Alberto Núñez Feijóo está de nuevo en la carretera. En el peor momento político de Mariano Rajoy -hundido en las encuestas y con el voto del centroderecha por primera vez dividido tras el despegue de Ciudadanos que sigue subido a la ola de su victoria electoral en Cataluña- el presidente de la Xunta multiplica su presencia en entrevistas y desayunos informativos en Madrid. La última, este domingo en el programa Salvados que dirige Jordi Évole, un formato arriesgado en La Sexta, la cadena de televisión en la que -según repite a sus íntimos- menos cómodo se siente el dirigente gallego.
La gira había empezado mucho antes. El pasado 16 de enero hizo doblete, primero en la cadena Cope con Carlos Herrera y después en Televisión Española; el 25 de enero visitó los estudios de Es Radio, con Federico Jiménez Losantos, una emisora sin apenas oyentes en Galicia pero con predicamento en el sector más a la derecha del PP; el 3 de febrero acudió a un desayuno informativo en el Foro Europa Press y al día siguiente fue entrevistado en La Vanguardia. En todas esas citas Feijóo descarta que esté en la carrera por la sucesión de su presidente nacional pero va dejando titulares con veladas críticas internas al discurso del PP o a su falta de capacidad para “vender sus políticas”. En realidad se limita a echar en falta algunas de las cualidades que le atribuyen a él los medios de comunicación más afines. Semejante exposición no ha pasado inadvertida a algunos de sus rivales internos.
Con el PP sumido en una profunda crisis, tras ser última fuerza en Catalunya, y con sondeos que amenazan su poder en varios de sus feudos históricos, el presidente gallego vuelve a estar en todas las quinielas. Es el único barón regional que ha logrado tres mayorías absolutas en su tierra desde su llegada al poder en marzo de 2009 y atravesando lo peor de la crisis. Él ha repetido muchas veces que no se ve concurriendo a unas cuartas autonómicas pero oficialmente mantiene su compromiso de agotar la legislatura en Galicia, lo que le llevaría hasta el verano de 2020 y a no poder concurrir a las próximas generales, que deben celebrarse unos meses antes, en el caso de que no se adelanten.
Uno de los dirigentes que mejor lo conoce asegura que Feijóo de momento está dejándose ver. “Enseña a su partido pero también al resto de votantes que hay una opción en el PP que puede ayudar a eclipsar a Albert Rivera, que es un perfil en cierto modo parecido. Si uno prevé que los presupuestos pueden complicarse hasta el punto de abocarnos a elecciones anticipadas en 2019, este es el momento adecuado para hacerse presente y mostrarse. Faltaría un año y Feijóo es uno de los grandes activos del partido y lo sabe”.
Su agenda ha multiplicado los actos y durante los días más graves de la crisis en Catalunya Feijóo se ha dedicado a contraponer el modelo de su “galleguismo cordial” frente a los planes del secesionismo. Cada vez que tiene ocasión deja caer que Galicia es uno de los pocos territorios en los que Ciudadanos no ha logrado representación. Ni un solo escaño. Y la presencia en los ayuntamientos es testimonial. Hace unas semanas el mandatario gallego abrió las puertas de su despacho a los representantes de Sociedad Civil Catalana, una recepción que no puede explicarse desde la política gallega, asegura el mismo dirigente popular.
Consciente del clamor interno que pide decisiones para frenar el auge de Ciudadanos antes de las autónomicas de 2017, Feijóo no rehuye el combate directo con Rivera en algunas de sus comparecencias trufadas de leves raciones de autocrítica. “Ciudadanos tiene un conjunto de oradores bastante buenos, pero no se conoce si ha gestionado algo alguna vez. Nosotros tenemos buenos gestores y debemos mejorar la comunicación. Buenos oradores frente a buenos gestores. Yo me quedo con los buenos gestores. Somos un partido que tiene una marca, no es un partido improvisado, hemos estado cuando hemos perdido las elecciones, cuando las ganamos. [...] Las cosas las hemos de hacer mejor, lo de Cataluña es un aviso profundo a nuestra estructura”.
