Gabriel Rufián: “El Poder Judicial está a las órdenes de una extrema derecha que cree que este país es suyo”
Gabriel Rufián (Santa Coloma de Gramanet, 1982) es de esos políticos independentistas que en el proceloso universo madrileño también tienen su público. Cruzar la Carrera de San Jerónimo junto a él lleva casi más tiempo que el que republicanos y socialistas han tardado en acordar la reforma del Código Penal para modificar los delitos de sedición y malversación. Los viandantes le paran, le piden selfies, le sugieren que dé más caña, le piropean… Será por aquello de que se le entiende todo cuando habla. Sin pelos en la lengua, su verbo es igual de suelto y preciso tanto cuando habla de la derecha como de la izquierda. Mucho más cuando se le pregunta por el Poder Judicial, donde habita un sector que, en su opinión, “está a las órdenes de una extrema derecha que cree que este país es suyo y que tiene un brazo político que se llama Vox”.
Su vehemencia se multiplica para defender, se entienda o no en la calle, que “un referéndum no es lo mismo que la Gürtel” o que “Junqueras no es Bárcenas ni Rodrigo Rato”. Por si acaso, recuerda que fue el exministro de Hacienda del PP Cristóbal Montoro quien dijo, en alusión al 1-O, que “no había faltado un euro de la caja de la Generalitat”. Y aun así no puede precisar ni cuándo ni cómo habrá un nuevo referéndum en Catalunya, tal y como ha vuelto a plantear su partido esta semana. “No depende de nosotros”, reconoce.
El portavoz parlamentario de los republicanos catalanes, que debutó en la tribuna del Congreso con una fotocopiadora bajo el brazo, propone contra la inflamación política del Parlamento expulsar a los 52 diputados de Vox en cada pleno. “Entonces me echaron a mí por cosas que pasan hoy casi cada media hora en este Parlamento”, recuerda. Y todo esto lo explicita un día antes de que el Congreso viviera uno de sus días más convulsos tras el intento fallido del Constitucional de impedir una votación en el pleno. La entrevista se actualiza tras ese momento, y es aún más contundente en el análisis: “Hace 40 años era por la fuerza de las armas, hoy es por la fuerza de las togas”.
¿Qué hay detrás del intento del Constitucional de frenar la tramitación de la reforma de las leyes del Poder Judicial y el TC?
La voluntad de revertir las mayorías parlamentarias existentes por la fuerza. Hace 40 años era por la fuerza de las armas, hoy es por la fuerza de las togas.
¿Por qué cree que paralizaron la decisión en el último momento?
Por lo escandaloso de la decisión, pero todo puede ser.
¿Qué espera que pase el próximo lunes?
En el culebrón turco que es la vida política, judicial y mediática española todo es posible.
¿Qué pretende la derecha? ¿Hasta dónde puede llegar?
No ser juzgada jamás por aquello que más hace: robar. Pasó hace unos años en Catalunya y muchos se pusieron de perfil. Está por ver pero la diferencia es que esta vez Batet no ha ido a la cárcel por permitir un debate parlamentario. Forcadell, sí.
¿Sánchez ha conseguido con este intento de asalto a la autonomía parlamentaria compactar la mayoría de la investidura y desplazar el foco del desgaste por la reforma del delito de malversación?
No personalizaría. Hoy, nadie consigue nada solo.
¿A quién beneficia la reforma del delito de malversación?
Queremos entender que beneficia a la democracia. Lo hemos dicho desde el minuto uno: esto no se ha hecho para intentar salvar o beneficiar a la actual generación, a generaciones pasadas o a gente que está ahora condenada. Quien diga esto desconoce, bajo mi punto de vista, las negociaciones. Sobre todo se ha pensado en futuras generaciones, porque, guste más o menos, en Catalunya hay un afán por querer solucionar este conflicto político de una forma democrática, que es votando de una manera o de otra. Y aquí hay un consenso bastante generalizado. No estamos hablando solamente de independentistas. Hay gente que quiere votar 'no' en un referéndum, pero quiere votar. Y también tenemos que hacer política para esta gente. Creo que penar con 100 años de cárcel a un conjunto de personas por hacer un referéndum es cuanto menos antidemocrático.
¿Quiere decir que no es una reforma a la medida de los cuadros del independentismo que están procesados o pendientes de procesar por su participación en el 1-O?
