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La guerra total entre PSOE y PP bloquea cualquier acuerdo entre el Gobierno y las comunidades

Foto oficial de la Conferencia de Presidentes en Santander

Aitor Riveiro / José Enrique Monrosi

Santander —
13 de diciembre de 2024 21:57 h

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El éxito y el fracaso en política son dos conceptos relativos y no solo vinculados a los resultados sino también a las expectativas y a los precedentes. De la Conferencia de Presidentes de este viernes en Santander nadie esperaba algo parecido a un consenso porque nadie lo espera en casi ningún ámbito de la política española. La batalla sin cuartel entre el Gobierno y la oposición y el llamamiento a filas del PP a sus presidentes autonómicos para actuar en bloque frente al Ejecutivo de Pedro Sánchez no dejaron resquicio alguno al entendimiento, por mucho que la sensación generalizada tras varias horas de interlocución fuera la de que en algunos aspectos concretos de gestión de las administraciones el acuerdo no sería imposible si no se impusieran las estrategias.

Pero el caso es que acuerdo no hubo ni estuvo próximo en ninguno de los temas abordados, algunos de tanta trascendencia como el sistema de financiación autonómica, la atención a los menores migrantes o el acceso a la vivienda. Pero sí se produjo una imagen de normalidad institucional muy poco habitual y que representa el sosiego territorial que atraviesa España y que ha resultado inédito en las últimas décadas: todos los presidentes autonómicos sin excepción, incluidos el de la Generalitat y el lehendakari, en una foto de familia junto al presidente del Gobierno y el jefe del Estado.

“La imagen que se ha reflejado aquí en estas escalinatas de todos y cada uno de los presidentes autonómicos es la imagen de unidad de nuestro país, y eso da certidumbre y seguridad a los ciudadanos”, celebró el presidente, Pedro Sánchez, al inicio de la cumbre en el Palacio de la Magdalena en Santander. Y fue prácticamente lo único que pudo celebrar el Gobierno en todo el día. Preguntado al cierre de la jornada por el balance de la cita ante la ausencia de resoluciones o cualquier atisbo de acercamiento, el ministro de Política Territorial volvió a poner el foco en la foto inaugural. “Salgo más contento de lo que entré, ha sido una sesión plenaria de altísimo respeto institucional”. La frase sirve como termómetro para saber en qué punto está la política española en este impasse sin elecciones y cuando faltan casi tres años para las próximas generales.

La lectura en la que coinciden casi la totalidad de fuentes consultadas es la misma: que en la reunión a puerta cerrada primó la cortesía y la confrontación serena de ideas. Con algunas excepciones. Desde el Gobierno, varios testigos de las intervenciones lamentan que la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, volvió a desmarcarse y a protagonizar los momentos más tensos del cónclave. “No queremos nada, dejen en paz a Madrid”, llegó a decir en un foro multilateral por definición, como es la Conferencia de Presidentes, y ante la estupefacción general de los asistentes.

Intentó el Gobierno mover ficha con la política de vivienda. Pedro Sánchez invitó al conjunto de presidentes autonómicos a “que hagan uso de la Ley de Vivienda, cuyas herramientas están dando buenos resultados allí donde se aplican y están contribuyendo a reducir el precio de los alquileres”, en referencia a Catalunya.

También invitó al consenso para reformar la Ley del Suelo con el objetivo de acelerar la construcción de viviendas asequibles, así como “adaptar la normativa actual al reto del cambio climático”. Y propuso blindar “el carácter público y social de las viviendas financiadas con recursos públicos de forma permanente e irreversible, para asegurarnos que el parque público de vivienda asequible siga creciendo y llegue al 20% que tienen los países europeos más avanzados en este tema”.

En materia migratoria Sánchez hizo un llamamiento urgente a poner solución a la crisis de gestión que afronta Canarias con los menores no acompañados. Y pidió “acordar de una vez una solución compartida al problema del reparto de los menores no acompañados a través de criterios objetivos, apelando a la solidaridad” interterritorial, después del fracaso de las negociaciones a tres bandas entre el PSOE, el PP y el gobierno de Canarias por la negativa de los populares a reformar la ley de extranjería en los términos que plantea el Ejecutivo. El presidente canario, Fernando Clavijo, que admitió su decepción por la falta de cualquier tipo de acercamiento, propuso que el Gobierno implante por decreto un reparto entre autonomías.

Y también se abrió el melón de la financiación autonómica. Introducido en el orden del día por los presidentes del PP, llamados por Feijóo a hacer frente común contra Sánchez en esta materia, el debate sobre la reforma del sistema se entremezcló con el de la condonación de la deuda autonómica comprometida por el Ejecutivo. De hecho se puso fecha a un Consejo de Política Fiscal y Financiera para abordar ese punto, y todas las autonomías fueron convocadas a una reunión en enero.

Los presidentes del PP, un bloque poco homogéneo

Los presidentes autonómicos del PP llegaron a Santander con la lección aprendida. Todos y cada uno de ellos han denunciado en las últimas semanas la supuesta falta de trabajo previo a la Conferencia y la ausencia de “documentación” y “propuestas concretas” que poder debatir y, en su caso, acordar en la reunión.

Una queja que todos repitieron a la salida en sus respectivas comparecencias ante los medios al finalizar la Conferencia. “No ha tenido mucho contenido”, dijo el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, quien lamentó no “conocer la letra pequeña” de las propuestas lanzadas por Sánchez.

