Pedro Sánchez usará el ‘botón nuclear’ de convocar las elecciones generales cuando más le convenga y no tiene previsto hacerlo antes de que acabe la legislatura. Tras una primera amenaza a sus socios este verano con ir a las urnas si no le apoyaban con los presupuestos, el presidente pretende seguir en Moncloa incluso si no saca adelante las cuentas públicas. Una vez vez alcanzado el acuerdo con Unidos Podemos, el Gobierno y los de Pablo Iglesias trasladan la presión a los independentistas.
El Ejecutivo tiene el ‘plan B’ para sacar adelante sus principales medidas sociales, con las que considera que estaría justificado su paso por el poder de cara a los electores: recurrir a la vía de los decretos. Los socialistas presumen de ir sacando en el día a día todas las votaciones, a pesar de los reveses del inicio de su andadura, y consideran que tendrían más fácil aprobar la “agenda social” a través de esas votaciones puntuales que los presupuestos.
No obstante, no tiran la toalla y continúan negociando las cuentas con el PNV y Compromís y pretenden abordar el asunto con ERC y PDeCAT a pesar del ‘no’ que ya les han adelantado, una vez conocidos los escritos de acusación de la Fiscalía y la Abogacía del Estado en el juicio a los líderes independentistas. El secretario de Organización del PSOE y ministro de Fomento, José Luis Ábalos, mostró este lunes cierta “esperanza” en que los independentistas acaben apoyando las cuentas: “Vamos a ver cómo va el proceso. En estos días estas reacciones han sido muy inmediatas las calificaciones provisionales en torno al proceso judicial que se abre y vamos a ver”.
Los socialistas fijan el punto de inflexión en la enmienda a la totalidad de los presupuestos, que aspiran a sortear porque no creen que los independentistas se pongan del lado de Pablo Casado y Albert Rivera.
El PSOE confía en que haya un cambio de posición de las fuerzas independentistas, pero admite que hay “obstáculos” relativos al juicio del procés, aunque el Gobierno ha usado las herramientas a su alcance (la Abogacía del Estado) para pedir penas más bajas que el Ministerio Público. También el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, reconocía este mismo domingo en una entrevista en La Vanguardia que “parece obvio” que los escritos de acusación de la Abogacía y de la Fiscalía han dificultado la negociación presupuestaria.
El “gesto” del Gobierno a través de la Abogacía ha sido insuficiente para ERC y PDeCAT y la respuesta de Moncloa y el PSOE ha sido una ofensiva mediática con un mensaje claro: Sánchez seguirá en el Gobierno con o sin presupuestos. El problema que tienen en el Ejecutivo con ese plan es que el PSOE atacó a Mariano Rajoy cuando tenía dificultades para sacar adelante los presupuestos de este año. Es más, Sánchez le emplazó a someterse a una cuestión de confianza entonces.
Sánchez e Iglesias piden no mezclar presos y cuentas
Pero antes de llegar a ese escenario, el Gobierno y Unidos Podemos han incrementado la presión hacia las fuerzas independentistas catalanas. El Gobierno se esfuerza por pedir que se desvincule la negociación de las cuentas de la situación de los presos independentistas y considera que para los partidos catalanes –especialmente ERC– será difícil explicar por qué se han opuesto a medidas sociales como la ampliación de las bajas de paternidad, por ejemplo.
“Los que no quieran apoyarlos deberán explicar a los ciudadanos por qué se ponen en contra de unos presupuestos que están pensados para quienes más sufren las desigualdades, que han crecido de manera desmesurada durante los años de gobierno del PP”, ha expresado la delegada del Gobierno en Catalunya, Teresa Cunillera.
En esa misma línea se pronunciaba Iglesias al recordar que el acuerdo que suscribió con Pedro Sánchez el pasado 11 de octubre en La Moncloa va más allá de las cuentas públicas de 2019. “Más que un acuerdo político, es la posibilidad de que un trabajador llegue a fin de mes, de que haya una ley para las violencias machistas que evite lo que ocurrió con la violación de La Manada, que aumenten las partidas para la dependencia..., en una palabra: mejorar la vida de la gente”, apuntaba.