No, porque fíjese que también estamos hablando aquí de casos como el de Ada Colau, que no forma parte del independentismo, y que estuvo a una tarde de ser encausada por malversación por simplemente dar fondos públicos a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Todo el mundo puede llegar a entender que esto es decente, legítimo y necesario. La reforma de 2015 de Rajoy lo que hizo fue hacer un totum revolutum en el que todo el mundo era un ladrón simplemente porque ellos seguramente lo eran y porque ya se preveía, a tenor del 9 de noviembre, que el independentismo iba a hacer un referéndum. Me cuesta mucho creer y entender que se quiera hacer ver ahora que el PP es el adalid de la lucha anticorrupción.
¿La malversación no es corrupción?
Cuando tienes, en el caso de Catalunya y del independentismo, a dos millones de personas que votan de forma reiterada una acción política; cuando tienes una mayoría absoluta en el Parlament a favor de una idea determinada; cuando tienes unos partidos políticos que se presentan a las elecciones con un programa electoral… Cuando tienes todo eso, tú no puedes hacer ver que un referéndum, que es una vía final para intentar vehicular esa mayoría política –guste más o menos–, es lo mismo que la Gürtel. No es lo mismo. Nos pongamos como nos pongamos. Dicho esto, también conviene recordar que Cristóbal Montoro, en su momento insigne ministro de Hacienda, dijo que no había faltado ni un duro de la caja de la Generalitat. Así que hay muchas maneras de hacer un referéndum.
¿Y cómo se explica a los ciudadanos que hay una corrupción mala y otra menos mala?
Pues batallando contra ese relato. Y no lo digo por su pregunta, pero creo que no se puede comparar que alguien robe, que alguien ayude a robar a otros o que alguien compre voluntades con simplemente vehicular una voluntad política. Y comparar unas y otras me parece que es hacer un flaco favor a la democracia.
Sánchez ganó una moción de censura contra la corrupción y ERC siempre abanderó un discurso anticorrupción. ¿De verdad creen que la inflamación de la derecha contra esta reforma va a mitigar el evidente malestar que hay en un sector de la izquierda?
Es que nosotros al presidente, al PSOE y al Gobierno siempre les hemos dicho lo mismo: hagamos lo que hagamos, incluso si no hacemos nada, las tres derechas siempre nos van a llamar golpistas, secesionistas, bolivarianos, comunistas. Eso se da por descontado. Llega un momento en el que dices: bueno, hay que intentar ser valiente. La izquierda creo que históricamente valora la valentía. Yo doy la bienvenida a cierta valentía, a veces obligada, de este Gobierno y ya está. Alguien mínimamente informado y que no quiera creerse según qué cosas, cuando ve ahora al PP hablar de que nosotros –que llevamos 90 años de historia impoluta– somos unos corruptos, no se sostiene. Comparar a Junqueras con Bárcenas o Rato no se sostiene, te pongas como te pongas.
El objetivo de ERC está claro, ¿cuál cree que es el de Pedro Sánchez? ¿Está comprando el apoyo de Esquerra para un segundo mandato?
Me resulta curioso cuando la derecha dice aquello de que “es que ustedes quieren votos”. También dice que el PSOE haría cualquier cosa por mantenerse en Moncloa o nosotros en la Generalitat. Claro, yo entiendo que ellos lo que buscan son abrazos. No sé, yo creo que somos partidos políticos. Estoy absolutamente en contra de ese discurso antipolítico que dice que somos partidistas. Evidentemente que somos partidistas porque somos partidos políticos y los partidos políticos intentamos ordenar las ideas y representar las ideas dentro de la sociedad. La alternativa es la que es y en este país se conoció durante muchos años. Obviamente cada partido político lo que intenta es, representando sus ideas, obtener el mayor apoyo ciudadano posible. Y, en este sentido, el presidente es obvio que entiende, porque creo que es pura memoria, que el PSOE no se mantiene en La Moncloa sin Catalunya y sin Euskadi, pero sobre todo sin Catalunya. Lo vimos con Felipe González, con Zapatero y lo estamos viendo ahora con Sánchez.
¿Con esta reforma se abre la puerta a la revisión de sentencias de políticos ya condenados?
