Aunque los portavoces socialistas descartan hablar de una repetición electoral y se ciñen a asegurar que trabajan por que Pedro Sánchez sea investido en el mes de julio, en Moncloa han estudiado todos los escenarios posibles. El Gobierno ultima la fecha para la investidura sin perder de vista cuándo se repetirían las elecciones en caso de que el actual bloqueo perdure. La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, fijará el Pleno de investidura tras mantener una conversación telefónica con el candidato designado por el jefe del Estado hace más de tres semanas. En principio Sánchez y Batet iban a mantener un encuentro, pero el bloqueo total en la UE, que obliga al presidente en funciones a participar en el Consejo Europeo este martes, hace que se limite a una llamada.
“Yo había trasladado a la presidenta del Congreso que me iba a reunir con ella para trasladarle la fecha de la investidura”, ha reconocido Sánchez en declaraciones a los periodistas en Bruselas, a pesar de que fijar ese Pleno es una potestad de la presidencia del Congreso. “He preguntado a las Cortes Generales y al Gobierno cuál es el hábito porque quiero respetar al máximo al Parlamento de España. La costumbre habitual no es que vaya el candidato, con una carta o una llamada se ha hecho regularmente”, ha expresado el presidente en funciones.
“Por tanto, las causas sobrevenidas de mi presencia aquí, en Bruselas, justifica llamar o escribir una carta como señal del respeto. Mañana se sabrá la fecha de la investidura, pido perdón a la presidenta y a los grupos de que no pueda hacerlo físicamente”, ha sentenciado.
La fecha de la primera sesión de investidura es relevante no solo porque de ella puede salir designado el presidente sino también porque pone en marcha el reloj hacia una repetición electoral en el caso de que el actual bloqueo perdure. Esa es una variable que tienen en cuenta en Moncloa a la hora de elegir el día en el que Sánchez se someterá a la confianza del Congreso.
La Constitución establece que una vez que se produce la primera votación comienza un plazo de dos meses para que el Parlamento elija un presidente de los candidatos que pueda proponer el rey a partir de sus contactos con los grupos políticos. El proceso puede repetirse tantas veces se considere hasta que un candidato reciba la mayoría absoluta del Congreso en la primera votación o la mayoría simple (más síes que noes) en la segunda, 48 horas después.
Si en ese periodo, ninguno logra la mayoría suficiente, las Cámaras se disuelven y, 47 días después, se vuelven a celebrar las generales. Ese plazo es menor que el de las convocatorias ordinarias –54 días desde que se disuelven las Cortes– porque en 2016 los grupos se pusieron de acuerdo para cambiar la ley electoral para reducir una semana la campaña en caso de que los comicios se celebraran por la imposibilidad de formar un Gobierno tras unas primeras generales.
Aunque el Gobierno aseguró que su intención era que Sánchez se sometiera a la investidura la primera quincena de julio, ya no descarta que se retrase a la segunda. La intención del Ejecutivo era acudir al Congreso “cuanto antes”. De acuerdo a su reunión con Batet, esta sería el 9 de julio. Las elecciones, si el bloqueo perdura, se celebrarían en ese caso el 27 de octubre.
El encallamiento de las negociaciones con Pablo Iglesias y la negativa de Pablo Casado y Albert Rivera a facilitar la investidura aventuran una investidura fallida. Tras ese último portazo recibido la semana pasada, Sánchez ha decidido convocar una nueva ronda de contactos con los partidos, informa EFE. Esas reuniones no tienen fecha por ahora.
Esa situación ha llevado al Ejecutivo a admitir una flexibilización de su intención inicial. Ya solo hablan de julio. La siguiente fecha posible sería el 16 de este mes, pero las elecciones serían entonces el 3 de noviembre, coincidiendo con el Puente de Todos los Santos, algo que le quita posibilidades.
En Moncloa se inclinan en este momento por el 23 de julio –los eventuales comicios serían entonces el 10 de noviembre–, aunque en en el último momento Sánchez, que está en Bruselas en plena negociación del reparto de poder en la UE, puede cambiar de opinión en cualquier momento. Fuentes gubernamentales aseguran a eldiario.es que no se puede “descartar” ningún martes del mes (la primera votación ha de ser ese día para que los comicios cayeran en domingo). No obstante, si la primera votación es el 30, la segunda –48 horas después– sería ya en agosto. La vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, ha apremiado al resto de partidos a facilitar la investidura “cuanto antes mejor, ahora en julio” y ha deseado que “ese debate de investidura sea seguido” por los ciudadanos.
Batet comunicará a los grupos parlamentarios y, posteriormente, a los medios la fecha para el Pleno de la investidura tras acordarla con Sánchez. Los socialistas restan importancia a que no sea una conversación “presencial”. “El contacto se producirá, como viene siendo habitual en otras investiduras, por teléfono”. El PSOE anunció la semana pasada esa cita entre el candidato y la presidenta del Congreso, nada más fracasar sus últimas reuniones con Casado e Iglesias y de que Albert Rivera se negara a reunirse con él. Fue una forma de incrementar la presión sobre el resto de formaciones. De hecho, el PSOE empezó a hablar entonces de que si no sale adelante en julio, la solución serían las elecciones. Sánchez no tiene previsto moverse de su oferta de un “Gobierno de cooperación” con Unidas Podemos, a los que ofrece puestos secundarios de la Administración.