El PSOE acusa a ERC de alimentar a PP y Vox por exigir un referéndum tras la reforma de la malversación
El PSOE estalla contra ERC. En plena gestión del enorme desgaste interno y externo que le está suponiendo a los socialistas la reforma del delito de malversación, ni en Ferraz ni en Moncloa entienden que los republicanos aprieten justo ahora con la demanda de un referéndum de autodeterminación que el PSOE califica de “imposible” y que, creen, supone gasolina para el discurso de la derecha y la extrema derecha. “Es muy irresponsable”, critican fuentes del Ejecutivo.
Conscientes de que está lejos de amainar la tormenta que ha traído aparejada la rebaja de un tipo penal que afecta a los condenados del procès y que tiene una vinculación directa con la corrupción, los socialistas se afanan ahora en cortar de raíz cualquier especulación sobre un hipotético referéndum. “Ya le digo yo que con un Gobierno de Pedro Sánchez no va a haber ningún referéndum en Cataluña ni en ningún otro sitio de España”, quiso zanjar la vicesecretaria general del PSOE y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, este miércoles en los pasillos del Congreso. La idea la repiten los socialistas en los últimos meses para destacar que la situación está hoy más pacificada en Catalunya que con el Ejecutivo de Mariano Rajoy.
El primer secretario de los socialistas catalanes insistió también en esa misma idea con un tono muy crítico hacia los republicanos. “Catalunya ha pasado página a una década perdida y al procés, y en Catalunya no habrá un referéndum de autodeterminación. Ya basta de soñar imposibles”, dijo Salvador Illa ante la prensa tras pedirle a Esquerra “dejar de engañar a la ciudadanía” y tener “la valentía” de decir la verdad.
Tanto en público como en privado, la mayoría de dirigentes territoriales del Partido Socialista e incluso gran parte de su propio grupo parlamentario han trasladado abiertamente a la dirección su preocupación por una reforma que nadie termina de digerir, que tampoco creen que sea fácil de explicar a la ciudadanía y que están convencidos de que acabará pasando factura en las urnas. La idea más extendida puertas adentro es que, tras los indultos y la derogación del tipo penal de la sedición, la reforma de la malversación ha supuesto un salto cualitativo en las cesiones a las exigencias independentistas.
En Ferraz llevan días intentando sofocar ese incendio interno mientras afuera llueven los ataques de la derecha y la extrema derecha, que repiten insistentemente que los pasos dados hasta ahora por Pedro Sánchez son solo prolegómenos de un referéndum de independencia. Por eso, y tras acordar los términos de la reforma con Esquerra, en Moncloa y en Ferraz ha causado un profundo malestar que justo ahora los de Junqueras vuelvan a la carga con la exigencia de un derecho de autodeterminación que saben que el PSOE nunca les concederá pero que alimenta el discurso de PP y Vox, que amenaza con la moción de censura.
“Es como un canto agónico al ver que esto se acaba”, reflexionan en la Moncloa sobre la actitud de ERC tras pactar la enmienda para reformar el delito de malversación e insistir en el referéndum. En Ferraz también interpretan esa estrategia de los republicanos como una “maniobra de distracción” ante los suyos. “Al firmar la enmienda ellos están asumiendo que fueron condenados porque se saltaron la ley, es el reconocimiento de una conducta criminal”, apunta la dirección socialista.
Aunque no esconden su enfado, en el Gobierno se muestran convencidos de que, en realidad, se trata de una muestra de debilidad del independentismo. “Es como un acto de reafirmación ante los suyos: `'tranquilos que no renunciamos a nada. Pero ya no tienen fuerza”, apuntan fuentes de Moncloa que subrayan que, a diferencia de 2017 bajo un Gobierno del PP, hoy ya “no existe la unidad del independentismo, han renunciado a la unilateralidad, se cumple la Constitución y la ley y han perdido la mayoría social”.
Es justo ese relato del PSOE que busca legitimar la polémica reforma el que se señala desde el independentismo como una falta de respeto y algo parecido a un intento de humillación. Algo que desde ERC no piensan asumir ni ante su electorado ni frente a la presión de Junts, que en su guerra particular en el seno del independentismo también sostiene ese discurso de cesión ante el Gobierno por parte de los que fueran sus socios. Y por eso nadie cree que fuera casualidad que en cuanto se hizo oficial la enmienda sobre malversación, los de republicanos volvieran a la carga con el referéndum.
“Organizar un referéndum no está en el Código Penal”, se apresuró a decir Oriol Junqueras al día siguiente de pactar la reforma de la malversación con el PSOE y sin descartar siquiera la vía unilateral. “Todas las vías que permitan que la ciudadanía pueda decidir sobre su futuro, votando respetando los derechos humanos y las libertades fundamentales, son una vía democrática”, manifestó.
Este mismo miércoles, y durante la sesión de control en el Parlament, fue el propio president de la Generalitat quien siguió dándole vuelo a esa hoja de ruta. “No nos resignaremos”, le contestó Pere Aragonés a la diputada de la CUP, Laia Estrada, tras preguntarle por la propuesta de un referéndum pactado con el Gobierno, con un mínimo de participación del 50% y en el que, con el 55% de los votos a favor, se pudiera declarar la independencia. Un escenario propuesto esta misma semana por la propia ERC.
“Les está costando mucho gestionar su renuncia a la unilateralidad, que es lo que han hecho”, concluyen en Ferraz. Mientras, en Catalunya, ERC y el PSC se encuentran embarcados en plena negociación para la aprobación de los presupuestos catalanes. Una oportunidad para reconducir la relación política, o para tensarla un poco más.
85