Me remito a la primera respuesta. No se ha hecho nada pensando en un nombre o en otro, pero es cierto que las consecuencias de lo que está pasando son las que son. Dicho esto, no nos podemos responsabilizar de lo que vaya a hacer el Poder Judicial. No podemos porque sería cargarnos de piedras la mochila de una forma absurda.
Lo que le preguntaba es si con esta reforma se puede evitar una revisión ideológica de sentencias ya dictadas.
En un país con un Poder Judicial normal, democrático y con una parte del Poder Judicial que no hubiera declarado la guerra a este Gobierno y a algunos partidos, sí. De hecho, con un Poder Judicial normal esta sentencia no existiría ni esta gente hubiera estado cuatro años en la cárcel. Y no lo digo yo, lo dirá Europa. Hemos tenido ejemplos anteriores. España tiene un enorme problema con el Poder Judicial y nosotros no podemos cambiarlo. Yo no puedo asegurar que [el magistrado del Tribunal Supremo, Manuel] Marchena y compañía ahora de repente apliquen lo que la ley dice porque anteriormente no la aplicaron. Han castigado políticamente. Han aplicado, por ejemplo, penas de rebelión, cuando todo el mundo sabe que la rebelión lo que comporta es violencia. Y te guste más o menos lo que pasó el 1-O, no hubo ningún tipo de violencia más allá de la que se produjo cuando llegó la policía.
“Junqueras siempre será candidato”
¿Junqueras podrá ser candidato a las próximas elecciones catalanas?
Repito que no se ha hecho la reforma para que Junqueras sea candidato, pero creo que Oriol Junqueras, de forma real o irreal, siempre será candidato. Yo mismo me he presentado a las elecciones con Junqueras en el cartel electoral y, evidentemente, la gente sabía que no podía ser el elegido porque estaba en la cárcel, pero ganamos. Junqueras representa un liderazgo que va más allá de que sea posible que coja un acta de diputado o no la coja. Creo que son liderazgos que trascienden esa particularidad.
Ustedes han propuesto ya un referéndum como siguiente fase del proceso de diálogo con el Gobierno. ¿Cuál es el horizonte temporal que se plantean?
Aprendí muy rápido en política que marcar tiempos es muy complicado y que los carga el diablo. No lo voy a hacer nunca más. Si fuera por nosotros sería esta misma tarde, pero depende de un montón de actores políticos. Siempre se nos ha acusado y preguntado por el tema de la unilateralidad y siempre hemos respondido lo mismo, que es una solución multilateral. Y eso también significa que nosotros no podemos asegurar que vaya a haber un referéndum de autodeterminación mañana porque no depende de nosotros. ¡Ojalá dependiera solamente de nosotros!
¿Está matizando las declaraciones de Junqueras?
No, para nada. Estoy de acuerdo en el hecho de que sea lo antes posible y que nosotros intentaremos que sea lo antes posible. Ahora bien, sería absurdo no entender que esto depende de un montón de gente y de instituciones supranacionales.
Y de que quepa o no en la Constitución.
Realmente la Constitución no prohíbe una consulta o un referéndum en torno al estatus político de un territorio determinado, incluso de una comunidad autónoma determinada. Lo importante es que ya se empieza a hablar de esto y que hasta hace nada no se hablaba de ello. La gente se amenazaba los unos a los otros o se encarcelaba o se pegaba incluso. Así que yo le doy la bienvenida a poder hablar de esto.
Que Junqueras diga que “organizar un referéndum no está en el Código Penal y no es un delito” ¿es una provocación, una declaración de intenciones o munición para la derecha?
Estoy muy en contra de ese mantra, que viene de algunos sectores de la izquierda y que escuchamos durante mucho tiempo en los días anteriores al referéndum de insignes revolucionarios, que decía: estáis despertando al fascismo. Aquello venía incluso de insignes revolucionarios que nos acusaban de que por nuestra culpa había un montón de banderas de España en sus barrios. Y eso no quiere decir que poner la bandera de España te convierta en fascista. Pero siempre hemos dicho, también a esa izquierda que dice esto y que ahora se pone de perfil: los siguientes sois vosotros. Y, si no, que le pregunten a Alberto Rodríguez. No, no creo que votar pueda ser un delito. No lo podemos asumir como demócratas. Y se ha demostrado a lo largo de la historia que votar nunca puede ser un delito. Y es que la vía de la represión, la manipulación y la encarcelación ya se ha demostrado inútil.