El propio líder del partido, Alberto Núñez Feijóo, recogió el lamento en un mensaje en redes sociales: “Se dedica más tiempo y más esfuerzos a preparar las reuniones en Waterloo que ésta”. Lo dijo después de que hubiera trascendido el encuentro de Junts y PSOE en Suiza.

Los barones del PP plantearon su rechazo a negociar una quita de deuda si esta medida pactada por el PSOE con sus socios catalanes no va acompañada de una reforma integral del sistema de financiación. “Quiere que todos paguemos el exceso que han hecho los separatistas”, dijo el castellano y leonés Alfonso Fernández Mañueco. También el gallego Alfonso Rueda lamentó que fuera “el único compromiso” concreto que lanzó Sánchez, con fecha además para abordarlo.

Todos pidieron también que la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera anunciado para enero vaya más allá de la deuda y aborde un nuevo sistema de financiación autonómico. Es ahí donde el PP pierde su unanimidad, ya que cada comunidad tiene necesidades diferentes y, por tanto, propone soluciones distintas. Moreno y el murciano Fernando López Miras señalaron en sus intervenciones que su situación es “límite”. El andaluz reclamó enjugar la “deuda histórica” que, según sus cálculos, suma 1.500 millones de euros anuales desde 2009. 

Pero este viernes apareció un nuevo elemento en Santander. El presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, reclamó una quita de deuda específica para su comunidad. Una vieja reivindicación que ahora gana peso, ya que el alicantino la planteó como medida para aliviar la situación catastrófica de València por la DANA del pasado 29 de octubre.

El resto de barones secundaron su petición. Algunos como el aragonés Jorge Azcón reprocharon que Sánchez no hubiera lanzado una propuesta concreta sobre la deuda valenciana que pudiera ser votada, pese a que Mazón la presentó sobre la marcha en la reunión.

Enfrentamiento Illa-Ayuso

Uno de los momentos más tensos en la reunión de presidentes se ha dado entre el presidente catalán, Salvador Illa, y la madrileña, Isabel Díaz Ayuso. “No acepto lecciones de quienes practican la insolidaridad fiscal”, dijo el primero sobre la segunda, sin mencionarla.

No hizo falta. Ayuso reconoció luego haberse “dado por aludida” y arremetió contra el presidente socialista. “Nos hablan de los privilegios de ser los ricos, de que nosotros hacemos ingeniería, ‘dumping’ fiscal, cuando eso no es cierto”, aseguró en declaraciones a los medios. Ayuso reivindicó su “autonomía”, que dijo que “no respetan”. “Nosotros tenemos nuestra política fiscal. Y yo he llegado un momento en el que pienso que es mejor que Madrid empiece a no pedir nada, solamente que la dejen en paz”.

La presidenta madrileña reivindicó en Santander sus triunfos electorales: “Nos han dado una amplia mayoría para gestionar así nuestra propia Hacienda”.

Preguntado por si tuvo que contestar a los reproches de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, a la nueva financiación catalana, Illa fue fiel a su estilo y evitó los reproches abiertos, si bien quiso dejar clara su posición en defensa del nuevo modelo.

Según Illa, en el encuentro de presidentes “ha habido unas pocas manifestaciones” abiertamente críticas con la financiación singular catalana, a las que el president contestó que se trataba de “comentarios hechos desde el desconocimiento y que faltaban a la verdad”.

SMI, empresas madrileñas y “agricultores extremeños”

Ayuso hizo en su turno una impugnación total de las políticas del Gobierno en su intervención ante los presidentes, y llegó a criticar que el salario mínimo interprofesional sea el mismo en todo el territorio. O que sea tan alto, en su opinión.

“El salario mínimo no debería ser igual para un agricultor extremeño que para un empresario de Madrid”, dijo la presidenta a puerta cerrada. “La vida en Madrid es diferente a la del resto de autonomías”, añadió. 

Posteriormente, ya ante la prensa, Ayuso matizó sus propias palabras. “Lo he leído en algún diario digital y no lo he dicho así”, comenzó. Pero luego añadió: “La realidad de cada uno es muy distinta. Una gran empresa, una multinacional, con sus dificultades puede incrementar un salario mínimo por imposición. Pero esto, a un agricultor o a un ganadero, a un autónomo, y especialmente en algunas comunidades autónomas, les hace papilla”. “Lo que digo es que tengamos en cuenta que hay peculiaridades por sectores, por regiones”, reconoció, para luego insistir: “No he dicho en ningún momento que haya un salario mínimo por comunidades”.

Al paso de la frase salió la presidenta extremeña, María Guardiola, quien sostuvo que lo dicho por Ayuso “tiene todo el sentido”, aunque apostilló que “podía haber puesto el ejemplo de agricultor madrileño”. Guardiola dijo que “el esfuerzo de un agricultor o un autónomo no es el mismo que el del dueño de una gran corporación”. Pero ni ella ni Ayuso ofrecieron una alternativa y pidieron que la decisión sobre el SMI cuente siempre con el aval de la patronal.

La reunión concluyó sin un solo acuerdo. Ni siquiera en materia de inmigración. El presidente canario, Fernando Clavijo, se presentó en Santander con una propuesta de última hora para desbloquear el traslado de menores migrantes a la Península firmada también por el lehendakari. Pero Clavijo se encontró también con el rechazo de todas las regiones. 

El único punto positivo resaltado por unos y otros fue que se haya recuperado la normalidad de que todas las partes asistan a este tipo de reuniones. Y todos mostraron su predisposición para volverse a reunir en 2025 en el mismo foro, esta vez en Barcelona. Un mínimo entendimiento que llevarse a la boca entre tantos desacuerdos aparentemente insalvables.

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