El filósofo Gustavo Bueno Martínez (1924-2016) fue un adelantado a su tiempo: a principios de los años 2000 pidió la pena de muerte para el entonces lehendakari Juan José Ibarretxe; concretamente, propuso “fusilarlo”. También defendió la “implantación de la eutanasia para asesinos convictos” y “un servicio nacional obligatorio sin posibilidad de objeción de conciencia”. Alertó además de “la ruptura de España” y urgió la supresión inmediata de las autonomías. Santiago Abascal ha reconocido como una epifanía el momento en que vio al filósofo en un acto público definir “la nación española” frente al concepto de “pueblo español”.
Gustavo Bueno (1924-2016) se adelantó a su tiempo; o más concretamente, al tiempo de Vox, partido que inspiró y alentó con entusiasmo. Su hijo, el también filósofo Gustavo Bueno Sánchez, participa activamente en la formación de ultraderecha: es patrono de la Fundación para la Defensa de la Nación Española (DENAES) junto con Santiago Abascal, con el que ha escrito el libro En defensa de España. Y ha amparado bajo su escuela filosófica a algunos candidatos de Vox a los próximos comicios, en Cuenca y en Asturias. Dos miembros de la fundación asturiana han saltado ya a Vox: el investigador asociado Iván Vélez es cabeza de lista por Cuenca y Juan Fernández Baños, número uno al Senado por Asturias.
Nada de esto tendría más trascendencia que la ideología ultraconservadora de unos profesores de Filosofía si no fuera porque tanto Bueno padre como Bueno hijo consiguieron su notoriedad pública gracias a un generoso patrocinio público: el que ha ejercido el Ayuntamiento de Oviedo desde 1998 mediante la cesión de un palacete señero de la ciudad, a coste cero, más la concesión de una subvención superior a los 100.000 euros anuales.
Para ello han contado con el 'padrinazgo' del exalcalde del PP Gabino de Lorenzo y de su sucesor, Agustín Iglesias Caunedo. La relación con la derecha de Bueno padre, que cuando llegaban las elecciones deseaba pública y “fervientemente” las victorias del PP ha abonado los lazos con Vox. Su hijo considera que Vox no es un partido de ultraderecha porque “ultraderecha es la derecha originaria, el carlismo, fuente del catalanismo y el PNV”.
Sin embargo, la llegada al gobierno municipal en 2015 de una coalición formada por Somos Oviedo (marca local de Podemos), PSOE e IU ha cerrado el grifo de la saga familiar, a la que ahora quieren desalojar del edificio que ocupa desde hace dos décadas sin pagar un euro, ya que tanto las facturas como el mantenimiento han corrido a cargo de la administración. Un expediente oficial revela que nunca se firmó el convenio de cesión, con lo cual la ocupación ha sido irregular. Además, los gastos de las sucesivas subvenciones no se han justificado en 20 años con detalle, sino con una simple memoria genérica.
El hecho de que hace poco más de un mes Gustavo Bueno hijo no dejara entrar al concejal de Economía al edificio para comprobar su estado multiplicó la intensidad de la polémica. “El Gustavo Bueno es el Gustavo muerto”, se puede leer estos días en pintadas callejeras de la ciudad.
El departamento de Rubén Rosón, edil de Somos, quiere dedicar el inmueble de 1.100 metros para abrir un centro de empleo. El filósofo se ha negado en rotundo, sin reconocer siquiera la autoridad del consistorio. Bueno defiende que el gobierno municipal no es el Ayuntamiento, como el pueblo no es la nación: “Oviedo, como ciudad imperial, está por encima de sus munícipes”, le espetó al diario El Comercio.
Una amistad y un convenio irregular
La historia comienza en 1997. Gustavo Bueno padre, inventor de una teoría denominada “materialismo filosófico”, escritor frenético y amigo íntimo de Gabino de Lorenzo –que en 1995 le había concedido ya el título de Hijo Adoptivo de Oviedo– constituye la Fundación Gustavo Bueno. La Fundación se registra en Madrid ante notario el 14 de mayo, y cinco meses después, el 15 de octubre, el Ayuntamiento ordena la cesión a la fundación “de forma urgente” del Antiguo Sanatorio Miñor, uno de los palacetes más señeros de la ciudad. El edificio, que data de 1913, funcionó durante años como maternidad. Ahí nació, por ejemplo, la reina Letizia.
Hasta el momento de la cesión, el palacete, reformado por la administración en 1992, lo había ocupado la Fundación Municipal de Cultura, a la que De Lorenzo desalojó para facilitar el arranque del think tank Bueno, cuando en España nadie sabía aún qué era tal cosa.
De Lorenzo, espléndido siempre con sus amigos con cargo al erario (caso de otros hijos adoptivos, como el actor Arturo Fernández), y al que el filósofo compara con la Familia Médici, no se queda ahí: el Ayuntamiento redacta una cesión del palacete por nada menos que 50 años, y firma tres contratos para dotar al edificio de mobiliario elegido por los inquilinos (desde sillas hasta alfombras), de las telecomunicaciones que demandan y de un servidor de Internet y ordenadores. En total, más de 120.000 euros.
Finalmente, le asigna una subvención anual a la Fundación de 100.000 euros, que a partir de 2008 ascenderá a 150.000 y a la que se suman 565.000 euros en 2008 para organizar una exposición. La muestra Oviedo Doce Siglos fue encargada a una empresa de la que es socia Carmen Bueno Sánchez, hija y hermana de los beneficiarios principales, según informó la revista asturiana Atlántica XXII. Es en esos años cuando Gustavo Bueno padre empieza a recorrer los platós de televisión regalando soflamas a los índices de audiencia.
Aparte de esa exposición, fugaz y tan cara como si fueran Las Edades del Hombre, ¿a qué se ha dedicado la Fundación? Pues según el escrito presentado al consistorio en julio del año pasado, a tres bloques de actividades: charlas y presentaciones de libros (25 al año); edición de las revistas donde publica Gustavo Bueno Sánchez sus artículos y mantenimiento de algunas páginas web sin apenas actividad; y la elaboración de contenidos académicos para la Facultad de Filosofía de León, en Guanajuato, México. El dinero debía servir también para becar estudiantes extranjeros y nacionales en Oviedo, aunque de ese supuesto programa no existe documentación en el expediente municipal.
El propio Gustavo Bueno Sánchez reconoce que el convenio nunca se firmó, y que durante años ha estado reclamando al Ayuntamiento que asumiera las reparaciones del edificio. Bueno considera suficiente el servicio que la Fundación ha devuelto al municipio a cambio de los alrededor de tres millones de euros en subvenciones, más gastos y uso del inmueble.
Como Bueno no reconoce la autoridad de los concejales actuales, tampoco da validez al proyecto de la Concejalía de Economía para ubicar un vivero de empresas. De momento, su negativa a abrir la puerta del edificio público ha terminado con una denuncia en comisaría y una fundación atrincherada. El conflicto amenaza con meterse de lleno en la campaña de las elecciones municipales.
Bueno ha emplazado la solución al resultado de las próximas elecciones. El 28A la fuerza más votada fue el PSOE, con el 27,33% de las papeletas. La izquierda sumó cerca del 42% de las papeletas, pero la derecha se quedó con casi con el 55% del escrutinio. La filosofía, en este caso, es esperar que ganen los suyos.