Ese mensaje ya se lo trasladó Iglesias a Oriol Junqueras en la reunión que mantuvieron en la cárcel de Lledoners, donde el presidente de ERC permanece en prisión preventiva. Y también se lo dijo al expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont, en una conversación telefónica que mantuvieron. En ella, Iglesias rechazó visitar Waterloo, aunque reconocía la importancia de mantener la interlocución con el líder de Junts per Catalunya.
En la ejecutiva de este lunes, Podemos ha debatido el asunto. La portavoz del Consejo de Coordinación, Noelia Vera, apuntaba en una rueda de prensa que los partidos catalanes deben separar la negociación política para resolver el conflicto territorial abierto de la negociación presupuestaria.
Vera aseguraba que Podemos está haciendo su parte. Y pedía la implicación de Sánchez. “Movemos los hilos porque pensamos que [los Presupuestos] son esenciales para que cambie la vida de la gente”, aseguraba. Y zanjaba: “Nuestro trabajo se está haciendo. Habría que hablar con Pedro Sánchez para ver qué pasos se dan para aprobarlos. El pacto está cerrado y estamos convencidos de que Sánchez lo va a defender”.
Iglesias ve elecciones más cerca; el Gobierno, no
Otro de los motivos para la tranquilidad del Gobierno es que se ve reforzado desde la moción de censura mientras que está convencido de que el resto de formaciones no quieren que se celebren elecciones –incluso PP y Ciudadanos que las reclaman constantemente–. No obstante, los socialistas despejan esa incógnita al asegurar que Sánchez está determinado a acabar la legislatura.
En Podemos creen que un fracaso en los presupuestos acerca la convocatoria de los comicios, que aseguran no temer. Tanto en público como en privado, los dirigentes del partido afirman que no tienen “miedo a las urnas” y que están “preparados” para una contienda.
Iglesias sostiene desde hace tiempo que el de Sánchez es el último gobierno español en solitario en al menos una década. Y su intención, si los números salen, es apostar por un gobierno en coalición con el PSOE en la próxima legislatura. Esa experiencia “a la portuguesa” que el líder de Podemos ha teorizado como vacuna contra el auge de la extrema derecha.
Otro de los argumentos de Iglesias es que a los independentistas les va a ir mejor con un Gobierno de Sánchez que con el PP, Ciudadanos y Vox. Los socialistas no profundizan tanto –evitan pronunciarse sobre hipotéticos indultos, por ejemplo–, pero también consideran que el clima que se ha generado de diálogo entre administraciones beneficia a los políticos independentistas que consideran que habían entrado en un callejón sin salida al apostar únicamente por la vía unilateral.
El Gobierno presentó un borrador de presupuestos a Bruselas que mereció una carta de respuesta de la Comisión, por “los riesgos de no cumplir” con los objetivos de deuda y déficit, y porque en el ejecutivo comunitario quieren el texto que vaya al Congreso de los Diputados para ahorrarse discrepancias entre uno y otro.
Pero el Gobierno no tiene claro que vaya a tener un texto que enviar al Parlamento, al menos antes de que acabe noviembre, que es cuando la Comisión tiene que completar sus evaluaciones para enviar sus opiniones a los Estados miembros. Y, por eso, empieza a verbalizar el plan B, la prórroga de los presupuestos de Mariano Rajoy, y quitarle hierro al asunto.
Este lunes, La ministra de Economía, Nadia Calviño, ha sido clara a su llegada al Eurogrupo: “El Gobierno está determinado a llevar adelante el plan presupuestario porque creemos que son los presupuestos que España necesita. Seguimos trabajando para armar esos consensos y lograr ese apoyo y, si al final no se hiciese, el sistema prevé, no es la primera vez que sucede, la prórroga presupuestaria, y podemos hacer los ajustes necesarios”. Calviño, que entró en el Gobierno de Pedro Sánchez tras ser una alta ejecutiva en Bruselas y es buena conocedora de los entresijos comunitarios, ha abierto la puerta a la prórroga presupuestaria ante la falta de apoyos parlamentarios
Hacia dentro, España; y hacia afuera, Bruselas, Calviño empieza a poner la venda, a quitar importancia a algo que ve venir: que el Gobierno no termine de lograr los apoyos para sacar adelante sus cuentas y necesite de una prórroga. Eso sí, lo que Calviño no ha mencionado, a pesar de ser preguntada por ello, es el plan C: convocar elecciones anticipadas.