El espionaje español se sirvió de los servicios del narco Marcial Dorado para introducir espías en territorio marroquí de manera discreta. Así lo denunció frente a Anticorrupción el exguardia civil José Manuel Sánchez Zabala, uno de los principales testigos de cargo en el juicio contra Dorado. eldiario.es se ha puesto en contacto con el CNI desde donde una fuente oficial afirma: “Negamos rotundamente que hayamos tenido relación o hayamos usado las empresas de Dorado como pantalla en Marruecos”.
La redacción de eldiario.es ha tenido acceso a la denuncia que Sánchez Zabala presentó en Anticorrupción. El registro de entrada es del 5 de noviembre de 2007. En ella, este exguardia civil explica que sus superiores le ordenaron en 1996 acercarse a Marcial Dorado e introducirse en su entorno en el contexto de una operación secreta que tenía por objeto captar al entonces contrabandista de tabaco como colaborador del espionaje español.
Según denunció Sánchez Zabala, “todo el objetivo de la operación no fue otro que utilizar el poder económico de D. Marcial Dorado para comprar una empresa estratégica en Marruecos”. Según su relato, “cuando Dezcallar fue elegido por Aznar para dirigir el CNI, la empresa de Marcial Dorado fue ofertada como cobertura para la actuación de los servicios de inteligencia que operaban en Marruecos en plena crisis diplomática”.
Dicho de otro modo, lo que declara el principal infiltrado en la red de Dorado es que el espionaje español se sirvió de Marcial Dorado como “caballo de Troya” para introducir en Marruecos espías que se hacían pasar por empleados de sus compañías. Marruecos es tradicionalmente el país de mayor relevancia para el espionaje español y uno de los países a los que más recursos dedica. Los conflictos diplomáticos entre ambos reinos han sido constantes a pesar de las buenas relaciones que siempre han mantenido las monarquías de ambos países. En círculos diplomáticos se considera Marruecos como la región objetivo número uno para España en materia de información y espionaje.
La empresa que Dorado instaló en el reino alauí se dedicaba a la producción de aceite bajo el nombre Oil-Maroc S.A. Según la denuncia presentada en 2007, “el propio embajador de España en Rabat (Sr Dezcállar) facilitó a través de sus consejeros la compra de dicha empresa para Dorado”.
Manuel Sánchez Zabala inició su relación con Dorado por motivos del servicio pero terminó desarrollando con el narco una relación personal y profesional. En la actualidad se encuentra imputado por delitos relacionados con las supuestas actividades ilícitas del narco gallego.
En su defensa, Sánchez Zabala, argumenta que siempre actuó bajo las órdenes de sus superiores y denuncia que fue amenazado por éstos de la posible apertura de un expediente de investigación. Siempre según el relato del exguardia civil, estas presiones son las que motivaron su decisión de solicitar la excendencia voluntaria del cuerpo armado.
Según su relato, todos sus superiores conocían y auspiciaban las relaciones con Dorado, hasta el punto de que algunos altos mandos de la Guardia Civil incluyeron a familiares en el accionariado de las empresas de Dorado en Marruecos. Según Zabala, “prueba de que la adquisición de la empresa estratégica se llevó a cabo con éxito son los numerosos documentos mercantiles registrados en los que figuran como accionistas Marcial Dorado y María del Pilar López López, cónyuge del superior del denunciante (jefe de equipo de Policía Judicial).
La denuncia presentada por este exespía de la Guardia Civil no tuvo relevancia judicial alguna y tampoco supuso para él ninguna imputación relacionada con las acusaciones que en ella realiza.