La cabeza de lista del PSOE a las europeas del 9 de junio, la vicepresidenta Teresa Ribera, podría seguir los pasos de su predecesor en el camino a la Comisión. Tras las elecciones de 2019, Josep Borrell renunció a su acta de eurodiputado y continuó al frente de la cartera de Exteriores en el Gobierno de Pedro Sánchez para optar posteriormente a uno de los altos puestos de responsabilidad en Bruselas, algo que se concretó finalmente con su nombramiento como Alto Representante en la Política Exterior de la UE. Y eso son los planes trazados también para Ribera en carteras de su competencia.
Referente comunitaria en asuntos como Energía o Medio Ambiente, Sánchez ya ha entablado contactos con socios europeos entre los que la vicepresidenta tercera goza de gran prestigio para recabar los apoyos necesarios en la carrera a la Comisión. Una candidatura que, en gran medida, dependerá de la configuración final del Parlamento y de la fuerza que aglutinen tras el 9-J formaciones de extrema derecha con un discurso negacionista en lo climático que choca frontalmente con el perfil de la titular de Transición Energética.
En el Ejecutivo se da por descontado, no obstante, que Teresa Ribera conseguirá los apoyos suficientes para hacerse con un hueco como comisaria en alguno de los departamentos estratégicos relacionados con su cartera. En ese ámbito de la Energía y el Medio Ambiente la vicepresidenta ha desempeñado un papel protagonista en los últimos años a nivel europeo tras su implicación directa en políticas como la denominada excepción ibérica o el tope al gas, una solución para España y Portugal a la crisis energética derivada de la invasión rusa de Ucrania.
Los planes de Pedro Sánchez pasan por convertir la política climática en uno de los ejes de campaña electoral de las europeas junto con el reconocimiento del estado palestino, un paso que el Consejo de Ministros se dispone a dar en plenas vísperas de la campaña del 9-J. En principio, la fecha marcada en rojo es la del 21 de mayo. Ese martes el Consejo de Ministros podría afrontar finalmente el paso de reconocer a Palestina como un estado independiente a tan solo 48 horas del comienzo de la campaña electoral. Para la batalla dialéctica con la derecha respecto al clima, Sánchez se mostró convencido en la última Ejecutiva en Ferraz de que el Teresa Ribera es un perfil de garantías para el electorado progresista.
En el Gobierno hasta finales de año
Si Ribera no coge el acta de eurodiputada tiene, por tanto, más tiempo para quedarse en el Gobierno. El calendario que manejan en Bruselas para el reparto del poder tras las elecciones europeas es que los líderes de los 27 acuerden los altos cargos (denominados 'top jobs' en el argot comunitario) a finales de junio.
Se trata de una negociación compleja en la que los jefes de gobierno tienen que ponerse de acuerdo para la elección de las presidencias del Consejo Europeo, la Comisión Europea, la Eurocámara y la designación del alto representante conjugando los equilibrios ideológicos, de género y territoriales.
En 2019, esa negociación la pilotaron fundamentalmente Pedro Sánchez (por los socialistas), Angela Merkel (Partido Popular Europeo) y Emmanuel Macron (liberales). Aunque inicialmente el candidato favorito para la Comisión Europea era el socialista holandés Frans Timmermans, generaba rechazo y finalmente Merkel y Macron auparon a una desconocida Ursula von der Leyen, que entonces era ministra de Defensa en Alemania.
El Consejo Europeo recayó en el primer ministro de Bélgica, el liberal Charles Michel, y Josep Borrell se hizo con la diplomacia europea. La presidencia del Parlamento Europeo se repartió entre los socialdemócratas, que iniciaron el mandato con el italiano David Sassoli, y los populares, que tienen ahora a Robert Metsola.
La composición de la Eurocámara es precisamente la única fecha límite para el acuerdo. En esta ocasión, el pleno en el que los eurodiputados designarán la presidencia y el bureau –similar a la Mesa del Congreso– será el 16 de julio en Estrasburgo. Lo normal es que para entonces ya se conozca todo el reparto.
Posteriormente, la Eurocámara tiene que dar el visto bueno al candidato a la presidencia de la Comisión Europea. Por el momento, la que tiene más opciones es Von der Leyen que, a diferencia de hace cinco años, esta vez sí concurre como candidata global (Spitzenkandidat) del PPE. Una vez avalada, los gobiernos hacen sus propuestas para el futuro ejecutivo comunitario al nuevo presidente, que hace el encaje de las distintas carteras.
Ahí es donde Ribera, que en los últimos años se ha ganado el respeto de sus compañeros europeos en materia de energía y medio ambiente, aspira a una vicepresidencia ejecutiva y a Sánchez le correspondería negociarla si España se queda fuera de los denominados 'top jobs'.
Los aspirantes a formar parte del Colegio de Comisarios se someten a audiencias ante el Parlamento Europeo, que tiene que validar los nombramientos en una votación secreta, que favorece las venganzas partidistas. En 2019, los eurodiputados rechazaron las propuestas de Hungría, Rumanía y Francia, obligando a Von der Leyen a buscar alternativas y retrasando hasta diciembre la puesta en marcha del gobierno comunitario. En esta ocasión está previsto que el mandato eche a andar el 1 de noviembre, aunque fuentes comunitarias no descartan un nuevo retraso. Como hizo Borrell, Ribera podría estar en el ministerio hasta el último momento y acudir a su examen como ministra española.