La confluencia entre Izquierda Unida y Podemos a través de las candidaturas ciudadanas se complica. Las diferencias entre ambos sobre la fórmula jurídica con la que deben concurrir a las elecciones de mayo de 2015 pone en riesgo una unidad que en verano parecía encarrilada. La decisión tiene fecha límite. Podemos cerrará su extensión territorial en enero, proceso en el que tiene que definir su estrategia, localidad a localidad.
La primera línea roja la marcó Podemos. Pablo Iglesias lo ha advertido en decenas de ocasiones y luego lo puso por escrito en los documentos que presentó a la Asamblea Ciudadana, que los aprobó por abrumadora mayoría: Podemos no va a apoyar “una sopa de siglas o una negociación entre partidos” ni a candidaturas que representen “esas prácticas de la vieja política”. Los principios políticos del partido especifican en un anexo a qué se refieren exactamente: primarias abiertas para elegir a toda la lista y con un formato “preferentemente” de agrupación electoral.
El documento añade que estos son “prerrequisitos para la incorporación de nuestra gente y también de nuestra estética a estos proyectos de unidad popular”. Es decir, las iniciativas tipo Ganemos deben aprobarlas con anterioridad a que Podamos decida si sumarse o no. Para cumplir esta prerrogativa, Ganemos Madrid tomará la decisión en diciembre, aunque no se ha concretado aún la fecha.
El documento de Podemos se aprobó definitivamente a mediados de octubre. A principios del mismo mes, Izquierda Unida también oficializaba sus propias líneas rojas. La Secretaría de Proceso Constituyente y Convergencia que dirige el diputado malagueño Alberto Garzón presentó un decálogo en el que señalaba que, para “maximizar la capacidad de transformación social” de las candidaturas ciudadanas, la fórmula elegida es la de la coalición electoral.
Diluir el proyecto de IU
Este mismo viernes, IU de Madrid ha reiterado la postura en una resolución aprobada por unanimidad por su dirección: una apuesta clara por Ganemos pero sólo si la fórmula es la coalición electoral. Un día antes, la corriente Somos IU, en la que se enmarca el sector mayoritario que controla la federación madrileña desde hace años, acusó a miembros de la coalición de “precipitarse” por mostrar su apoyo público a Ganemos Madrid, y pedir firmas para que la iniciativa logre las 30.000 que se ha marcado como objetivo para continuar con su formación, y por diluir “el proyecto de IU en una candidatura ciudadana de imprecisa naturaleza”.
La resolución se hizo pública el mismo día en que se presentaban las candidaturas a las primarias abiertas de IU en Madrid. En ellas se enfrentan Raquel López y José Antonio Moreno –representantes de este sector mayoritario muy crítico con cómo se está desarrollando Ganemos– contra quienes defienden que esa es la única opción que existe para lograr una mayoría que pueda cambiar la ciudad y la región, Tania Sánchez y Mauricio Valiente. Como señaló uno de los candidatos durante la presentación, “compartimos el qué pero nos separa el cómo”. Todos ellos dijeron defender desde la primera hasta la última línea la resolución, que ratifica la apuesta por un Ganemos que sea coalición.
En IU confían en que la cuestión burocrática no eche al traste con Ganemos y aseguran que lo importante es que exista “voluntad política” y consenso programático. O al revés: “Si los mimbres políticos fallan, no saldrá”. Sin embargo, desde Podemos los mensajes públicos advierten de que no quieren formar coaliciones “de izquierdas” y, sobre IU, que no van a ser “la UCI de ningún partido del régimen del 78”.
Izquierda Unida pone como ejemplo a Guanyem Barcelona, precursora de las iniciativas ciudadanas que se reproducen por España. El proyecto que lidera la exportavoz de la PAH, Ada Colau, desechó en octubre la opción de la agrupación de electores, aunque todavía se debate entre constituirse como partido o concurrir como coalición. La información la confirmó entonces el abogado Jaume Asens, coportavoz de la iniciativa. Asens forma parte también de la lista de candidatos al Consejo Ciudadano de Podemos presentada por Pablo Iglesias.
Un inconveniente para las diputaciones
Asens defendió entonces que la agrupación de electores sería una opción muy compleja en una ciudad como Barcelona. En Cataluña y otras comunidades se da además una situación que no existe en Madrid: las diputaciones provinciales. Estos órganos no se eligen directamente en las elecciones, sino que se designan en función de los votos que cada candidatura logra en los distintos municipios.
Los sufragios que reciban las agrupaciones electorales en ningún caso contabilizan porque los partidos políticos no figuran como integrantes de ellas y porque, tras las elecciones, se disuelven y dejan de existir como actor político institucional.
La normativa electoral penaliza también a las agrupaciones en otros puntos importantes, como la presencia televisiva en los espacios electorales oficiales o el acceso a subvenciones para sufragar los gastos de campaña. Dos elementos fundamentales para IU.
Mantener limpia la marca
La obsesión de Podemos es mantener limpia su marca de cara a las elecciones generales previstas para finales de 2015. La intención del equipo promotor del partido era no presentarse en las municipales y autonómicas de mayo, pero la presión de sus bases, muy organizadas en algunos puntos de España, les empujaron a cambiar la estrategia. La Asamblea Ciudadana la ratificó: no presentarse con sus propias siglas a las municipales pero sí hacerlo en las autonómicas.
El partido de Pablo Iglesias no ve posible organizar listas propias en los miles de municipios españoles ni controlar que todos los candidatos cumplan los requisitos éticos que se han autoimpuesto. Podemos teme la llegada de arribistas de otros partidos y la entrada descontrolada de personas que puedan mermar la gran capacidad de movilización que ha demostrado hasta ahora.
El asunto va más allá de una simple disputa burocrática. En Málaga, la candidatura Ganemos está a punto de estallar por los aires. La iniciativa tenía previsto definir su modelo organizativo el 22 de noviembre, pero en una reunión se propuso posponerla para ganar tiempo, a la espera de que Podemos finalice su proceso constituyente en enero. Los militantes de IU presentes rechazaron esta opción. Y la reunión acabó en bronca y con amenazas nada veladas de ruptura.