El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha cerrado la campaña de las elecciones catalanas del próximo 12 de mayo con una apelación directa contra el candidato del PSC, Salvador Illa. “Yo pido el voto a todos los que no quieren que el próximo Govern se dilucide en base a los intereses personales de [Pedro] Sánchez y [Carles] Puigdemont, de Puigdemont y de Sánchez”, ha dicho en un mitin este viernes en L'Hospitalet. “Todo el mundo coincide en que el señor [Salvador] Illa pinta poco en estas elecciones, aunque las gane. Le dirán lo que tiene que hacer. Y si le ordenan hacer president a Puigdemont, lo hará”, ha zanjado, en referencia al candidato del PSC que, ha dicho, “volverá a engañar a los catalanes”.
Feijóo ha reclamado así el apoyo para su candidato, Alejandro Fernández, que quedará muy lejos de tener no solo opciones de gobernar, sino incluso de poder determinar el próximo Govern. De hecho, tanto Feijóo como Fernández han señalado durante la campaña que no tienen intención de apoyar a Salvador Illa como president de la Generalitat, aunque eso suponga terminar con años de dominio independentista, salvo que el PSOE renuncie al apoyo de Junts o ERC en el Congreso. Es decir, salvo que Pedro Sánchez renuncie al Gobierno.
Una condición cuando menos improbable y que apunta a que el PP apuesta por un escenario de ingobernabilidad que conduzca a una repetición electoral. Feijóo teme que un éxito de Illa empuje a Sánchez en las europeas de junio. “El voto de los demás partidos lo dejan todo igual”, ha dicho. “Si lo que queremos realmente es un cambio real en Catalunya, cojamos la papeleta del cambio y votemos al PP de Catalunya”, ha añadido.
Feijóo ha pedido el voto para el PP porque, ha dicho, es el único “que defiende la Constitución de principio a fin” y “el Estado de las Autonomías” Una referencia cruzada al PSC y a Vox, dos de los caladeros que ha explorado el partido de Feijóo en esta campaña. “Aquellos que han utilizado las Autonomías para debilitar la Nación, allá su responsabilidad histórica; y aquellos que denuestan el Estado de las Autonomías para conseguir algunos votos, allá su responsabilidad”, ha concluido.
Pero Feijóo también ha hecho una apelación directa a los votantes de Ciudadanos, a los que las encuesta dejan en un pobre 1%. Un número insignificante de votos para lograr representación en el Parlament, pero que si el PP atrae, podría ser determinante para su particular pugna con Vox. “Pido el voto también a los que dieron la victoria a Ciudadanos en el año 2017”, ha dicho. “En Catalunya, Ciudadanos es el PP de Cataluña. Yo le pido el voto a aquellos rebeldes, aquellos valientes, aquellos que trajeron la ilusión, aquellos que despertaron la ilusión de toda España cuando vimos el excelente resultado de Ciudadanos en Catalunya”, ha insistido.
Patinazo con las expectativas
Ese era el objetivo inicial del PP: atraer el voto de Ciudadanos, comerse a Vox y rascar en el PSC. Pero el PP ha vuelto a patinar con la gestión de las expectativas.
Cuando Pere Aragonés convocó las elecciones de este domingo, en la sede nacional de la madrileña calle de Génova torcieron el gesto. El adelanto trastocaba sus planes de usar gallegas y vascas como palanca para las europeas e introducía un elemento de incertidumbre.
Con todo, la dirección de Feijóo contaba con multiplicar su resultado en Catalunya, comerse del todo a Ciudadanos y dejar a Vox en la irrelevancia. Una previsión que se ha ido moderando con el paso de los días. La primera señal de que no iba todo lo bien que los estrategas de Génova querían fue que tuvieron que asumir un candidato que no era el que querían. Este jueves, a 24 horas del cierre de la campaña, el propio Feijóo reconoció la evidencia: “Esto va de acreditar que el centroderecha catalán se llama PP de Catalunya”.
En su pugna con Vox el PP ha optado por competir directamente por el mismo electorado y con ideas muy similares, hasta acabar relacionando migración con delincuencia. Un discurso que históricamente ha explotado la extrema derecha y que en Catalunya ha comprado el PP, con su líder a la cabeza.
En el cierre de campaña en L'Hospitalet, Feijóo ha vuelto a incidir en los problemas de “inseguridad” que hay en Catalunya. El líder del PP ha pedido un Govern “que cumpla las leyes, que garantice la seguridad jurídica para invertir y la seguridad ciudadana para vivir”. Y ha añadido: “Pido el voto para que Catalunya vuelva a ser una tierra segura para todos, especialmente para las mujeres”.
Esta vez, Feijóo no ha hecho una relación directa entre delincuencia y personas migrantes. Algo que sí dejó caer por la mañana, en otro acto en el que apeló a repetir “el modelo Badalona”, el de “limpiar” la ciudad que esgrimió en su día el alcalde de la ciudad, Xavier García Albiol.
El discurso xenófobo ha contado con el apoyo de importantes barones, como el andaluz Juan Manuel Moreno. Otros, como Isabel Díaz Ayuso, se plantaron en Catalunya para desacreditar a su jefe de filas, aún a costa de contradecirse a ella misma. Todo con tal de marcar diferencias con Feijóo y el resto de colegas presidentes autonómicos.
Es el peaje que paga el PP cuando, como le ha pasado en esta campaña en Catalunya, tiene que recurrir a la presidenta de Madrid para intentar asegurar y atraer al voto más ultra, el fronterizo con Vox.
Tras el 12M, los de Feijóo plantean un hipotético apoyo a Salvador Illa en el marco de unas condiciones casi incumplibles, que pasan porque Sánchez renuncie al apoyo parlamentario de los independentistas. Algo que pondría en riesgo el Gobierno de coalición. Pero si el PSOE no solo sale indemne del semestre electoral, sino que el exministro se hace con la Generalitat, las dudas se trasladarían al PP.
Porque quedar por detrás de Vox el 12M sería un desastre para los planes de Feijóo, que lleva dos años intentando reconstruir los puentes del PP con Catalunya después de las actuaciones del Gobierno de Mariano Rajoy contra el procés, algunas de ellas en revisión por la Audiencia Nacional.
Quizá por eso Feijóo dijo este jueves que es la “comunidad más importante” para él como presidente del PP. Y quizá por eso las referencias en los actos del PP a la cuestión catalana han sido leves, y casi todas secundarias. Y es que, tras el fiasco de las generales de 2023, el líder de la oposición es consciente de que ante la resistencia de Vox todas sus opciones de gobernar pasan por ganar peso e influencia en Catalunya.