La fractura entre Sumar y Podemos abre una nueva etapa en la izquierda
La configuración del nuevo Gobierno ha redibujado el mapa de la izquierda. Podemos se queda casi sin poder institucional tras el diseño de la parte de Sumar en el Ejecutivo, que ha reordenado el poder interno entre las diferentes familias políticas. Más Madrid sube su cotización con un ministerio con las competencias delegadas en las comunidades pero que eleva el perfil político de Mónica García –nueva ministra de Sanidad–, hasta ahora cara de la oposición a Isabel Díaz Ayuso, y dota al partido de numerosos recursos de cara al futuro. Catalunya en Comú se queda con Cultura, una cartera de mayor peso que Universidades y que al menos por ahora Ernest Urtasun encabezará al mismo tiempo que mantiene la portavocía de Sumar. Izquierda Unida mantiene también un ministerio, que ahora queda en manos de Rego, posible sustituta de Garzón al frente del partido.
Podemos sale del Gobierno y apenas tiene posiciones de peso en el grupo parlamentario en el Congreso. Díaz los dejó sin portavocía adjunta y su peso en la dirección es el mismo que el del resto de las siete formaciones de la coalición con representación en el Congreso. Esa posición secundaria consolidada ahora con el reparto de ministerios, que se produce después de meses de enfrentamiento directo de la dirección con Díaz, servirá como argumento al partido para distanciarse de las decisiones del Gobierno y, en algunos casos, directamente de las posiciones de Sumar.
Yolanda Díaz desplegará en los próximos meses la articulación de su plataforma como sujeto político propio. Aunque todavía persisten numerosas dudas sobre cómo tiene pensado hacerlo y cuál será la relación de esa formación con el resto de partidos de Sumar. Ya cuenta con las fuerzas de Más País, pero está por ver hasta qué punto Izquierda Unida o los comuns pondrán su estructura a disposición. La resolución de todas esas incógnitas irá clarificando los mapas de una nueva etapa en la izquierda con una única certeza: la convivencia con Podemos no será pacífica.
Quedó patente este martes en el número 18 del Paseo del Prado de Madrid, donde se produjeron los intercambios de cartera de los nuevos ministros de Sumar. La moderadora del acto se desesperaba. “Abandonen la sala los que se tengan que marchar para dejar sitio a los que llegan”, pedía, desde el micrófono. El Ministerio de Sanidad bullía de gente. Y, efectivamente, unos entraban y otros salían, no solo el público que se agolpaba entre las butacas del salón de actos. Por el pasillo bajaba Ione Belarra, secundada justo detrás por Irene Montero, con gesto serio. A su lado caminaba el nuevo ministro de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy. Y en el escenario, esperaban Alberto Garzón, Mónica García, Sira Rego y Yolanda Díaz.
Los repartos de carteras en la sede de Sanidad y Derechos Sociales arrojaron este martes una serie de imágenes que contienen la esencia de los cambios que han agitado la izquierda y que la puesta de largo del nuevo Gobierno consolida. La despedida de Ione Belarra, entre ataques al PSOE que Díaz no secundó con aplausos. La entrada de Bustinduy, una cara destacada del primer Podemos que recupera ahora Sumar. El traspaso de maletines entre Alberto Garzón y Sira Rego, que podría ser la foto anticipada de un relevo también en Izquierda Unida. Y el desembarco de Mónica García y los cuadros de Más Madrid en el que será su ministerio a partir de ahora.
La jornada había comenzado un poco antes, con pantalla dividida. Una cámara, en el Ministerio de Trabajo. Yolanda Díaz no debía intercambiar carteras con nadie esta vez. Conserva su vicepresidencia segunda y el Ministerio de Trabajo, pero aprovechó el día para reunir a las principales caras de Sumar y a sus nuevos ministros en una primera foto. “Vamos a ser el motor de la lucha contra la desigualdad”, dijo, en un breve discurso que había comenzado emocionada al mencionar a su padre y a su hija, presentes en la sede de la Castellana. “No vamos a conformarnos”, defendió, antes de prometer nuevas subidas del salario mínimo, mayor protección para el desempleo, una nueva ola de derechos laborales.
