Fran Hervías, un superviviente en la corte de Inés Arrimadas

Ciudadanos sigue manteniendo en los órganos de dirección del partido al que fue número tres de Albert Rivera, Fran Hervías (Tossa de Mar, Girona, 1983). El todopoderoso secretario de Organización de la ejecutiva de Rivera ha logrado sobrevivir a sus numerosos detractores y, para sorpresa de algunos y contrariedad de otros, el pasado 3 de mayo entró a formar parte del Consejo General gracias al apoyo del ex secretario de Finanzas, Carlos Cuadrado, que tras la V Asamblea general ha conseguido también reforzar su poder en la nueva dirección como vicesecretario general. “Fran conoce demasiado bien el partido y les conviene tenerlo dentro”, asegura uno de los dirigentes que formó parte de la anterior dirección.  

Mientras Hervías encontraba acomodo en la lista  de Arrimadas para ocupar una de las 125 plazas del máximo órgano del partido entre congresos, la nueva presidenta de Ciudadanos se negaba a integrar a los representante del sector crítico que lideró durante las primarias el vicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea, con el que ahora Arrimadas ha sellado la paz tras las heridas que se abrieron entre ellos en aquel tenso proceso interno. Los intentos de los críticos de hacerse un hueco en este importante órgano de dierección chocaron con la oposición de Cuadrado que fue el que se encargó de trasladarles la negativa de la propia Arrimadas. De la anterior etapa riverista también se mantiene como miembro del Consejo General Miguel Gutiérrez, que fue secretario general del grupo parlamentario.

Tercera 'resurreción' del 'señor Lobo'

Esta es la tercera 'resurrección' de 'señor Lobo', el apodo que los militantes de Ciudadanos le pusieron hace tiempo a Hervías por ser el encargado de hacer la 'limpieza' interna en el partido cuando surgían conflictos. La mano férrea con que ha dirigido su área le ha granjeado muchos enemigos.

Hace seis meses el ex secretario de Organización anuncio su dimisión en una sentida carta, siguiendo la senda marcada primero por Albert Rivera, y luego por varios miembros del núcleo duro de su antigua ejecutiva, como el ex secretario de Comunicación, Fernando de Páramo; el número dos, José Manuel Villegas —quien, no obstante, continuó hasta la celebración de la V Asamblea—, o el exportavoz parlamentario, Juan Carlos Girauta, que acaba además de abandonar la militancia muy enfadado por el giro estratégico de Inés Arrimadas. 

Aquel sentido adiós había sido precedido de una furibunda campaña en Twitter en su contra por parte de sus numerosos detractores que le responsabilizaban de la debacle que había sufrido el partido el 10N y le exigían que tuviera la misma “dignidad” que Rivera y los otros miembros de la Ejecutiva y se marchara del partido.

En aquella carta, que corrió como la pólvora entre una incrédula militancia, Hervías aseguraba que ponía “punto y final” tras varios años al frente de Organización, una etapa de la que decía sentirse “orgulloso”. Pero dejaba entrever que no descartaba volver: “Personalmente, estoy a disposición de mi partido para seguir aportando mi granito de arena, para que Ciudadanos siga siendo un partido fuerte, unido, con una única voz y anteponiendo siempre el interés de España y los españoles al de las siglas políticas. Juntos volveremos a conseguirlo”, afirmaba.

Pese a todo, fueron muchísimos los compañeros de filas que mostraron sus condolencias por su abandono, le agradecieron los servicios prestados y le desearon “mucha suerte”. 

Pero su marcha, como muchos intuyeron, solo fue ficticia. Apenas unos días después el presidente del Consejo General, Manuel García Bofill, anunciaba que Hervías formaría parte de la gestora que acaba de ser nombrada para preparar la próxima Asamblea General extraordinaria, la de la sucesión de Rivera, que de no haber sido por el estallido de la pandemia del coronavirus, se habría celebrado a mediados de marzo. Hervías volvía así a llevar las riendas del área de Organización hasta que se celebrara el cónclave. 

En ese tiempo se encargó de eliminar cualquier vestigio del sector crítico que había empezado a manifestar su desacuerdo con el modelo de partido que propugnaba Arrimadas.  El 14 de enero, después del Consejo General más tenso que se recuerda en Ciudadanos, la gestora destituía al asturiano Ignacio Prendes y a la castellano-manchega Orlena de Miguel, dos de los críticos que aún mantenían sus cargos como portavoces autonómicos. La decisión desencadenaba una fuerte tensión interna que culminaba a última hora de esa misma tarde con la renuncia de Igea como secretario de Programas de Ciudadanos de Castilla y León. Tras él se sucedieron otra cadena de dimisiones en esa región. Fuentes cercanas a Igea apuntaron hacia el secretario de Organización, Fran Hervías, como autor de una “purga” entre los críticos.

Una vez celebrada la V Asamblea General, que al final ha tenido que realizarse de forma telemática, el cargo de Hervías como responsable de Organización de la gestora caducó. Pero el 'señor Lobo' sigue resistiendo y ha entrado en la nueva dirección. Y con un “misión cumplida” lo celebraba en Twitter.

Pero su ambición parece que va más lejos. Según ha publicado El Confidencial, el ex secretario de Organización aspira ahora a ser senador autonómico por la cuota que le corresponde a Ciudadanos del Parlamento de Andalucía. Aunque Hervías es catalán de nacimiento y milita en Madrid, está muy vinculado a esa comunidad. Fue diputado por Granada —escaño que no logró revalidar el 10N— y su mujer, Virginia Millán, también ocupó un escaño por Sevilla, de donde es natural y donde ambos contrajeron matrimonio. 

Ciudadanos tiene ahora dos senadores autonómicos en representación de Andalucía: Mar Hormigo, la secretaria de Organización regional, y el diputado por Córdoba, Fran Carrillo. Uno de los dos tendría que renunciar para ceder el escaño a Hervías. Y la batalla que esta vez tiene que librar para conseguir su objetivo va a ser más dura que las anteriores porque tiene enfrente al propio vicepresidente de la Junta, Juan Marín, al que no le gustan los manejos que se trae Hervías para reforzar el poder de su círculo en Andalucía.