El forense determina que el falso cura que asaltó la casa de Bárcenas no está en condiciones de declarar en Kitchen

El juez del caso Villarejo, Manuel García-Castellón, ha renunciado a tomar declaración esta mañana a Enrique Olivares, el hombre que disfrazado de cura y armado con una pistola asaltó la casa de los Bárcenas en otoño de 2013, en plena operación Kitchen. El magistrado ha adoptado esta decisión después de que el forense de la Audiencia Nacional examinara a Olivares, quien sufrió un ictus en 2018 y vio mermadas seriamente sus capacidades físicas y psíquicas, informan a elDiario.es fuentes del caso.

Olivares cumple condena en la enfermería de la cárcel de Aranjuez desde que, ya en prisión, sufrió el ictus. El instructor citó a Olivares sin haber recibido el informe que encargó a la médico forense que le acompañó a visitar al falso cura en la cárcel el pasado mes de enero, según desveló elDiario.es. Ese informe se ha retrasado por la baja de la doctora y García-Castellón optó por que Instituciones Penitenciarias trasladara a Olivares a la Audiencia Nacional.

Una comisión judicial encabezada por García-Castellón visitó el pasado 29 de enero en la enfermería de la cárcel de Aranjuez (Madrid) a Enrique Olivares, el hombre que, disfrazado de cura y armado con un revólver, asaltó la casa de los Bárcenas en el otoño de 2013. Los investigadores sospechan que Olivares pudo actuar como un sicario a sueldo del Ministerio del Interior, dentro de la operación de espionaje al extesorero del Partido Popular, por entonces principal amenaza de la formación política en el Gobierno

El objeto de la visita fue conocer de primera mano el estado de salud de Olivares, quien sufrió un ictus en 2018 mientras cumplía su condena de 22 años en la cárcel de Cuenca. Precisamente, ese accidente vascular provocó que Instituciones Penitenciarias trasladara a Enrique Olivares a Aranjuez, una prisión con mejor accesibilidad, mientras los técnicos de la cárcel sopesaban si su deteriorado estado de salud recomendaba trasladarlo definitivamente a un centro asistencial, según informó eldiario.es en diciembre de 2018.

De forma imprevista, y con el paso de los meses, Olivares mejoró. De haber perdido por completo la capacidad para expresarse, pasó a hacerlo con limitaciones y en ocasiones con la ayuda de otro interno. Esta modificación en su estado motivó la visita de la comisión judicial, que también integraron los dos fiscales Anticorrupción del caso, el secretario del juzgado y la citada médico forense.

La persistencia de las dudas sobre el verdadero estado de Olivares, de 71 años, y su capacidad para prestar testimonio motivaron que García-Castellón solicitara con posterioridad a la visita un informe a la forense, cuya elaboración se ha retrasado por una baja de la funcionaria y la situación posterior en la Audiencia Nacional derivada de la crisis sanitaria por el Covid-19.

Las pesquisas sobre el papel del falso cura son parte de la pieza 7 del caso Villarejo, la que investiga el presunto espionaje al extesorero del PP con la intención de sabotear la investigación de la Audiencia Nacional por la caja B del Partido Popular. La imposibilidad de que el cura declare y el hecho de que ninguno de los imputados y testigos hasta ahora haya aportado más pistas sobre la posible participación de Olivares en la Kitchen abocan al cierre de esta línea de investigación.

Condenado a 22 años

El falso cura, Enrique Olivares cumple una condena de 22 años de cárcel por el secuestro de Rosalía Iglesias, Guillermo Bárcenas y la empleada del hogar Victoria Feliz de la Cruz, entre otros delitos cometidos el 23 de octubre de 2013 en el domicilio del extesorero en el madrileño barrio de Salamanca. Según una información de Okdiario, Olivares fue captado por los mandos policiales que dirigieron el espionaje a los Bárcenas, y cobró 10.000 euros de los fondos reservados por el asalto a la vivienda en busca de la documentación sobre el PP.

Los investigadores tratan de esclarecer la posible vinculación de Olivares con la Operación Kitchen. Uno de los protagonistas del operativo parapolicial fue Sergio Ríos Esgueva, chófer de la familia Bárcenas que se prestó a informar de los movimientos de Rosalía Iglesias, una vez su marido entró en prisión, y a robar documentos a cambio de 2.000 euros mensuales de los fondos reservados.

Ríos acabó cobrando 48.000 euros de la Policía y recibió un arma, según consta en documentación incautada en el domicilio de Villarejo y en la información desclasificada por el Gobierno. El día del asalto del cura dijo a la familia Bárcenas que salía un rato a visitar a su entonces mujer, dependienta de una tienda de ropa cercana. Fue el primero en acceder al domicilio después de que Willy Bárcenas se desatara de las bridas, propinara un cabezazo al falso cura, que iba armado con un revólver, y lo redujera. Cuando dejó de trabajar para la familia entró en la Policía, con 42 años, y fue destinado a un puesto de los que se consideran un premio. 

En el juicio, el acusado gritaba que voces dentro de su cabeza le daban órdenes. El tribunal concluyó que fingía, si bien la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid reconoce en Olivares un “trastorno de personalidad con rasgos paranoides, narcisistas y antisociales”. Este diagnóstico le valió un atenuante y fue condenado a la pena prevista en la ley en su mitad inferior, esto es, seis años por cada uno de los secuestros, más dos años por tenencia ilícita de armas, seis meses por allanamiento de morada y a otros tres delitos de amenazas, castigados también con seis meses cada uno.

Enrique Olivares fue asistido por un abogado de oficio colegiado en Madrid durante toda la instrucción, pero antes del juicio se hizo cargo de su defensa Andrés Ruiz Cubero, penalista con despacho en la capital y también en Cuenca, de donde es oriundo el falso cura, que había sido presentado casi como un indigente. Ruiz Cubero ha declarado a eldiario.es que se hizo cargo de la defensa de Olivares porque así se lo pidió un cliente y amigo del despacho de Cuenca que nada tiene que ver con el mundo policial o de la política.