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Ayllón, Bermúdez de Castro y Hernando, en las quinielas para ser el portavoz del PP en el Congreso

José Antonio Bermúdez de Castro, en una imagen de archivo.

Luz Sanchis

El ascenso de Alfonso Alonso a ministro deja libre el puesto de portavoz en el Congreso y los diputados del PP hacen quinielas sobre quién será su nuevo jefe de filas. Alonso, que ha acudido a despedirse a la Junta de Portavoces, ha explicado que le queda “hablar con un par de personas” y que espera que el nombre se conozca pronto. Alonso ha sonreído cuando se le ha preguntado si su relevo estaba entre los que le acompañaban a la Junta, en referencia a José Antonio Bermúdez de Castro, su número dos.

Los miembros del grupo popular le sitúan como un probable sustituto de Alonso, aunque barajan más nombres. Los de José Luis Ayllón, actual secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, y el diputado Rafael Hernando. El movimiento ideal, según algunos, sería que Ayllón pasara a portavoz del grupo y que el relevo natural de Alonso, su número dos en el Congreso, heredara el cargo de Ayllón.

A favor de Ayllón no solo está su juventud y su talante moderado, también el hecho de que sea catalán. “Sería una buena jugada porque trabaja bien y un portavoz catalán es lo que necesitamos ahora”, en referencia a las tensas relaciones entre el Gobierno y la Generalitat y la necesidad de contar con personas con capacidad de diálogo. Entre sus bazas más importantes, la de ser miembro del llamado grupo o clan “de los sorayos”, que es como los periodistas se refieren informalmente al círculo de personas más fiel a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.

Los que defienden a Ayllón como apuesta perfecta destacan de Bermúdez su capacidad de trabajo y de negociación, aunque reconocen que es más partidario de la segunda fila que de tener una proyección pública como la que obliga la portavocía en el Congreso: “Se agobia con eso y no es bueno, aunque no lo haría mal”.

El nombre de Rafael Hernando también sale en las quinielas de los diputados. Hernando, cercano y con buenas relaciones con los medios de comunicación, es uno de los diputados que menos miedo tiene a micrófonos y cámaras y que más se ha prodigado en tertulias y programas de televisión, una exigencia que Mariano Rajoy ha hecho a todos los suyos para que den la cara y se esfuercen en vender los logros del Gobierno y del PP.

En su contra, Hernando tiene un perfil muy bronco, ha protagonizado varias polémicas y ha ejercido de agitador en varios debates parlamentarios. Su elección no se entendería como una apuesta por el entendimiento y el diálogo con el resto de los grupos. Suyas son las declaraciones de que varios familiares de víctimas del franquismo se han puesto a buscar los cuerpos por las subvenciones. Hernando se negó a pedir perdón y el caso llevó a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica a querellarse contra él aunque el Tribunal Supremo acabó resolviendo que no hubo delito.

Otro episodio más antiguo, en 2005, hizo que estuviera a punto de dar un puñetazo a Alfredo Pérez Rubalcaba. Una tensa Diputación Permanente sobre el incendio de Guadalajara en el que murieron once personas estuvo a punto de convertirse en un ring cuando el socialista hizo un gesto con la mano al conservador indicando que tenía “mucha cara”. Hernando, diputado por Guadalajara, se enfureció y quiso pegarle. Se encargaron de sujetarlo Eduardo Zaplana y Ángel Acebes.

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