Gerardo Pisarello es el hombre de confianza de Ada Colau y a quienes muchos miran ahora como posible candidato a la Generalitat en caso de que las elecciones catalanas se repitan y Podemos reedite la exitosa fórmula electoral que les unió a Barcelona En Comú para el 20D.
“Hay que recoger el espíritu de lo que fue la candidatura del 20D”, advierte este joven profesor nacido en Argentina y que llegó a Barcelona en 2001. Pisarello opina que el PSOE está cambiando gracias al nacimiento de Podemos y otras formaciones como las mareas o Barcelona En Comú. El teniente de alcalde de Barcelona ve “razones para la esperanza” y cree que se puede evitar “la tragedia de repetir cuatro años más un Gobierno como el del Partido Popular”.
¿Cree que Artur Mas debería echarse a un lado para evitar nuevas elecciones en Cataluña?
Deberíamos preguntarnos qué credibilidad tiene un personaje que pone su interés personal de seguir en el cargo por delante de los demás. En la conferencia que realizó después del 9 de noviembre, un Mas ovacionado ante miles de personas en el auditorio del Forum dijo que no había condiciones personales y que él podía ser el último y que el país pasaba por delante de cualquier persona. Ahora estamos viendo que, en realidad, no ha estado a la altura de sus palabras.
Creo que está enrocado en una posición en la que claramente ha ido perdiendo aliados de manera progresiva y es una persona que en este momento no puede encabezar las expectativas de cambio que existen en Cataluña.
La última oferta de Mas ha sido ofrecer a ERC entrar en el Gobierno en funciones. Da la impresión de que Mas quiere evitar la posibilidad de que Junts pel Sí desaparezca como escenario electoral en caso de ir a nuevas elecciones.
Lo que nos dicen las últimas elecciones del 20 de diciembre es que Convergència Democrática de Cataluña está sufriendo un desgaste muy importante. El peso de la corrupción y el legado no resuelto del 'pujolismo', y la falta de credibilidad para poder encabezar un proyecto social en Cataluña, les están pasando factura. En ese contexto tendría todo el sentido que otras fuerzas como ERC o la CUP puedan asumir de manera más coherente esas exigencias de cambio que hoy existen en Cataluña. Los incentivos de ERC para volver a reproducir un dispositivo como Junts pel Sí son mucho menores de los que existían antes y se entiende la preocupación y la desesperación de alguien como Mas.
Ante esa posibilidad de nuevas elecciones, hemos escuchado a líderes como Pablo Iglesias dando por supuesto que En Comú-Podem se presentará sí o sí a esas segundas autonómicas.
Yo creo que lo que intenta expresar es que si esas elecciones se acaban produciendo, las fuerzas del cambio tienen que estar presentes. Tenemos que generar un proyecto de transformación social tan ilusionante como el que se generó el 20 de diciembre. El 20 de diciembre nos obliga a todos. No podríamos dejar de intervenir en unas elecciones de ámbito catalán después del escenario de esperanza que se abrió en las generales.
Entiendo de sus palabras que podemos dar por hecha la posibilidad de que En Comú se presente a las catalanas.
Habrá que ver cuál es el dispositivo electoral concreto con el que habría que intervenir. Eso ahora mismo es objeto de discusión. En Barcelona en Comú se está produciendo esa discusión y debe ser una discusión colectiva. Lo que está fuera de dudas es que si esas elecciones se producen, las fuerzas del cambio tendrán la misma carga de ilusión y con la responsabilidad que se deriva del mandato del 20 de diciembre.
¿En Comú-Podem es la herramienta apropiada para ir a esas elecciones?
Cada elección es diferente pero sin duda la experiencia del 20 de diciembre fue exitosa por lo que logró generar en Cataluña y fuera de Cataluña. Desde ese punto de vista lo lógico sería que el dispositivo electoral de confluencias o de posibles alianzas que se plantee profundice en esa línea e incluso la mejore. Hay que recoger el espíritu de lo que fue la candidatura del 20D.
En las últimas horas le he escuchado a usted descartar la posibilidad de que sea Ada Colau quien encabece esa lista.
No lo he descartado yo, ella ya lo había hecho. Ella dejó claro que es la alcaldesa de Barcelona y su prioridad es gobernar Barcelona al servicio de los vecinos y las vecinas. La alcaldía de un Ayuntamiento no comporta un paso simplemente instrumental. Desde ese punto de vista ella ya ha sido suficientemente clara. Eso no quiere decir que la alcaldesa no intervenga en estas elecciones. Si finalmente se producen estas nuevas elecciones, seguramente va a tener un papel central.
¿Y qué me dice de usted? ¿Estaría dispuesto a pensar dar el salto para ser el candidato si se lo piden?
La verdad es que no es algo que esté sobre la mesa en este momento. Eso formará parte de un debate colectivo que tendremos como organización y que hay que tenerlo en el momento en que se confirme que las elecciones se van a producir.