La segunda cámara estaba en el Ministerio de Igualdad, donde los ánimos estaban más caldeados. “Pedro Sánchez nos echa del Gobierno y rompe con ello la unidad de un bloque democrático en el que nos necesitamos todas, todos y todes”, comenzaba Irene Montero su discurso antes de entregarle la cartera a la socialista Ana Redondo. La 'número dos' de Podemos aprovechó un acto que suele ser protocolario para insistir en la tesis que sostiene su partido estos días: que ha habido una “estrategia” pensada entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz para echarlos del Gobierno.
Con ese momento, el intercambio de carteras entre Belarra, Garzón, Pablo Bustinduy y Sira Rego cobraba interés especial. Antes de ese acto, el socialista José Manuel Miñones le había entregado la cartera a Mónica García. Era el relevo entre ese acto y el del traspaso de Derechos Sociales el que generaba un tapón en los pasillos y puertas del salón de actos. En el nuevo público se mezclaban los militantes y cuadros de Podemos con los principales dirigentes de Izquierda Unida y los comunes, con Ada Colau y Jéssica Albiach –su portavoz en el Parlament de Catalunya– a la cabeza.
Era un día de despedidas. Alberto Garzón, que acaba de anunciar que deja la coordinación de IU, hablaba en su último discurso institucional. “Hemos conseguido frenar la ola reaccionaria”, celebraba, sobre el resultado electoral de las izquierdas. Y lanzaba un mensaje a Bustinduy, con quien coincidió cuando los dos eran diputados. “Sus intervenciones son de lo mejor que ha pasado en las últimas décadas en el Congreso”, dijo, para felicitar a su sucesor, que asumirá en Derechos Sociales la cartera de Consumo durante la legislatura pasada en manos de Garzón separado como ministerio propio.
Un tono muy diferente al que usó a continuación Belarra, quien recuperó el mensaje de Montero. “Nos echan pero no nos vamos, seguimos con la voluntad firme. Con la mente puesta en volver. Se ha podido, se puede y os aseguro que se va a poder”, lanzaba la ya exministra entre los aplausos y los gritos de los militantes del partido que poblaban parte de los asientos del público. La vicepresidenta segunda, que permanecía de pie en el escenario junto a la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, sus nuevas compañeras, García, Rego, y también Bustinduy y Garzón, evitaba aplaudir los mensajes contra el PSOE y las críticas veladas a su espacio político, a quien en las últimas horas criticó por no ser suficientemente duro contra Israel.
El nuevo ministro, un perfil del primer Podemos que se fue poco después de la escisión 'errejonista', usó palabras conciliadoras, de agradecimiento al trabajo de Belarra. Y también al del exsecretario de Estado Nacho Álvarez: “Uno de los economistas más brillantes y mejores personas que he tenido el honor de tratar”. Álvarez, quien declinó ocupar precisamente ese ministerio el pasado viernes, tras constatar que no contaba con el apoyo de su ya expartido, sonreía entre el público. También se había levantado a aplaudir a Belarra minutos antes.
Después del acto, los dirigentes y militantes de Podemos que se habían acercado hasta el acto se agolparon sobre el escenario entre cánticos de ‘Sí se puede’. Irene Montero subió al escenario a abrazarse con Belarra y un grupo les acercó dos ramos de flores envueltas en papel morado. Ellas levantaron el brazo y consiguieron una foto que les sirve para anticipar la nueva etapa que se abre para su formación y para la izquierda: un Sumar en construcción que ejercerá su hegemonía desde el Gobierno y un Podemos en el papel de víctima que a partir de ahora marcará un perfil propio desde fuera y acabará con toda probabilidad compitiendo electoralmente contra esa otra parte de la izquierda pero que no prevé abandonar el grupo parlamentario en el corto plazo.
Los actos de este martes anticipan el nuevo mapa de ese espacio político y abren una etapa incierta.
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