El líder del PSC, Miquel Iceta, ha reclamado hoy un Pacto de Estado para Cataluña, que enmarque la acción a largo plazo del Estado independientemente de qué partido ocupa el gobierno en cada momento, con el fin de “resolver el problema de fondo” catalán, más allá de la aplicación del 155.
“¿Alguien duda de que la relación entre Cataluña y el resto de España es un asunto de trascendencia? ¿Debemos resignarnos a que el único acuerdo de Estado sea la aplicación del 155, que si bien permite el retorno a la legalidad no resuelve el problema de fondo?”, ha planteado en una conferencia esta tarde en el madrileño Club Siglo XXI.
Iceta ha subrayado que con su propuesta no pretende “reclamar privilegio alguno, ni romper la igualdad de derechos entre todos los españoles, ni quebrar la soberanía nacional”.
A su juicio, hay algunos elementos que contribuirían a ese Pacto de Estado como reconocer las características singulares de la sociedad catalana, su identidad nacional y su vocación de autogobierno y no pensar en “contentar a los independentistas”, sino en “seducir a una amplia mayoría”, que ha cifrado en torno al 70 u 80 por ciento.
Tras recalcar que trabaja por evitar que el Senado tenga que votar el viernes las medidas del 155, ha dicho que para eso basta con que Puigdemont “vuelva a la legalidad convocando unas elecciones”, pero que a él le “gustaría más aprovechar el trámite para in extremis iniciar el dialogo político que llega cinco años tarde”, ya que las elecciones “no son una solución milagrosa”.
En su opinión, si Puigdemont hiciera eso, sería recibido “con alivio por mucha gente” en Cataluña y en el resto de España, que quieren rehacer los puentes de diálogo.
“No hago pronósticos, pero los socialistas catalanes y españoles vamos a luchar hasta el último segundo para conseguir una solución acordada”, ha prometido.
Aunque ha señalado que a él le gustaría un acuerdo que incluyera una consulta sobre la reforma constitucional, no ha descartado otras opciones.
Iceta ha dicho que habría que “negociar a fondo” las 46 demandas planteadas por Puigdemont a Rajoy en abril de 2016, ya que salvo la demanda relativa al referéndum, los socialistas ven posibilidades de acuerdo en una gran mayoría de ellas.
Habría también, ha señalado, que desarrollar el Estatuto de Autonomía vigente e, incluso, a través de las oportunas reformas legales, abordar algunas de las cuestiones que el Tribunal Constitucional consideró que no podían ser objeto de regulación por parte del propio Estatuto de Autonomía.
El pacto incluiría abordar la negociación del sistema de financiación autonómica, un plan de inversiones en infraestructuras estratégicas, con el Corredor Mediterráneo y el servicio ferroviario de Cercanías, y profundizar en el reconocimiento de la lengua, la cultura y los símbolos de Cataluña con la aprobación de una Ley Orgánica de reconocimiento y amparo de la pluralidad lingüística de España.
También ha propuesto asegurar la presencia de Cataluña y de las culturas catalana y aranesa en la UNESCO, a través de la representación española en ese organismo y reconocer la importancia estratégica y simbólica de Barcelona, como gran capital catalana, española y europea, y sede de la Unión por el Mediterráneo.
Por último, Iceta ha hablado de la necesidad de impulsar la reforma federal de la Constitución, que desde su punto de vista -el del catalanismo federalista- debería recoger lo que él llama “las cuatro erres”.
Estas “erres” son la del reconocimiento de las aspiraciones nacionales de Cataluña y de los derechos históricos, la de reglas de reparto competencial que mejoren el autogobierno reconociendo las competencias que recogen singularidades y hechos diferenciales, la de recursos, con un sistema de financiación que recoja el concepto de esfuerzo fiscal y ordinalidad y la figura de los consorcios tributarios, y la de representación, a través de un Senado o un Consejo Federal.
Iceta, que se ha declarado comprometido con la propuesta de soluciones y de alternativas inclusivas que eviten los frentismos, ha defendido que un Pacto de Estado sería bueno para Cataluña y para España y proporcionaría “confianza”, “argumentos” y “esperanza” a quienes, como él, combatir políticamente el secesionismo.