¿La consulta a los catalanes de la que habla Salvador Illa en qué difiere de la propuesta de Junqueras o de la que ERC maneja en sus ponencias?
Seguramente en mucho. Pero lo primero que tenemos que decir en torno a esto es que Illa no inventa nada y que lo único que hace es casi leer un compromiso de los puntos de la mesa de diálogo y de negociación de la que tanto él como yo formamos parte, de ese tres a tres que se conformó. Lo que ha dicho ya se negoció en su momento. Pero bueno, me parece bien. Me parece bien que se hable de política y que el PSOE diga lo que quiere para Catalunya. Y también invito a la gente a que se pregunte por qué ahora, después de tanto tiempo, el PSOE dice cuál es su propuesta, porque durante mucho tiempo no necesitó decir cuál era su propuesta para Catalunya.
“La derecha moderada son Page y Lambán”
¿A qué parte del PSOE se refiere? Porque no todo el PSOE dice lo mismo.
Bueno, no me refiero a los barones. Siempre digo que la derecha moderada en este país son los barones del PSOE. Parece faltón, pero lo digo con respeto. Creo que en este país sería necesaria una derecha moderada mucho más clara, pero la ejercen [el presidente de Aragón, Javier] Lambán, [el de Castilla-La Mancha, Emiliano García] Page y, a veces, [el extremeño, Guillermo] Fernández Vara. Me parece una buena noticia para la derecha, no tanto para el PSOE. Al final eso es un partido diverso, con diferentes sensibilidades, igual que nosotros. Seguramente en ERC habrá gente que piense muy diferente y siempre ha pasado que pensemos diferente los unos de los otros, pero es que eso es lo que les pasa a los partidos grandes ganadores.
Este martes hubo una reunión del Grupo Parlamentario Socialista en la que se abordó este asunto y las voces que se escucharon no procedían precisamente de eso que usted llama la derecha moderada. El incendio está declarado y lo que se escucha de forma casi unánime no es solo una posición política que pueda circunscribirse a Lambán, Page y otros barones.
Te puedo asegurar que un montón de gente del grupo parlamentario del PSOE se nos acerca casi cada día y, con bastante cordialidad, nos da las gracias por cosas que están pasando.
¿Cree posible que en enero se renueve el Tribunal Constitucional con esta última vuelta de tuerca que ha dado el Gobierno al rebajar las mayorías del CGPJ para elegir magistrados?
Pues en esto me mojo. En este país hay un grave problema con el Poder Judicial y creo que hay que solucionarlo. Yo no comparto ese discurso del independentismo que viene a decir algo así como “es cosa suya y que se apañen”. Sería un inconsciente. Creo que hay un montón de cosas que están pasando, que tienen que pasar y que pasarán en este país y que con un Poder Judicial a la contra no pueden pasar. No vale de nada si aquí en el Congreso se hacen una serie de cosas y, en cambio, un juez o una jueza con unos intereses políticos determinados, como se ha visto, lo tumban.
“El brazo político de una parte de los jueces es Vox”
¿Quiere decir que los jueces se han arrogado la defensa de la arquitectura constitucional tras el 1-O?
Los jueces se presentan a las elecciones en este país. Una parte de los jueces tiene un brazo político llamado Vox que representa sus… Pero voy más allá del independentismo. Lo estamos viendo en torno a la ley del 'solo sí es sí', con la que nosotros fuimos críticos en cuanto a cierta precipitación, pero que entendemos que es inequívocamente necesaria. Casi todo lo que está pasando forma parte de interpretaciones capciosas de según qué tribunales. Es una demostración de que hay un problema con el Poder Judicial, por no hablar de la ley de 'la manada'.
¿Manuel Marchena –presidente de la Sala Segunda del Tribunal Supremo– es la mano que mece la cuna de ese problema del que usted habla en el Poder Judicial?
Marchena es uno más. No les quiero comparar, pero es muy similar a Villarejo. La pregunta es cuántos hay, a quién responde y por quién responde. No creo que haya que personalizar en una persona o en otra, seguramente Marchena obedezca o entienda que tiene que obedecer según qué órdenes, igual que Villarejo.
