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El Gobierno deja en manos del Defensor del Pueblo la investigación sobre la masacre en la valla de Melilla

Irene Castro

28 de junio de 2022 10:22 h

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24 horas después de ponerse de perfil respecto a la investigación independiente sobre las muertes en la valla de Melilla que se produjeron por la violenta actuación policial, Moncloa deja ahora en manos del Defensor del Pueblo el esclarecimiento de los hechos ocurridos el pasado viernes cuando se produjo un intento de salto en la frontera que acabó en una masacre. “Marruecos y España estamos demostrando que queremos esclarecer lo ocurrido”, ha expresado el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, en una entrevista en Antena 3 en la que ha evitado en todo momento decir que se trató de una amenaza a la soberanía territorial después de que Pedro Sánchez hablara de un “asalto masivo” y de que la portavoz, Isabel Rodríguez, aludiera a la obligación del Gobierno de proteger la “integridad” del país, Ceuta y Melilla.

“La Fiscalía está iniciando una investigación y el Defensor del Pueblo también”, ha dicho Albares sobre la admisión a trámite de una denuncia presentada por nueve organizaciones sociales sobre la masacre ante la institución que lidera Ángel Gabilondo. En un comunicado emitido el lunes, explica que la queja “ha dado origen, por parte de la institución, a distintas actuaciones y solicitudes de información ante los organismos administrativos competentes”. Además, Gabilondo se puso en contacto con la delegada del Gobierno y la directora de la Guardia Civil para “interesarse por lo sucedido” cuando “se conocieron los hechos”. “El Defensor preguntó por el estado de las personas que llegaron a territorio español -cómo se habían aplicado los protocolos en el CETI de Melilla y la asistencia letrada recibida- y también por la situación de los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que resultaron heridos”, señala la nota.

No es la primera vez que el Gobierno deja en manos del Defensor del Pueblo asuntos que se le complican y le generan problemas con sus socios: lo hizo con la investigación de los abusos sexuales en en seno de la Iglesia para evitar que corriera a cargo del Congreso y también con el escándalo del espionaje.

“Yo espero a ver qué sale de esa investigación de aquellos que tienen la potestad y la capacidad porque tienen los datos de lo que ocurrió”, ha dicho el jefe de la diplomacia española, que no ha querido pronunciarse sobre el hecho de que Marruecos está intentando ocultar los restos de los cadáveres. Las autoridades marroquíes han ordenado la excavación de al menos 21 fosas para enterrar, con celeridad, sin identificación ni autopsia previa a los fallecidos. A pesar de esa situación, el ministro ha insistido en que la Fiscalía de Marruecos ha abierto una investigación.

“Una avalancha de 2.000 personas de manera inesperada es algo muy difícil de gestionar”, ha concedido Albares, que ha asegurado que hay que entender la “complejidad del fenómeno migratorio” al ser preguntado por si la tibia respuesta inicial de Sánchez se debía a un intento por no molestar al reino alauí tras la recomposición de las relaciones alcanzada hace apenas dos meses. “Sin la colaboración de las fuerzas de seguridad marroquíes, sin el extraordinario trabajo de fuerzas españolas sería imposible hacer un control, una defensa, de esa frontera exterior de España y de la UE”, ha afirmado Albares.

El jefe de la diplomacia española tampoco ha querido señalar a la laxitud de Argelia, con quien España atraviesa ahora una importante crisis diplomática por el giro sobre el Sáhara: “No me encontrará en el lado de los que atribuyen responsabilidades sin saber lo que ha ocurrido”. Esa es, sin embargo, la hipótesis de Rabat, que insinuó este lunes ante las críticas por las 37 muertes, que Argelia, histórico rival de Marruecos, es responsable de la tragedia ocurrida el viernes en la valla de Melilla. La “extrema violencia” de los asaltantes y la estrategia del asalto, afirmó la embajada del país magrebí en España en un comunicado, “denota un alto sentido de organización, una progresión planificada y una estructura jerárquica de líderes aguerridos y entrenados con perfiles de milicianos experimentados en zonas de conflicto”, algo que contrasta con los testimonios de los supervivientes recogidos por elDiario.es en Melilla y Nador.

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