Me da la sensación de que descarta de una manera más rotunda la cuestión Ada Colau que la suya propia.
No, lo que digo es que es un debate prematuro todavía porque no se ha producido en el seno de la organización. Mientras tanto, somos personas que estamos dedicados las 24 horas del día a la tarea municipal que es con lo que estamos comprometidos.
¿Cree usted que Podemos ha aprendido de los errores cometidos en la campaña del 27S con Catalunya Sí que es Pot?
Creo que las elecciones del 20 de diciembre permitieron a todos los actores hacer un aprendizaje colectivo que nos mejoró a todos. El hecho de poder poner sobre la mesa la necesidad de generar candidaturas plurales que respetaran las diversidades de los territorios y que dieran cuenta de la realidad plurinacionalidad del Estado y ese respeto por la diversidad hizo que el resultado fuese muy superior al que podríamos haber imaginado unos cuantos meses atrás.
También estamos pendientes de otro desbloqueo. ¿Cuál es su pronóstico para el Gobierno de España?
Nos parece que sería una gran tragedia volver a repetir cuatro años más un Gobierno como el del Partido Popular que ha tenido una responsabilidad directa en el ataque permanente a derechos básicos de la ciudadanía. Ese sería un escenario absolutamente indeseable y, en ese sentido, creo que todas las fuerzas de progreso deberían hacer todos los esfuerzos para que eso no vuelva a repetirse. Cualquier acuerdo alternativo a un Gobierno del PP debe pasar por el compromiso en la introducción de cambios reales.
¿Cree que Pedro Sánchez tiene alguna posibilidad de entenderse con ustedes si no acepta que se configuren en el Congreso tres grupos parlamentarios de las confluencias además del grupo de Podemos?
Yo creo que la cuestión de los grupos parlamentarios es un asunto de reconocimiento estricto de lo que ha sido el mandato ciudadano. Las candidaturas de confluencia que se presentaron en Galicia, en Cataluña y en el País Valenciano lo hicieron comprometiéndose con la ciudadanía en la configuración de grupos parlamentarios propios. Sería un fraude a la voluntad ciudadana que no se acabaran constituyendo los grupos parlamentarios de las confluencias. El problema de fondo no es jurídico, es un problema político.
Sobre la posición general del PSOE sobre esta cuestión, hay que ser prudente. Sería suicida para el PSOE acabar cayendo en posturas cerriles como las que tiene Susana Díaz. Si uno compara la propuesta de reforma constitucional que hacía el Partido Socialista hace dos años con la que está haciendo ahora es evidente que ha habido un cambio. Ese cambio se ha producido también por la irrupción de fuerzas como Podemos o las candidaturas de confluencia. Desde ese punto de vista, creo que hay razones para la esperanza.
¿Alberto Garzón y Pablo Iglesias deberían ir juntos si se celebran otras elecciones generales?
Los procesos de confluencia mientras más amplios, mayores son las posibilidades de éxito y de que se concreten en un cambio real. Todos los actores tienen que realizar un ejercicio mutuo de generosidad y reconocimiento. Gente como Pablo Iglesias, Alberto Garzón, Mónica Oltra, Íñigo Errejón, Xosé Manuel Beiras y Ada Colau son personas valiosísimas que deberían estar en el mismo proceso de cambio, tanto a nivel del Estado como en sus respectivos territorios.
¿Cuando tengan ustedes que decidir con su voto en una eventual investidura votarán lo mismo que Podemos o cada uno hará lo que estime oportuno?
La idea de tener un grupo parlamentario propio quiere decir que En Comú-Podem es un grupo parlamentario de obediencia catalana. Eso no quiere decir que no se mantengan unas relaciones no solo de fraternidad sino de coincidencia programática en muchísimas cuestiones con Podemos. Se tratará de establecer relaciones de autonomía, basadas en el reconocimiento de que en el propio Estado hay pueblos y sujetos soberanos.
¿A la hora de negociar, Pedro Sánchez tendrá que hablar con ustedes o basta que se entienda con Pablo Iglesias?
Eso tiene que ser objeto de un debate colectivo. Habrá que ir diseñando cuáles son los mejores dispositivos para que esa pluralidad pueda actuar políticamente, pero seguramente todas las voces tendrán que ser escuchadas.
¿Que ustedes pidan un referéndum sobre la autodeterminación en Cataluña cree que es un obstáculo insalvable para que el PSOE pueda pactar con ustedes?
El Partido Socialista de Cataluña ha reconocido durante muchísimo tiempo que Cataluña era una nación con derecho a decidir. Muchos han decidido la posibilidad de un referéndum. No creemos estar ante un obstáculo insalvable. Es una propuesta de sentido común. Lo que separa es la negación de ese derecho a ser escuchados. Cada vez hay más personas en el entorno del Partido Socialista que empiezan a entender esa exigencia.