¿Y a las órdenes de quién está Marchena?
Repito, no tanto Marchena, sino parte del Poder Judicial está a las órdenes de una extrema derecha o de una derecha que creen que este país es suyo.
Volviendo a la ley del 'solo sí es sí', ¿una enmienda insertada en la exposición de motivos puede evitar la revisión de condenas a abusadores sexuales como las que está habiendo?
Seguramente si fuera otra ley, le diría algo que no le voy a decir porque me parece que sería apuntarme a un linchamiento y una violencia verbal clasista y machista que hay en torno a la ministra de Igualdad. No lo voy a hacer. No es la primera vez que hay una ley que no recoge las enmiendas que debía recoger y que se hace con precipitación. Pero el principal problema es la interpretación que hay en los juzgados de esta ley y las ganas que hay de cargarse un Ministerio que es, bajo mi punto de vista, absolutamente necesario, más allá de las filias y fobias políticas y personales que tengamos cada uno.
El machismo y la ley del 'solo sí es sí'
¿Es machismo decir que la ley se hizo de forma precipitada y que necesita ajustes, más allá de que sea necesaria?
No, no, para nada. Lo entiendo. Usted sabe que hoy en día la brocha gorda en política es lo que impera y lo que no querría es que a mí se me metiera en un saco de críticas. Nosotros le hemos dicho a la ministra en privado lo que teníamos que decir. Creo que hay que ser muy meticulosos en esto, no participar en un escenario de confusión que se está queriendo vender. Y en ese sentido intentamos ser muy responsables.
¿Y no cree que en este diciembre hay demasiadas reformas legislativas tramitadas con demasiada urgencia?
A mí me encanta, de verdad. En un país en el que se cambió la Constitución en nueve días me resulta curioso que sea noticia que se hagan plenos extraordinarios.
Y con nocturnidad…
Y alevosía.
Y alevosía.
Ya, ya, pero cuando la derecha lo hace es estadismo y cuando lo hace la izquierda es que somos unos irresponsables. Lo hemos dicho mil veces, el hecho de que sea todo a última hora, en el último minuto y con un foco mediático enorme no es cosa nuestra. Es el modus operandi del PSOE. Le doy mi palabra. Nosotros nunca queremos llegar a este punto, pero entendemos que es la forma que ellos tienen de hacer las cosas. Y si quieren hacerlo así, oye, a nosotros no nos tiemblan las piernas. Creo que en algún momento llegamos a pensar que lo hacían por eso, porque igual nos íbamos a… Y lo demostramos en la reforma laboral.
¿La división que existe en la izquierda a la izquierda del PSOE hace inviable hoy por hoy la reelección de Sánchez como presidente del Gobierno?
Ojalá que no, pero me preocupa enormemente. Incluso sé que a veces soy irrespetuoso porque rozo fronteras que no debería traspasar sobre las dinámicas de un partido que no es el mío. Pero como republicano de izquierdas y persona que tiene una tradición política determinada me preocupa mucho más la división que hay dentro de esa izquierda a la izquierda del PSOE que incluso dentro de la coalición de gobierno. Yo no voy a fomentar ese ruido porque todo el mundo sabe cuáles son mis opiniones. Lo único que le pido a esa izquierda es que entienda que la izquierda solamente hay dos cosas que no se puede permitir. La primera es robar, que es obvia, y la segunda es la división. Porque la gente no está en el día a día, pero ve jaleos, líos, y la izquierda necesita ilusión para poder ir a votar. Cada vez que ve jaleos, no vota.
“Yolanda Díaz no se moja en temas nucleares”
¿En algún momento ha tenido la sensación de que desde fuera de la coalición de gobierno se ha intentado dinamitar la coalición? Me refiero a declaraciones y actitudes de Pablo Iglesias desde que salió del Ejecutivo.
