”. Horas después se confirmó un acuerdo del PP con Vox para que la ultraderecha presida el Parlamento autonómico y entre al Gobierno con una vicepresidencia y tres consejerías.

Pero la realidad es que, salvo en su Galicia, el PP gobierna en coalición y con el apoyo de Vox en toda España. De hecho, los gobiernos que han decaído por broncas internas y líos con los aliados son todos del PP y de Ciudadanos, apoyados en Vox. Murcia, Madrid o Castilla y León son ejemplos de Ejecutivos donde la derecha no se ha entendido por lo que han terminado en elecciones anticipadas.

Esos gobiernos, que el PP llamó “gobiernos de la libertad”, recibieron las bendiciones de los órganos del PP. De todos. Incluidos de los que forma parte Alberto Núñez Feijóo. Desde 2019 pocas veces se le ha oído criticar a la ultraderecha, mucho menos los acuerdos con ella. Feijóo siempre habla de “populismos”, pero no de Vox. O menciona las malas formas que dominan, en su opinión, la política actual. Pero sin concretar. Aunque se ha vanagloriado de haber mantenido a raya a Vox en Galicia, cosa que es cierta, el partido ya no habla de “extrema derecha”. Lo hizo la semana pasada el presidente del COC, Esteban González Pons. El lunes dijo que su cargo le impedía hablar sobre ello.

Mientras, Feijóo prepara su futura dirección. Ya ha comenzado a contactar con personas que formarán parte de su equipo a partir del 2 de abril. Y eso que formalmente no es aún candidato. Lo será, como también será presidente. Su hipotética rival ha dicho haber recabado 120 avales. De ellos, ha presentado 41 en la sede del PP de Valencia, en lugar de hacerlo como era obligado en la sede nacional. Tenía permiso del COC para ello. Pero no lo tenía expresamente para que otras personas lo hicieran en su representación en otras sedes.

Al cierre de esta información, en el COC no tenían claro siquiera si se habían presentado esas 120 firmas. No es muy relevante. Los 17 barones del PP ya preparan sus comunidades para recibir en una gira a su futuro presidente. Feijóo comenzará precisamente en Valencia este viernes. Después, irá a Murcia.

Lo que no se sabe es cuándo abandonará la Presidencia de la Xunta. Ni tampoco si está dispuesto a renovar el Poder Judicial, en funciones desde hace ya casi cuatro años. La excusa para no revelar ambas cuestiones es la misma: la guerra de Ucrania. Aunque de ella tampoco ha hablado, que se haya informado, con Pablo Casado.