El diagnóstico es de su entrevista en TVE el pasado 16 de enero en la que deslizó que tal vez llegado el momento Rajoy decida no presentarse a la reelección, algo que es tabú en el PP, por mucho que algunos de sus dirigentes duden de que sea un acierto concurrir a las elecciones con un líder en el que el 80% de los españoles tienen poca o ninguna confianza según la encuesta del CIS de principios de febrero. “Llegado a término, si él cree que su candidatura no es buena para su partido, probablemente decida no presentarse, si por el contrario cree que su candidatura es buena para su partido, probablemente decidirá presentarse”, respondió Feijóo aquel día a las preguntas de los tertulianos en el canal público.
Quien fuera su rival en el congreso por la sucesión de Manuel Fraga, Xosé Manuel Barreiro, hoy líder del PP en el Senado, resta sin embargo importancia a la sobreexposición de Feijóo en la prensa de Madrid: “Si hay una persona leal a Mariano Rajoy ese el Alberto Núñez Feijóo, no es la primera vez que sale en medios nacionales, no hay que sacar las cosas de contexto”.
Un miembro de la dirección del PP gallego admite que el presidente está ahora más en medios nacionales pero lo atribuye a que su presencia genera interés y le beneficia también en la política interna de Galicia. “Es verdad que él tiene tirón fuera y eso también le ayuda aquí, pero no veo esa operación para relevar a Rajoy”, asegura.
En la sede central del partido, en Génova 13 aseguran que el presidente gallego ni consultó su participación en el programa Salvados ni consensúa su presencia en los medios nacionales. Desde la dirección de comunicación de la formación conservadora aseguran: “Ni Feijóo ni ningún otro presidente nos tienen que pedir permiso si quieren hacer una entrevista a nivel nacional”.
La prensa gallega -en la que apenas afloran críticas a su gestión- se ha esforzado en presentarlo en las últimas semanas como el líder de un frente común junto a los presidentes de Castilla León, Asturias y Aragón donde las tres comunidades hacen valer la suma de siete millones de habitantes para hacer fuerza en el debate de la financiación autonómica. Quienes puertas adentro no creen en las casualidades enmarcan esas fotografías dentro de su propia campaña de autopromoción. Y aunque señalan que Feijóo no protagonizaría ninguna operación para descabalgar a Rajoy sí está dispuesto a dejar ver que en el PP hay alternativas.
No es la primera vez que Feijóo se deja querer. En 2013 cuando arreciaban los peores titulares sobre el PP y sus casos de corrupción, el líder gallego se descolgaba en Madrid con frases lapidarias: “Me avergüenza Bárcenas”, “al PP le falta relato en esta crisis”, “tenemos que explicarnos mejor”. Entonces, con todos sus rivales chamuscados en distintos escándalos y sumarios, se presentaba en el panorama nacional como el único dirigente sin mácula en el PP.
Pero esa misma primavera se conocieron sus años de amistad con el narcotraficante Marcial Dorado y sus viajes al mar y la montaña a mediados de los 90 cuando Feijóo ya era el número dos de la Consellería de Sanidad de la Xunta de Galicia. Esa relación, desvelada por El País que el presidente nunca explicó convincentemente, y la nebulosa sobre unos presuntos contratos de aquella administración durante su mandato con las empresas legales de Dorado que la oposición reclamó insistentemente en el Parlamento gallego, llevaron al líder gallego a replegarse en el debate nacional.
Ahora Feijóo está de vuelta dispuesto a decirle al electorado que se siente huérfano en el PP que hay recambio dentro sin pasarse a Albert Rivera. Y ningún sitio mejor que el programa Salvados, uno de los que más prestigio tiene en la televisión actual, para dejar claro su mensaje.