Creo que no destaparé ninguna información o conversación privada, pero tengo una relación hoy fluida con Pablo Iglesias, que no fue siempre igual, y no creo que me mienta cuando me dice que no es su intención. No lo creo. Simplemente lo que se ha visto es una figura política que ha entendido mucho su papel y que es muy hábil, como Yolanda Díaz. Ella ha tomado nota de cosas que han ocurrido en el pasado, como lo que les sucedió en su momento a Iglesias o Errejón. No quiere despertar ninguna fobia en según qué circuitos mediáticos, y eso le hace a veces no mojarse en temas que son nucleares, como por ejemplo Catalunya y por ejemplo Euskadi. Pero nos guste más o menos, le tiene que ir bien a Yolanda Díaz. Si queremos que la alternativa a este Gobierno no llegue a gobernar, a Yolanda Díaz le tiene que ir bien. Ahora, como siempre digo, lo único que le pido a Yolanda Díaz es que no negocie todo como negoció la reforma laboral. Porque entonces no es que haya dos listas a la izquierda del PSOE, es que habrá 150.
¿Ve posibilidades de entendimiento entre Yolanda Díaz y Ione Belarra o Irene Montero?
No es una pregunta para mí. Lo único que le puedo decir es que ojalá.
¿Y a usted cómo le gustaría pasar a la historia?
Yo no quiero pasar a la historia. Cuando uno empieza a hablar de esto o empieza a hablar de él en tercera persona, es un imbécil. Y yo intento evitar ser un imbécil.
¿Está diciendo que el presidente del Gobierno es un imbécil?
No, no, no, para nada. No, no, de verdad. Lo niego tajantemente, pero creo que en el momento en que empiezas a pensar en cómo pasas a la historia o empiezas a hablar de ti en tercera persona, y no lo digo por el presidente…
Es que la pregunta iba en relación a unas palabras del presidente del Gobierno…
Ya, ya, ya. Pero no, no, yo me niego a eso, de verdad.
¿Cómo se puede bajar la intensidad del debate político en el Parlamento? Y soy consciente de que le hago la pregunta a alguien que debutó en el Congreso con una fotocopiadora debajo del brazo.
Casi. Ja, ja, ja… Ahora, le digo que entonces me echaron a mí por cosas que pasan hoy casi cada media hora en este Parlamento… ¿Cómo se puede bajar la intensidad? Expulsando a los 52 diputados de Vox cada día. Ahí se acaba el jaleo. De hecho, ahora que han protestado durante unos días porque el vicepresidente no sé qué hizo, cuando en el pleno no está Vox, todo cambia. Es que yo me niego a equiparar. Es una campaña orquestada, financiada y planeada por parte de Vox y de quien está detrás de Vox, que considera que ahora las encuestas les van regular y que tienen que crear este clima de que todos son iguales. Esa equiparación nos hace mucho daño a la izquierda porque después del “todos son iguales”, viene el “yo no voto más”. Y el “yo no voto más” afecta solo a la izquierda. La derecha vota a lo que sea, a un cono si es necesario. La izquierda necesita otra cosa.
¿La moción de censura que ha anunciado Vox es contra Sánchez o es contra Feijóo?
Como sucedió con Casado, es contra el PP. Y creo que Feijóo va a sufrir muchísimo. Tengo dudas de que Feijóo llegue a ser candidato y a ser presidente del Gobierno.
¿Candidato o presidente del Gobierno?
Presidente del Gobierno tengo dudas. Y candidato, tengo dudas. Sí, sí. Creo que depende de Ayuso y del equipo que rodea a Ayuso. La petición de elecciones anticipadas del PP va más por la desesperación de Feijóo, que ve que sufre en cada cara a cara en el Senado y en cada rueda de prensa. También le digo que Feijóo es el reflejo de lo nocivo que es que un político o una política estén ultraprotegidos mediáticamente. Cuando a Feijóo le han sacado de su burbuja, sufre. ¿Por qué? Porque no entiende y no está acostumbrado a que le aprieten, a que le hagan preguntas, a tener que explicar o estudiar. Y eso también ha pasado a la izquierda alguna vez y sigue pasando. Mire, antes me preguntaba por Yolanda Díaz, y creo que a lo que se enfrenta es a esa ultraprotección mediática que está padeciendo y que yo durante seis años he visto en gente que le prometieron que iba a ser vicepresidente, presidente o vicepresidenta y que está en su casa o tiene dos diputados en el Congreso. Eso es peligroso. La ultraprotección mediática es peligrosísima. Que te digan constantemente que eres la repanocha es peligrosísimo.
Ciudadanos y un final merecido
Usted, que debutó aquí también en este Congreso, creo que en su primera o segunda intervención en la tribuna, con una intervención para desenmascarar a Ciudadanos, ¿qué piensa hoy al ver cómo se diluye esa formación política?
Que han hecho mucho daño y que se merecen totalmente lo que les va a pasar. Es un partido que se ha basado en el anti, en el anticatalanismo, en el antisocialismo... Lo bueno que hay es que en este país hay espacio, antes he dicho para una derecha moderada, pero también para un partido de centro y bisagra. Lo que vemos en Europa. Pero Ciudadanos nunca fue eso. Es una lección a futuro.
¿En Catalunya hay disposición para un futuro Gobierno de ERC y PSC?
Creo que hay mucha tierra quemada entre el PSC y ERC. No lo digo como un eslogan político. Yo cuando hablo del PSC en Catalunya hablo del PSOE, pero porque vengo de Santa Coloma de Gramanet y yo sé lo que fue el PSC. Evidentemente, yo no vengo de esa tradición política, pero fue un partido que tuvo unas siglas gloriosas y ahora no es eso, ahora es otra cosa. Y la demostración es lo que hacen con la lengua. También porque están en un proceso de recuperación del voto de Ciudadanos. Pero bueno, ese es otro tema. La cuestión es que hay mucha tierra quemada. Esquerra Republicana en lo que está centrada es en asumir el día a día, en que la gente se acostumbre a que somos un partido de gobierno, grande, moderno y que quiere asumir la realidad. Somos un partido que ha venido para quedarse y ya está. Llevo tres años de portavoz y tres años luchando por que se nos tome en serio. Empezando por mí, eh. Por que se nos tome en serio, porque repito, hemos llegado para quedarnos. Y porque en política la frivolidad dura eternamente. Y cuesta mucho romperla.
¿Para quedarse en Catalunya y en España?
Para representar a la ciudadanía de Catalunya en cualquier institución que se deba representar. Ojalá, algún día, solamente tengamos que preocuparnos de lo que es nuestro país. Pero mientras eso no pase nosotros tenemos que tener representatividad, evidentemente en España, en Europa y en todas las instituciones.
¿Cómo afronta su candidatura para las elecciones municipales en Santa Coloma?
Con ganas y con ganas de incomodar.
¿Muchas ganas?
Me preguntan mucho por eso. Sí, mucho. Creo que como disfruto tanto aquí, la gente… Me gusta muchísimo el parlamentarismo que se hace en el Congreso. Aquí hemos conseguido un espacio que es muy interesante. Pero en Santa Coloma vi a mi abuelo antes de morir casi llorar por lo que estaba pasando con el PSOE. Y le estoy hablando de hace mucho tiempo. A mí me encantaría poder ayudar a que el PSOE no crea que Santa Coloma y las ciudades que le rodean son suyas. Y le puedo asegurar que cuando llevas 30 años gobernando te crees que la ciudad es tuya. Y ya vale. Le pongo un ejemplo: mi madre hace teatro en Santa Coloma gratis. Evidentemente ese teatro tiene una subvención reconocida por el Ayuntamiento. Son actores amateurs y el Ayuntamiento no paga hace tres años lo que le corresponde al teatro, simplemente porque era una obra de teatro crítica. Eso solamente lo puedes hacer de forma impune cuando llevas 30 años gobernando. No veo a la prensa local publicando esto cuando es un escándalo de magnitud local poco superable. Pues estas cosas pasan y creo que son insanas para la democracia. Si el PSOE tuviera a alguien que le obligara a hacer cosas como pasa aquí, pues cambiarían cosas.
Si el partido le pusiera ante la disyuntiva entre Santa Coloma o el Congreso de los Diputados, ¿qué elegiría?
La única disyuntiva que tendré en mi vida es si algún día me dicen: te vas a tu casa o no. Junqueras me pidió ayuda en Santa Coloma. La gente de Santa Coloma me pidió ayuda en Santa Coloma y yo ayudaré. Y, de hecho, es todo un proyecto metropolitano. No solamente hablamos de Santa Coloma, también de Hospitalet, de Cornellá, de Sant Boi, de Sant Feliú y todas esas poblaciones. Pero sí que es cierto, lo he dicho públicamente, que me gustaría seguir una legislatura más en Madrid. Creo que el proyecto que se inició aquí hace tres años tiene recorrido y que si podemos revalidar los números que tuvimos, podemos hacer cosas.
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